Revista Cultura y Ocio

Ludi famis (II)

Por Eltiramilla

Ludi famis (II)Si el mes pasado me explayé explicando la parte mitológica de los Juegos del Hambre, esta vez nos trasladaremos a Hesperia para hablar de la otra gran inspiración de Suzanne Collins: los juegos de gladiadores de la antigua Roma. Sus orígenes se encuentran en Etruria, y en principio se realizaban para honrar a ciudadanos ilustres o guerreros fallecidos. Los romanos primigenios las asimilaron y el primer combate entre gladiadores del que se tiene constancia se realizó en el siglo III a.C. en el Foro, por tres parejas de combatientes. Generó tal admiración entre el público que el Senado los tuvo que incorporar dentro de los espectáculos públicos.

El gladiador medio era un esclavo, un prisionero de guerra, o simplemente un condenado a muerte, y en algunos casos podían ser atrevidos (o locos) que se metían al oficio en busca de fama y fortuna. Ah, y que no se me olvide, también se han encontrado pruebas de que las mujeres también tuvieron su presencia en la arena. Las similitudes ya se van viendo: si bien los habitantes de los distritos más pobres no son esclavos o prisioneros de guerra o condenados a muerte de palabra, sí que lo son de hecho, pues viven a merced del Capitolio, sufren en sus carnes las consecuencias de ser los perdedores de una guerra que ocurrió hace 76 años y los que salen como tributos están condenados a una muerte casi segura. Luego tenemos a los profesionales que vienen de sectores más cercanos al Capitolio, que se presentan voluntarios en busca de fama y fortuna tras haberse entrenado durante toda su vida para este evento.

En la antigua Roma también había escuelas de gladiadores, obviamente, y su funcionamiento nos recordará mucho al período de preparación que los tributos deben pasar antes de entrar en la arena. A su cargo estaban los lanistae, que se ocupaban de que los gladiadores que estaban a su cargo estuviesen bien cuidados y alimentados. La dieta que seguían era vegetariana y bastante monótona, consistente sobre todo en grandes cantidades de cebada y alubias con el fin de que desarrollaran una buena capa de grasa que los protegiera de cortes y golpes. También comían fruta seca y ceniza, porque se pensaba que esta última los fortalecía. Además, tenían doctores que cuidaban de sus heridas y de los que recibían hasta masajes para que pudiesen aguantar el duro entrenamiento diario (en el que empleaban espadas de madera para que no hubiera heridas graves).

En general, no se puede decir que los gladiadores vivieran mal, aunque la principal razón de que fueran atendidos tan bien era el dinero, pues el lanista era ante todo un empresario. También tenían la opción de comprar su propia libertad, una ventaja de la que que no gozan los tributos de Collins. Éstos, al igual, entrenan durante un tiempo (dos semanas, a no ser que se trate de un profesional que lleva toda su vida preparándose para este momento), tienen la oportunidad de engordar durante ese mismo período y disponen de un grupo médico que se encargará de que estén sanos (y guapos) para la arena y las entrevistas previas. Además, tienen a su disposición un mentor que los guíe en todo lo referente a los Juegos, que en este caso se tratará de un viejo ganador de su distrito.

Cabe aclarar, sin embargo, que la mortalidad de los gladiadores no era tan alta como se pudiera esperar, puesto que como ya hemos dicho, el lanista era más que nada un empresario que invertía en estos combatientes tiempo y dinero que no le gustaría echar a perder. Así que en muchos casos se les perdonaba la vida y cuando se les mataba en la arena era más que nada para paliar su sufrimiento en el caso de que las heridas fuesen muy graves. Durante la época de Augusto lo normal era que los combates no acabasen en muerte, aunque tal final había sido lo común durante los primeros años de los juegos, en siglos anteriores. Por lo que incluso en este respecto los gladiadores tienen más suerte que los tributos.

Más elementos que Suzanne Collins ha tomado como inspiración para sus Juegos de Hambre son las inundaciones que a veces provoca el Capitolio (tomadas de las naumaquías o combates navales que se celebraban en el anfiteatro), el uso de los mutos o el desfile con el que los tributos llegan al Capitolio, muy posiblemente haciendo referencia a la pompa con la que los gladiadores entraban a la arena y saludaban al público. Además, y para que no se me olvide, hay muchos tipos de gladiadores, y Finnick es una referencia clara a uno de ellos: el reciario. Estos iban equipados sólo de una red, un puñal y un tridente, a la manera de un pescador cualquiera. También estaba el sagittarius, que como su nombre indica, era un arquero.

Pero las referencias no se quedan ahí y el próximo mes hablaré de unas pocas más pertenecientes a los Juegos mismos y otras al mundo de Collins en general que seguramente se le hayan escapado a muchos lectores no tan familiarizados con el mundo clásico.


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