Revista Infancia

#LosCasi2: “Ni me visto ni me cambio”

Por Patadita Paloma Micó @pataditablog

Siempre me dijeron que cuando los bebés cumplen un año comienzan a no dejarse vestir ni cambiar el pañal.

No me dijeron nunca cuando termina esa etapa.

Este proceder por parte de Lucy comenzó incluso antes del año de edad, cuando ya su envergadura era tal, que el cambiador, el cuál creo limitaba sus movimientos bastante y ayudaba a vestirla, no nos servía para su uso original y aunque jugando, cantando y riendo, claudicaba y ayudaba, pronto tuvimos que perseguirle por toda la casa.

Mi intención era que al invitarle a hacerlo, solo ofreciendo mi ayuda, al final tendría más predisposición a vestirse "ella sola".

Pero qué va. Ni intención ni ganas.

A veces, cuando ve que sacas del armario ropa y zapatillas de deporte, se le ilumina la cara al tiempo que lanza un emocionado "¿Paque?"(¿parque?), y si tu respuesta es afirmativa (que suele serlo), su exaltación es tal que participa un poco más en la tarea de equiparse para ir a la calle.

Pero ese entusiasmo también se ha ido apagando y ahora se hace el peso muerto que da gusto: ha pasado de la resistencia a emperifollarse, a realizar una sentada (tumbada más bien), para mi desesperación y la de mis cervicales que no pueden más de levantar peso.

Intento tener calma, ser paciente, repetir de diferentes maneras que hay que vestirse porque vamos a tal o cual sitio, que va a haber x cosas que nos van a gustar y que para poder ir hay que vestirse, que mamá se ha vestido o se está vistiendo...

¿Y el cambio de pañal? Si el cambio de pañal "de los cargaditos" se convierte de repente en un "¡No no no!" como suele expresar Lucy su descontento, puede acabar en un cambio de ropa entera e incluso en la bañera.

Le he enseñado la derecha y la izquierda, siempre en ese orden, y cuando le pido un brazo o una pierna, a veces se calma y las ofrece. Debe ser que el hecho de saber identificarlas (de aquella manera) le gusta.

Pero hay veces que nada resulta y cuando el reloj apremia o la paciencia acaba porque el cansancio es grande, acabamos con Lucy llorando y pataleando, y yo vistiendole en contra de su voluntad, con un cabreo enorme y sintiéndome fatal por haber llegado a esa situación.

Eso sí, cuando quiere, que suele ser cuando no debe, se despelota por completo ella sola.

¿Cómo solucionar este problema?

Creo que consiste en darle más autonomía, conceder tiempo para que se haga a la idea, para que consiga aprender a vestirse y desvestirse. En hacerlo algo divertido y que realmente no se sienta como una muñeca a la que visten: Hacerla parte activa de ese momento. Un poco como hicimos con el BLW. Pero por ahora esto no funciona.

Es lo que intento hacer todo el día, intento adelantarme y le voy diciendo lo que vamos a hacer, igual que cuando estamos en el parque que llevo 20 minutos avisando que nos vamos a tener que ir y hemos logrado irnos sin llantos. Pero a Lucy no le gusta nada que la vistan.

Tampoco tiene curiosidad o intención en vestirse todavía, o puede que yo no esté enseñándole bien o alimentando su autonomía como debiera.

Dicho esto, solo podemos tener paciencia y esperar. Supongo que como con todo, llegará un momento en que ella sola quiera vestirse e incluso no permitirá que le ayude, que elegirá la ropa que se pone y entonces entraremos en una etapa nueva.

¿Cómo lo hacéis en casa?

¿Os funciona algún cuento, canción, juego?


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