Revista Coaching

Love commandos

Por Soniavaliente @soniavaliente_

El otro día, el presentador de un concurso se apiadaba de una concursante que hablaba bien de su marido, diciendo “Qué rica, aún está enamorada”. Un recurso vacío y fácil, tan solo posible en un país bendecido por abundancia donde un tercio de la verdura y pan frescos acaban en la basura. Como la mitad de los matrimonios.

El mismo día, leía las palabras de Risto Mejido dedicadas a su pareja. Hablando de lo afortunado que se sentía al haberla encontrado porque alguien no supo quererla. O no quiso. O la quiso mal.

Y es que el amor está en los ojos del que mira, como un filtro maravilloso, que afortunadamente nadie más comparte. Después ese filtro, prisma o venda, un día se cae. Quién sabe por qué. Y de repente la persona se muestra ante nosotros tal como es. Desnuda, absurda y vulnerable. Y se elige dejar de amarla. O quererla aún más.

Ahora, imaginen sus vidas con una pareja impuesta. Por su religión, casta, complexión física o carta astral. En la India, la Constitución recoge desde 1978 el derecho a casarse libremente. Aún así, más del 90% de la población está atrapada por su destino: la miseria moral. Si unos jóvenes deciden casarse, con todo en contra, probablemente sea denunciada a la policía por una de las familias. O ambas. Él acusado de falsa violación y acabe en la cárcel. O ajusticiado.

Love commandos

El equipo de la ONG Love Commandos en Delhi

Para evitarlo, nacen los Comandos del Amor, una ONG que en Misión del Amor, ayudan a los jóvenes indios a casarse, los ocultan y mantienen en un lugar seguro lejos del peligro: sus familias. Los Love Commando llevan funcionando 6 años y subsisten gracias a donaciones internacionales. Reciben, una media de 300 llamadas diarias. Ahora imaginen la cara del líder del comando cuando alguien de los protegidos les vaya con el cuento de “no eres tú, soy yo…”


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