Manicomio nacional.

Desde que en el 2012 se inició la movida independentista he comparado varias veces la forma en que el Reino Unido y Canadá solucionaron sus problemas de secesión con la casa de locos que se ha montado en España, y con conclusiones que solo pueden ser sumamente insultantes para este país.

Estoy absolutamente convencido que quizás con la sola excepción de algún miembro de Podemos, en Madrid no hay ni un solo político que esté realmente interesado en solucionar el problema de Catalunya porque la forma en que el problema catalán proporciona muchos votos es reventándolo. Toda la estrategia del PP desde las firmitas contra Catalunya del 2006 se basa en captar los votos de la catalanofobia y utilizar el problema catalán para camuflar su inmensa corrupción, tanto la corrupción referida al robo descarado como la referida al secuestro y apropiación del Poder Judicial.

El problema catalán no se soluciona con cloacas ni insultos y difamaciones y por supuesto tampoco con prisioneros políticos, y muchísimo menos exigiendo al independentismo el cumplimiento estricto de las leyes, cuando los que lo exigen continuamente se hacen sus necesidades fisiológicas sobre la Justicia y utilizan y aplican las leyes tergiversando y modificando lo que haga falta hasta adaptarlas a sus intereses, hasta el extremo que el único parecido entre el decreto de aplicación del 155 y el texto del artículo en la Constitución es que ambos están escritos en castellano.

Desde los últimos días de enero se han producido varios ejemplos de las cloacas franquistas con que Madrid se enfrenta al problema catalán. En primer lugar el auto por el que el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena negaba la libertad a Joaquim Forn dejaba bien claro que se trata de presos políticos porque la conclusión es que lo mantiene en la cárcel por independentista, argumento que ha repetido con Jordi Sánchez, calificación de presos políticos que se reconfirma cuando una multitud de importantes juristas afirman que los delitos de que se acusa a los líderes independentistas no tienen ninguna base jurídica.

Como para confirmar las cloacas el Ministro de Justicia anunciaba que en un par de meses el Tribunal Supremo inhabilitará a la primera línea del independentismo, tanto los exilados como los que están en prisión, los que están imputados en libertad y los que están por imputar, un procedimiento, por cierto, que la Ley aplica a casos de terrorismo. Si alguien hubiese pedido al Ministro Catalá que llevase a cabo una inmensa demostración de su dominio y control del Poder Judicial no habría podido hacerlo mejor.

Pero por más barbaridades que ocurran en la cloaca franquista, y por más evidente que sea la inmensa corrupción del PP, el último resultado de encuestas publicado por el CIS vuelve a situar al PP como partido más votado y a C’, el PP corregido y aumentado, los que tenían que acabar con la corrupción pero están asociados y apoyando a los más corruptos de Europa, como el partido que más ha crecido en intención de voto. Obreros votando la peor de las derechas. Lo más curioso es que en la misma encuesta resulta que la corrupción sigue siendo uno de los asuntos que más preocupa a los españoles. No hay quien entienda un país contradictorio que además trata con mucha más dureza y desprecio un secesionismo pactista y pacífico que otro que se apoyaba en el terrorismo con cerca de mil víctimas en su haber.

Adjunto dos gráficos sacados de Facebook que creo que definen muy bien el caos y lo absurdo de este país, y un chiste de Ferreres, que ha sido despedido del Periódico precisamente por chistes como este que es un retrato perfecto de la Justicia en España.