Revista Diario

Mamá quiero un amigo

Por Belen
Mamá quiero un amigo -¡¡¡Mamá quiero un amigo!!!-, estas han sido las palabras pronunciadas por mi hijo después de una larga y aburrida mañana en casa.
Por fin está mejor, por fin las placas de las anginas ceden y la fiebre se ha ido. Ha costado, llevamos desde el viernes así. Lo que creímos que sería un catarro sin más, ha resultado ser, una vez más, un proceso de placas, anginas y fiebres a tutiplén. Más de lo mismo. Ya la primavera pasada nos las hizo pasar canutas, el comienzo del curso y el otoño inminente no iba a ser menos. Cosas normales de niños, como su pediatra dice, y es cierto. Mi madre me cuenta que a mi me pasó igual, que tuve una temporada de placas y fiebres, y un día desaparecieron y no regresaron. Espero que ese día llegue pronto para mi hijo.
Pero hoy aún era pronto para ir al colegio. Ayer tarde aún tenía fiebre, y aunque no tuvo durante la noche sabíamos que algún pico podía aparecer aún, necesitaba descanso y tranquilidad. Un mañana más en casa le vendría bien para recuperarse del todo y coger fuerzas. Y además, las placas ahí siguen aún, supongo que puede contagiarlas. Así que aquí hemos estado mano a mano mamá y el peque.
Reconozco que he sido un poco tramposa, tenía un plan, un plan que ya elaboré al final del pasado curso, allá por mayo. Y es que por las mañanas uno no se puede divertir mucho con mami, porque si se divierte, lo de ir al cole no le va a convencer. Y más ahora, que ha faltado en pleno proceso de adaptación, hacía falta seguir con ese plan. No le he hecho mucho caso, no he jugado mucho con él, y como era de esperar se ha aburrido muchísimo. Además es el cuarto día de estar en casa sin mucho que hacer, es normal que se hartara.
Yo me he dedicado a hacer la comida, a mis quehaceres rutinarios, a hablar con alguna amiga que otra por teléfono, y él se ha desesperado. Lo he hecho aposta, lo reconozco, pero ha funcionado. A eso de la una de la tarde ha venido llorando a mi diciendo: -¡¡¡Mamá quiero un amigo!!!, quiero un amigo con quien jugar-.
Pobre mío, y es que hasta en la consulta del médico ayer tarde, según llegó se fue con un niño a jugar y aunque nos hicieron esperar, él estaba feliz. Necesita niños, amiguitos, ¡¡colegio!!. Así que ha sido mi ocasión, nos hemos sentado, le he consolado y secado sus amargas lágrimas y le he explicado que el jueves de nuevo irá al cole, con su profe, con sus compañeros y así no se aburrirá, aprenderá mucho y llegará a casa contento para comer. Ha sido la única manera de calmarle.
Me ha dado penita verle tan triste y frustrado, pero es una pena relativa, creo que haber estado malito le ha venido hasta bien para su adaptación al colegio. Ya ayer tarde al salir de la consulta del médico me preguntó por qué no había ido con su profesora al cole. Le expliqué que cuando se tiene fiebre hay que quedarse en casa. Me escuchó atento y pensativo, y después me dijo que ya estaba casi bueno y podría ir pronto. ¡¡Tiene ganas!!, y solo por eso estoy más que satisfecha.
Mañana tendremos que faltar también, ya sabéis, la cita del odontopediatra, así que creo que el jueves no habrá problema para entrar a clase. O igual sí, pero sé que se le pasará enseguida y saldrá feliz, contento.

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