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Los virus que respetan la vida de las mujeres y son más agresivos en hombres

Publicado el 28 enero 2017 por Jal

Como virólogo tengo que explicarles a mis alumnos por qué unas personas son más susceptibles que otras a las diferentes infecciones, ya sean víricas o bacterianas. Por qué, también, unas razas o ciertas regiones de nuestra pequeña Aldea Global son más propensas a ciertas enfermedades que otras. La respuesta, no es simple. Por una parte hay componentes personales, es decir, que nuestro sistema inmune, o nuestra genética sea puntualmente mejor –o peor- para soportar infecciones víricas, por ejemplo. También hay componentes ambientales globales, como que el clima de determinadas zonas permita una mejor expansión de los patógenos, unido, también, a componentes genéticos poblacionales de esas zonas. Vamos, muchos parámetros para hacernos más o menos sensibles a este bicho o aquel monstruito microscópico. Ahora, además, un nuevo estudio aporta una visión, desde el punto de vista del virus, mucho más inteligente…

Pero antes de contaros el trabajo en sí, permitidme que os escandalice un poquito: tenemos mucho respeto –yo el primero-, por los virus, pero no debemos olvidar que existimos, seguramente, gracias a ellos. La interacción durante millones de años con ciertos virus, como los denominados endorretrovirus, ha permitido un flujo genético en ambas direcciones, permitiendo la evolución animal, hasta tal punto que se piensa que la placenta, algo que nos define como mamíferos, se pudo formar gracias a la intervención de genes virales. Pero volviendo al día día, también es notorio que muchos virus tienen preferencia por uno de los sexos. Bacterias como la de la tuberculosis o virus como el del papiloma, el Epstein-Barr o el HTLV-1 parecen causar más estragos en hombres que en mujeres, aunque se infecten los dos sexos con más o menos en la misma proporción. ¿Por qué? Pues una investigación con el último virus mencionado, HTLV-1, parece aportar una idea nueva y ciertamente llamativa.

El trabajo, publicado en la prestigiosa Nature Communication parte de la observación de que la infección por este retrovirus humano, el Virus Linfotrópico de Células T Humanas o HTLV-1, en Japón, progresaba entre 2 a 3.5 veces con más frecuencia a Linfoma de Célula T de Adulto –ATL- en hombres que en mujeres. Sin embargo, cuando la infección era en el Caribe, no había diferencias entre ellos y ellas…

El estudio lo han llevado a cabo investigadores de la Escuela de Ciencias Biológicas de la Royal Holloway University, en Londres, con participación del español Francisco Úbeda. En el trabajo, los autores comentan que el mayor índice de fatalidad ante ciertos virus en señores que en señoras, no se debe, como se creía, a diferencias en el sistema inmune, sino a que, y esto me parece sorprendente, los virus prefieren mantener a las mujeres vivas para, así, garantizar el paso a la descendencia, bien por contagios durante el embarazo, el parto o la lactancia…

Estamos ante afirmaciones, como decía al principio, llamativas que tienen que ser científicamente contrastadas. De momento, se piensa que en Japón, donde hay más tradición de lactancia infantil prolongada, con respecto a las mujeres caribeñas, el virus ha evolucionado para causar menos daño a la mujer infectada a fin, como he comentado, de que la madre transmita su carga infecciosa a la descendencia, algo que el virus no ha tenido que estudiar, claro está, en el hombre. En el Caribe, donde al parecer la lactancia ocupa menos tiempo, el virus no tiene preferencia por dañar más a un sexo que a otro. Se trata de un proceso evolutivo muy estrecho entre el virus y su huésped al margen del sistema inmune, como antes se creía. Un acto, éste de la virulencia diferencial por sexo, de inteligencia suprema para un organismo que, oficialmente no tiene categoría de Ser Vivo…


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