Manos traslúcidas en fiebre de olvido

Emilia, joven, frágil, lucha por demostrarle a los demás y a sí misma que puede ser una buena madre a pesar de todo (a pesar de las drogas, la persecución policial, la ausencia del padre de la hija). Mariana, su hermana, cree poseer las virtudes maternales de las que carece (según ella) Emilia, pero la reaparición recurrente de su oculto pasado se encarga de enturbiar esa imagen puritana y responsable. Juan, dealer del conurbano, novio de Emilia y padre de su hija, huye de la policía (¿y de algo más?) y en su huída no dudará en aprovechar los deseos, los temores y las ambiciones de las dos hermanas.Con reminiscencias brechtianas, las voces de los actores interrumpen la acción para anticiparnos un destino que une a los personajes en la desesperación y la soledad. Escena tras escena, el clima de tragedia va creciendo, apoderándose del ambiente. El espectador persistirá, desde luego, en la esperanza del final feliz. Pero, ¿hay final feliz posible en la vida marginal y desolada de nuestros personajes?Podría escribir largamente sobre las virtudes de Manos traslúcidas... Podría hablar, por ejemplo, de las interpretaciones desgarradoras del elenco, o del magistral recurso al material audiovisual como soporte escenográfico y, sobre todo, narrativo. Pero a la obra le sobran tantos argumentos, que prefiero que hable y se defienda por sí sola.Excelente Dramaturgia y dirección: Gabriel Fernández ChapoElenco: Emilia Romero, Juan Mako y Mariana Ortiz LosadaTeatro: Teatro del Pueblo, Av. Roque Saenz Peña 943Reservas: 4326-3606Localidades: $50, estudiantes y jubilados: $25 (si se escribe a manostraslucidas@gmail.com dan 2x1)