Lumbalgia, cómo tratarla

La lumbalgia es un síntoma doloroso muy frecuente y común, que todos hemos experimentado en alguna ocasión en nuestra vida, y que recordamos acompañado de un intenso dolor incapacitante. La Dra. Belén Aranda explica algunas nociones básicas sobre la lumbalgia crónica y su tratamiento.

Me duele la espalda doctor, ¿qué es lo que me ocurre?

La lumbalgia es un síntoma doloroso muy común en la población general y supone una de las primeras causas de baja laboral. La espalda está sometida a mucha tensión y sobrecarga en nuestra vida diaria. Nos sentamos de una manera inadecuada, hacemos sobreesfuerzos sin tomar precauciones, etc. 

Además, el sedentarismo favorece la debilidad de la musculatura abdominal y lumbar que actúa a nivel protector.

Es muy importante identificar la causa y el origen del dolor, para poder establecer un tratamiento adecuado, y descartar aquellas causas graves, que por otro lado son las más raras y menos frecuentes, que pueden ser un signo de que haya una enfermedad sistémica severa o que pueda necesitarse una cirugía.

Las causas más frecuentes de lumbalgia suelen ser:

• Dolor de origen articular: originado en las articulaciones facetarias o de las vértebras. Se produce por sobrecarga de las mismas (escoliosis), o por desgaste o deformidad (espondiloartrosis).
• Dolor radicular: dolor irradiado, normalmente hacia las piernas, por inflamación de una raíz nerviosa, normalmente por compresión de origen discal.
• Dolor miofascial: dolor por sobrecarga o contractura de los músculos de la cintura pélvica y lumbar, como son el psoas iliaco, el cuadrado lumbar y el piramidal.
• Estenosis de canal: dolor originado por estrechamiento congénito o adquirido del canal lumbar, donde se encuentra la médula espinal.
• Dolor de origen sacroiliaco: dolor originado en la articulaciones sacroiliacas, que son el punto de unión entre la columna lumbar y las caderas.

¿Qué puedo hacer doctor, hay tratamiento?

Cuando los episodios de lumbalgia son repetidos en el tiempo, y el dolor permanece durante semanas, de manera continuada, es indicativo de que el dolor se ha cronificado y que será necesario llevar a cabo una serie de medidas y tratamientos más específicos que deben ser cumplidos de manera adecuada, orientados desde nuestra consulta de la Unidad de Dolor.

Primero, se debe tener una vida menos sedentaria, hacer ejercicio físico moderado, adaptado a cada paciente, como la natación o tonificador como el pilates. Así también, se debe llevar una alimentación sana y equilibrada, de manera que el paciente consiga un peso corporal adecuado.

Después, estableceremos un tratamiento farmacológico orientado a paliar y aliviar el dolor, ya sea de origen articular, muscular o nervioso, mediante fármacos como los analgésicos, miorrelajantes, antidepresivos, anticonvulsivantes, e incluso, en aquellos casos en los que el dolor sea de intensidad severa, medicamentos derivados de los opioides. Todos estos fármacos juegan un papel muy importante en la transmisión y modulación del dolor y en los mecanismos que se establecen a nivel del sistema nervioso y que son los responsables de su cronificación.

Finalmente, cuando esto no es suficiente, se lleva a cabo otra serie de tratamientos, intervencionistas ambulatorios, no quirúrgicos, que son realizados en la Unidad de Dolor. Así, empleando técnicas como la inyección de medicamentos (corticoides, anestésicos locales, toxina botulínica), o la aplicación de radiofrecuencia (pulsada y convencional), sobre las estructuras implicadas en el origen del dolor o próximas a las mismas (nervios, músculos, articulaciones, espacio epidural, etc.) conseguimos aliviar la lumbalgia de los pacientes que acuden a nuestra Unidad de Dolor.