Revista Coaching

Luna nueva…

Por Mbbp

LUNA NUEVA…

Era una noche oscura, como tantas otras de luna nueva, en la que las estrellas aprovechaban el manto negro de la noche para brillar en la bóveda celeste. El gato sabía que, en esa noche tan mágica como todas, no debía esperar que saliera su luna, sino sentirla en su corazón, como habitualmente hacía! Había aprendido a disfrutar de su encanto y su luz a ratos invisible y, no obstante, sentir igualmente el amor en lo más profundo de su Ser, donde estaba siempre ella

Muchos seres humanos no son capaces de sentir la luna ni su amor, sin ver su reflejo de luz en los tejados o en el sereno lago o en la playa desierta, pensó el gato, pobres humanos que solo disfrutan de lo que ven sus ojos! Y es que él hacía tiempo que había aprendido a cerrarlos y ver la vida con color, incluso en una negra noche sin luna, como ésta…

Y en ella era capaz de distinguir la sonrisa de su amada reflejándose en la cara luminosa de la luna, aunque pareciera ausente. Y su sonrisa franca y resplandeciente  le hacían sentirse bien, pues al gato le gustaba verla siempre feliz, como él se sentía feliz con ella

Y, una vez más, subió a su tejado, sigilosamente. Se encaramó a la cornisa más alta y, desde allí, de un ágil salto, llegó al mejor lugar desde donde recibir el máximo influjo de su luna. Y se estiró sobre sus tejas y cerró sus ojos para contemplarla bien y sentirse una vez más junto a ella!

Y soñó, como cada noche con o sin luna hacía! Y soñó estar junto a ella, su amada, a la orilla de ese lago plácido o en esa playa infinita de arenas suaves, donde las caricias se prolongaban y se hacían eternas, provocando nuevas y placenteras sensaciones, fundiendo sus respectivas Almas en una sola y magestuosa, como ambos eran. Y soñó una vez más en esa su piel blanca, deseada e iluminada por la luna, que invitaba a saborearla con dulzura. Y soñó en esa brisa cálida de la primavera eterna que él había traído consigo hasta allí donde nace el arcoiris, donde ella estaba y le aguardaba, en silencio…

Y soñó que la luna enigmática y hoy invisible velaba su amor, callada y a oscuras, pero bien atenta. Y se sintió feliz por estar con ella, por haber sabido sentirla profundamente, sin la luna, incluso en su ausencia! Y se sintió contento y privilegiado de saber que, estuviera donde estuviera, la sentía en su propia Alma, donde habitaba su amor verdadero y esa paz que encontró en ella! Y soñó que, tal vez algún día, abriría sus ojos para soñar mejor, como cada noche, pero ya junto con ella

 

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