Mucha risa produce la historia de los discos duros presuntamente destruidos o borrados del gerente del PP, el sorprendente señor Bárcenas, del que nadie sabía nada hasta que estalló el caso Gürtel en el año 2009. Y lo gracioso es lo grotesco de las actuaciones del partido al que pertenece o que le pertenece al señor Bárcenas desde antes de llamarse como ahora se llama, es decir, desde que el PP era un partido nasciturus en el seno materno del partido AP formado por miembros dirigentes de la cúpula funcionarial de la dictadura franquista para ejercer de partido de la democracia neonata en aquellos años, que quedó al parecer en nonata. Al cambiar de marca dijeron haberse vuelto centristas, demócratas e incompatibles con la corrupción, los hechos lo desmienten punto por punto pero eso es otra historia o más bien cuento chino.
El caso es que el señor Bárcenas, en millonaria nómina del partido por aquellas fechas aunque aparentemente no relacionado con el mismo desde hacía ya dos años se llevó en el mes de octubre de 2012 los ordenadores a un técnico que extrajo el disco duro e instaló otro con copia de lo que había en el anterior. Cosa lógica dada su situación y lo que se veía venir, pero que el partido no pensaba que pudiera realizar por pagarle de manera oculta un sueldo de un par de cientos de miles de euros al año. Cuando todo se destapó y ya estaban rotos todos los puentes entre el señor Bárcenas y el resto del partido, le cambiaron la llave del despacho que tenía cedido en la sede del mismo y le impidieron el acceso por lo que aparentemente no pudo acceder a sus ordenadores a partir de entonces. Se habían tragado el anzuelo con el cebo hasta los hígados.
Y para darle más credibilidad al cuento, corrió el señor Bárcenas a poner una denuncia por los hechos reclamando que le fueran devueltos los ordenadores que le habían sido incautados. Con una increíble velocidad para su paso habitual la justicia madrileña corrió a sentenciar que como el presunto despacho era una sala de reuniones, no era un despacho y por lo tanto nada había sucedido, y los ordenadores, si eran del partido no eran del señor Bárcenas, así que aquí paz y allá gloria, asunto archivado. La sentencia era lógica porque al parecer los ordenadores no eran propiedad del señor Bárcenas si no del partido que era quien los había pagado y por lo tanto eran propiedad de lo que ahora ellos llaman "la empresa" porque para lo que conviene se es "institución" y para lo demás negocio empresarial. Negocio consistente en vivir del dinero de los contribuyentes, finalidad empresarial imposible de justificar por demanda del mercado al ser su producto nada.
Así que con el archivo de la denuncia en la mano, el partido se declaró feliz y dijo que los ordenadores quedaban bajo su custodia. Pero he aquí que cuando el juez pidió que los entregaran para revisar su contenido, los presuntos custodios matizaron que previamente habían destruido el contenido de los discos duros en cumplimiento de una ley que no sólo no dice que haya que hacerlo si no que justamente dice lo contrario. Parece mentira que tantos de ellos sean abogados del estado, como la señor Cospedal o la Saénz de Santamaría, y gente con estudios de Derecho como es requisito para ser, por ejemplo, Registrador de la Propiedad, como es el señor Rajoy. A saber de qué vale tener sus estudios de leyes si luego entienden las leyes al contrario de lo que pone el texto legal. Dejar legislar a tales personajes no puede dar nada bueno por tener todos el cerebro tan invertido que entienden sensu contrario.
Y ahí empieza el espectáculo grotesco del tradicional esperpento español, entregan los ordenadores y en uno de ellos no está ni siquiera el disco duro. Una pequeña máquina de los 90 con un par de Gigas de disco de los cuales sólo uno es usable para datos, y cuyos conectores permiten enchufarle la disquetera externa, el CD o la tarjeta para ponerle un par de puertos USB. Cierto es que el juguete venía generalmente con un pequeño conversor del puerto serie a USB, pero todo esto lo ignoraba el portacoz del partido que salió en los medios a decir públicamente que no se podía conectar un pendrive a la máquina por carecer del puerto de marras. A veces hacerse el tonto demasiado puede provocar que uno demuestre que no se lo hace si no que lo es. Hasta hay un chileno que vende uno con los adaptadores y todo como se puede ver en este anuncio. Pero es lo mismo, la mentira para consumo de bobos se larga y luego a correr, siempre habrá tontos que se crean lo que les dicen porque así lo desean. Son cosas de la fe que mueve montañas de estupidez y estulticia.
