Revista Cultura y Ocio

Los vientos huracanados en la historia de Sevilla

Publicado el 09 febrero 2014 por Biojavi
Sevilla, como todas las ciudades del mundo, sufrió a lo largo de su historia grandes huracanes, torbellinos y tornados. El hecho, a veces, quedó registrado en las actas capitulares de su cabildo, en las partidas sacramentales de sus parroquias o en los libros de sus eruditos. Otras se silencian, porque en pasados siglos no existían los diarios de información y los anales de la ciudad no reflejan todos los acontecimientos que deberían ser reseñados. Tomamos hoy el testimonio que nos dejaron las obras de Francisco de Borja Palomo, Justino y Gaviria, Guichot y Parody, Ortiz de Zúñiga y Francisco Ariño.

Los vientos huracanados en la historia de Sevilla

Antiguo yâmûr
de la Giralda.

El terrible huracán, acompañado de temblor de tierra, que se desencadenó sobre Sevilla el día 24 de agosto de 1396, produjo infinitos daños en la población; uno de los más sensibles fue el de haberse tronchado la gran espiga que atravesaba por el centro las cuatro esferas que remataban el alminar de la antigua mezquita árabe, las cuales, perdiendo su equilibrio y desprendiéndose de su eje, se precipitaron en el vacío, haciéndose pedazos contra el pavimento formado por la gran azotea de la atalaya.
El 22 de junio de 1594 tuvo lugar un gran temporal de aire y polvareda sobre Sevilla. El hecho sucedió entre las tres y las cuatro de la tarde. El fenómeno se repitió a la misma hora el 22 de julio. causando grandes destrozos en las torres y campanarios de la ciudad. El 20 de octubre de 1603 sobrevino una gran tempestad de aire, desde las cinco de la tarde hasta las once de la noche. Y el 21 de marzo de 1608 se originó una tormenta de viento sobre la capital de Andalucía, fenómeno que se repitió el 13 de marzo de 1651.
Quizás, el documento más curioso lo encontramos en el archivo de la iglesia de Omnium Sanctorum, donde en una partida del 11 de febrero de 1626 se dice que "un viento con la mayor pujanza que se ha visto en nuestros tiempos, motivó daños por valor de muchos millones de maravedíes; por causa de él murieron algunas personas y quedaron destruidos gran parte de los tejados de las casas de la calle de la Feria."
La mayoría de los escritores antiguos de nuestra ciudad relacionan estos huracanes, torbellinos y tornados con hechos históricos que tuvieron lugar por aquel tiempo como partos de príncipes, viajes regios, guerras o calamidades públicas. Uno de ellos, Montes de Oca, hace coincidir el terremoto del 1 de noviembre de 1755 con un viento huracanado "que sembró el pánico y el miedo en la ciudad, que miraba cómo se movía, agitada como una palmera, la parte superior de la Giralda".

Los vientos huracanados en la historia de Sevilla

Tuba fotografiada en la Isla de la Cartuja en 2005.
Fuente: Blog Tormentas y Rayos, de J. L. Escudero.


Pero no solo en las leyendas y mitos de la ciudad permanece imborrable el recuerdo de las inclemencias meteorológicas. El 27 de diciembre de 1978 se produjo un tornado en el aeropuerto de Sevilla. Entonces se clasificó como uno de los más potentes acaecidos en España desde que se tienen registros. Este tornado, de magnitud 3 en la escala de T. Fujita, destrozó por completo el aparcamiento de la terminal del aeropuerto y dañó varios coches que se encontraban estacionados. Uno de los camareros del avión-bar del aeropuerto lo contaba entonces así para ABC: "El cielo se puso negro y oímos un fuerte silbido. Vimos cómo aquello venía hacia nosotros. De pronto, nos envolvió, rompió los cristales y tiró el avión". Efectivamente, el aparato había sido arrancado de los soportes de cemento que lo sujetaban y había roto igualmente unas agarraderas metálicas que reforzaban el ensamblaje. Yacía a varios metros de distancia de la cafetería. Las ruedas estaban mirando hacia arriba y estructura aparecía rota hacia la mitad.
Según la nota de prensa del Departamento de Meteorología del aeropuerto de San Pablo, la ola violenta de viento pasó por las inmediaciones a las 11:45. Se formó -dice la nota- en la base de un cúmulo-nimbo, un remolino de aire semejante a un pequeño tornado. La velocidad del viento en cabecera de pista era en ese momento de treinta y siete nudos. El efecto de succión del fenómeno meteorológico sobre barógrafo fue de 1,2 mm. El observatorio meteorológico no ha podido apreciar el fenómeno en toda su magnitud, ya que el recorrido del remolino se ha efectuado a lo largo del trayecto comprendido entre la terminal y la carretera general.

Los vientos huracanados en la historia de Sevilla

Destrozos causados por un tornado en El Viso del Alcor.Fuente: www.iuelviso.org

No sólo la capital sevillana parece darle una buena razón al hermanamiento con Kansas City. En la provincia, estos fenómenos no son para nada anormales. Un tornado F-2 provocaba daños materiales en Gilena el 15 de agosto de 1996, días después del desastre de Biescas, mientras que el 4 de noviembre de 2012 otro tornado hacía su acto de aparición en los municipios de Mairena y El Viso del Alcor, a 28 km de la capital.

Por último, comentar que en los últimos quince años se han producido en Sevilla capital rachas de viento superiores a los 100 km/h. El 22 de enero de 2013, los anemómetros de la Agencia Estatal de Meteorología registraron la cifra de 103,7 kilómetros por hora en el aeropuerto de San Pablo como racha máxima. Este registro no se alcanzaba en la capital desde el 31 de diciembre de 1998. Aquel día soplaron vientos de 115 kilómetros por hora. La fuerza del aire derribó el muro del antiguo del Bazar España, que cayó sobre una parada del autobús causando la muerte a cinco personas que esperaban la llegada del transporte público en la avenida de Miraflores. 


Fuente: ABC.

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