Revista Opinión

Malenconía por el cierre del Rex

Publicado el 20 agosto 2019 por Manuelsegura @manuelsegura

Malenconía por el cierre del Rex

Hay palabras en nuestro rico idioma que nunca deberían desaparecer por causa de su desuso. Una de ellas es malenconía, un término muy utilizado tiempo atrás en zonas de España como Cantabria o Salamanca para referirse a la melancolía. Ahora que se ha muerto la octogenaria actriz Encarna Paso, aquel amor de juventud del profesor Albajara en ‘Volver a empezar’, la película con la que en 1983 José Luis Garci obtuvo un Oscar, he reparado en esa hermosa palabra.

Al cineasta le sugirió la idea de esta película su amigo, el crítico cinematográfico Alfonso Sánchez, sobre aquellos jóvenes eternos. Garci se puso a escribir el guion y a elegir a los actores. Escogió a Antonio Ferrandis, quien por aquel entonces popularizó al personaje de Chanquete en la serie televisiva ‘Verano azul’, como ejemplo del intelectual que se exilia tras la Guerra Civil y vuelve a España enfermo, para despedirse de sus amistades, entre otros, de su primer amor, Elena, a la que daba vida Encarna Paso. Garci la eligió para el papel como exponente de los amores que nunca envejecen. Hay una frase demoledora en el guion que dice mucho de eso: “Solo se envejece cuando no se ama”.

Para María Zambrano, la melancolía era una manera de tener. Entendía esta pensadora que era “la manera de tener no teniendo, de poseer las cosas por el palpitar del tiempo, por su envoltura temporal. Algo así como una posesión de su esencia, puesto que tenemos de ellas lo que nos falta, o sea lo que ellas son estrictamente”. O sería como la felicidad de estar triste, que dijo Víctor Hugo

El impenetrable Hitchcock decía que para él, el cine eran cuatrocientas butacas que llenar. Malenconía produce el cierre de un local como el Rex, en pleno corazón de la ciudad de Murcia. Sus propietarios alegan que no es rentable mantener una plantilla con una sola pantalla. Era acaso el último mohicano, superviviente de aquellos que no resistieron la llegada de los centros comerciales y sus salas ultramodernas. El Rex aún conservaba el encanto de los cines de antaño, donde las películas sabían de otra manera, cuando había acomodador con linterna, cantina variada y moqueta gris.

El gran Ettore Scola, que nos legó delicias como ‘Una jornada particular’, con lo mejor de Mastroianni y la Loren, definió el cine como un espejo pintado. Cierra un cine y algo se cierra en nuestro interior. No sé si también en nuestra alma, si es que la hubiera. Es, quizá, la melancolía que nos fluye a borbotones. Nada será como ayer. Ni mejor ni peor, pero seguro que distinto. O la belleza, que habrá desertado de las pantallas, como sentenció Brian de Palma

[eldiario.esMurcia 19-8-2019]


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