Y se cerró la trampa, porque el partido que custodiaba los ordenadores le dijo el juez que no sólo había borrado los datos, que podrían ser recuperables aunque hubiera sido por formateo de las unidades si no que los habían destruido. Y sin duda los discos duros los sacaron de los ordenadores por no ser el original el que estaba en el Mac y por no estar ya dentro del viejo y enano Toshiba, pero pruebas de que hayan sido destruidos no han aportado, sólo de que fueron desinstalados de los ordenadores y uno de ellos reemplazado por un nuevo disco con contenidos ajenos a la contabilidad del partido. Menuda custodia de material informático ha venido a ser como dejar a un pederasta encargado de cuidar a un par de niños pequeños. Es evidente que las acciones realizadas por el partido no han sido de custodiar ordenadores con pruebas si no de destruir las pruebas. Que ellos mismos decían que demostraban su inocencia; tiene cojones lo profundamente tontos de solemnidad que pueden ser algunos. Esto es la prueba de que los que tienen luces y conocimientos sin duda están en el paro y los bobos en el poder. Sin duda es una dictadura hereditaria de los más estúpidos y así van las cosas.
El abogado defensor del señor Bárcenas, insigne miembro del pulpo gurtelero con sus mil tentáculos populares en todas las administraciones controladas por la banda, ha rematado la faena al contar que su defendido es quien tiene el disco duro original con toda la información porque ordenó extraerlo del ordenador en octubre, sin duda se refiera el Mac, porque lo del otro es evidente que cabe en un pendrive barato. Toda esta paja mental es a cuenta de unos datos manuscritos que es lo que tiene más guasa. El juez sin duda quería comprobar si los apuntes contables de la contabilidad B del partido llevados a mano habían sido escaneados y copiados en el viejo Toshiba, lo cual nada tiene que ver con que los apuntes contables sean o no del señor Bárcenas, cosa al parecer demostrada ya. Puro mamoneo a cuenta de unos apuntes anotados a mano y sobre papel. Pero la trampa ha funcionado y los tontos han caído.
Ahora ya sabemos que el señor Bárcenas tiene los libros de cuentas originales y todo el resto del material que estaba en el disco duro que mandó extraer, el del Mac, con vídeo y fotografías de visitantes a la sede del partido y a saber con qué más, como grabaciones de audio, porque todos sabemos que para cosas de multimedia los Mac son lo mejor sobre todo si la alternativa es un mini ordenador con Windows 95 y 32 Mb de RAM. Y que posiblemente clonó el contenido en el disco nuevo instalado que usaría de cebo. Por eso cuando en el partido accedieron al contenido del mismo ordenaron que se extrajera y se instalase uno nuevo para destruir el que creían que era el original siendo una copia. Parece que en este partido el único con dos dedos de frente era el señor Bárcenas y los demás unos listillos enchufados sin las más mínimas luces. En idioma callejero parece que se la ha metido doblada a todos ellos a la vez.
Ahora la actuación de destrucción de lo que creían que eran pruebas les pone en una situación tan insostenible que optan por el "silencio administrativo", no les da la gana hablar del tema porque no pueden decir nada sin cubrirse hasta la coronilla como cuando los pagos en diferido como simulación que eran en realidad una nómina descomunal a un imputado por corrupción. Lago habrá que hacer para que no puedan acceder a ser elegidos los estúpidos en España. Por cierto, murió el periodista Manuel Martín Ferrand y casi no fue ni noticia.