Macanudo 7: encuentros dulces , tiernas aventuras

Ricardo Liniers presenta su séptimo episodio de Macanudo, la recopilación de tiras cómicas publicada por Reservoir Books que siempre hacen la delicia de las mentes aniñadas, sin variaciones en su estilo que más que repetitivo es una autoexploración de su mundo que en estas pequeñas dosis se hacen un soplo de energía positiva que llega para hacer eco desde dentro.

Con ese punto justo de inteligencia e infantilismo capaz de desmontar las barreras de las gentes adultas de cualquier tipo, sería un placer entrar en este séptimo volúmen de Macanudo sin conocer previamente su obra. Y así descubir su propuesta espiritual ante la vida pudiendo dosificarla con sus seis anteriores trabajos perfectos para los días muy pesados y llenos de cosas de la gente mayor Un compensador para la seriedad y el mundo de responsabilidades de efectos automáticos. Una correa de transmisión de ingenuidad y apoyo a la vida cándida que cure en espanto de civilización.

O un filtro que más nos valdría aplicar de vez en cuando en nuestras relaciones humanas. Que animen a la risa y también al respeto. A hablar del mundo mágico que existe dentro de nuestras cabezas y del que no hablamos por miedo a ser tomados por pueriles. Ese “think outside the box” que tienen los niños y que tanto vende en libros con situaciones en las qu les vemos desarrollarlo, pero que no se respetaría en un adulto, y se le tacharía de “tarado”.

Liniers, el conejo más prolífico del mundo empezó en 2003 a publicar unas recopilaciones llamadas Macanudo, de las tiras que publicaba en el periódico argentino La Nación. Cada nueva entrega de Macanudo es una porción (fuertemente inspirada en historietas de Mafalta o Tintín) de inocencia que, aún en tu mundo de madurez, te podrás permitir. Son pequeñas aventuras colmadas de ilusión y conducidas por personajes como Madariaga, Fellini y Enriqueta, Martincito y Olga, los pingüinos, los pájaros, duendes con gorro, Oliverio y un siempre bigger than life El misterioro hombre de negro.

Después de cada tomo de Macanudo te queda el regusto del buen recuerdo, y dos o tres de sus viñetas te seguirán por lo menos durante unos meses. No sólo sirve de recordatorio, sino también de contraste creativo frente a tus propias ideas (si de algo se ha de reconocer a Liniers es de tener un mundo muy personal). Un potencionador de la inventiva por la mezcla de texturas.

Un lugar donde los sentimientos, pensamientos e ideas toman cuerpo físico, y es más fácil hablar de tú a tú con ellos, y moldear la concepciones que de ellos tenemos. Donde reina el diálogo, donde los entes comparten un lenguaje universal, y el hombre es capaz de resolver sus dudas a base de preguntas y respuestas. Pese a todo, siempre cabe espacio para el misterio y lo onírico, y donde hay viñetas que parecen escritas para parecer garabatos de ideas que podrás o no desarrollar. Hay una interacción fácil, pero otra oculta y más difícil con los libros del genio de Liniers.

Esther Miguel Trula

Más publicaciones - Facebook