Revista Coaching

Luna nueva, de primavera

Por Mbbp

LUNA NUEVA, DE PRIMAVERA

Como cada noche mágica, el gato se vistió con sus mejores galas y subió a su tejado, esperando compartirla con su luna. Pero sabía que esa noche aún no vería la luna, porque era nueva… y, con el tiempo, ella debía renacer para sentirse plena. Aún recordaba los días pasados desde la última luna llena de invierno, que ambos compartieron dulcemente y con deseo! Pero, en esa mágica noche de primavera, la luna sería, una vez más, invisible… para los demás! Había aprendido a compartir cada noche con su amada luna, aunque estuviera en silencio y sus ojos no pudieran verla como a él le gustaba. Pero su corazón la sentía cerca igualmente…

Como tantas otras noches en que la luna no se veía, el gato disfrutaba de su compañía y de su incondicional amor por ella! Se estiraba entre las tejas y permanecía inmovil, sintiendo el mágico influjo de la luna y toda su energía! Cerraba sus ojos y podía sentir en su pelaje la suave caricia de la luna que, poro a poro, se introducía en él y llegaba hasta su corazón, recordándole que, amándola, se sentía cada día más vivo…

Y en una noche como aquella sin luna, sólo, en medio de la oscuridad total y sin sombras en los tejados, se entregaba al ritual de adorar en silencio a su luna, sintiéndola profundamente en su interior, donde ella ya estaba. Le encantaba soñar que veía a su luna sonriente que le guiñaba el ojo demostrándole su amor silencioso y su complicidad, de siempre. Y es que eran ya muchas lunas llenas y vacías, pero siempre presentes, las compartidas con amor, silencio y complicidad, entre ambos!

Pero esta noche especial era ya de primavera y, además de presentir a su luna invisible en su corazón, sus sentidos percibían también el olor a húmedo del campo verde, la dulce fragancia de las flores que lo adornaban e incluso podía sentir el suave tacto de la piel de ella, blanca e iluminada. En el lago cercano -o imaginario, no lo sabía- el agua apenas se movía, esperando paciente a que llegara la luna y se reflejara. Pero el gato sabía que, aún presintiéndola en su corazón inquieto, esa noche su luna no se reflejaría plateada, como cuando llegaba plena, mágica y radiante! El agua permanecería tranquila y oscura, como la propia noche! Ya que la luna, durante una noche como ésta, solo podía ser vista y sentida en el interior de quien la amara…

Y es que el gato había aprendido que, aún siendo invisible esa noche de la recién estrenada primavera, su luna brillaría igualmente e iluminaría su corazón, hasta entonces sumido en tinieblas! Había vivido sin ella gran parte de su solitaria historia y, sin embargo, en cuanto entró en su vida ya sabía que estaría en ella para siempre, aunque en algún momento fuera invisible a sus ojos! Y, aunque a ratos disfrutaba de su soledad en el ya viejo tejado que tantas noches había compartido con ella, su corazón la sentía siempre cerca… y eso le entusiasmaba y seguía soñando en su deseado y mágico encuentro!

Él sabía que muchos otros gatos subían cada noche a los tejados como él, pero no eran capaces de sentirse amados por esa luna tierna, huidiza y silenciosa, como era su amada luna! Y es que su luna era única y especial, ya que solo podía verse y sentirse desde el corazón! Solo con su amor de verdad el gato era capaz de amarla y, a la vez, de sentirse amado, aunque ahora fuera en silencio y a distancia… en cualquier plácida noche, aunque ella aparentemente no estuviera!

Y a la luna, desde lejos y en silencio, le gustaba sentirse por fin amada y admirada por su gato enamorado, mientras todos los demás seguían buscándola en el cielo de esta especial noche oscura de primavera, sin ver nada! Porque ella sabía bien que en su Alma sosegada, tras la noche oscura pronto nacería un nuevo amanecer, feliz, luminoso y bello!

Quiet Nights Of Quiet Stars (Laura Fygi)

 

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