Revista Libros

Manuel azaña

Publicado el 07 enero 2011 por Anarod
Con el tiempo, he ido conociéndome un poco más a mí misma y, aparte de comprender, he aprendido incluso a soportar (me).
Por ejemplo, leer de manera caótica. De joven, imposible hacerlo así; ahora sé que, cuando sucede, cada vez más a menudo, es síntoma inequívoco de saturación. Y como quien requiere una bocanada de aire fresco cuando siente ahogarse, así yo paso de una lectura a otra que no tiene nada que ver.
O, una variante de esa táctica, leer simultáneamente no ya más de un libro, sino media docena, por ejemplo.
O que me impongan las lecturas, sea por obligaciones sea por devociones.
Y así, ahora que reconstruyo los últimos retazos de este 2010 recién liquidado, recuerdo que acababa de encontrarme con don Manuel Azaña en la novela de Javier Pérez Andujar (“Todo lo que se llevó el diablo”, Tusquets), que se abre con una escena en la que Manuel Azaña y Luis Bello conversan sobre la involución sucedida a raíz de los sucesos de octubre del 34, afirmando el propósito de actuar y “defender a la República de la desnaturalización a la que están sometiéndola”, prosiguiendo en el empeño de formar un pueblo conocedor de sus valores, un auténtico pueblo consciente de sus necesidades y aspiraciones, protagonista y defensor de un ideal nacional, para lo cual, entre otras cosas, impulsan las Misiones Pedagógicas (que es de lo que, en gran medida trata esta novela)
MANUEL AZAÑA
Pues bien, acababa de tropezar con don Manuel Azaña cuando al poco me llegan de Alcalá (¿de dónde, si no?) dos espléndidos libros debidos al buen hacer de mi querido amigo Jesús Cañete. De uno, habló recientemente Enrique Vila-Matas en El País: la Antología Negra de Blaise Cendrars traducida por Manuel Azaña y ahora felizmente recuperada.
El otro libro me acompañó a ratos durante unos cuantos días. No porque no se pueda leer de corrido sino porque no es recomendable hacerlo de ese modo, dado que se trata de una Antología de artículos sobre Manuel Azaña (también editados y prologados por Jesús), publicados en El País entre 1976 y 2010, y firmados por un admirable elenco de escritores, intelectuales, historiadores, periodistas… Azúa, Santos Juliá, Joaquín Estefanía, Juan Marichal, Ferrater Mora…
No es posible ni siquiera un escuálido resumen del retrato de Azaña que va emergiendo en la lectura de estas páginas, que abordan la impar figura desde perspectivas varias o atendiendo a diversos elementos de la actualidad (impagables los textos que replican al intento de apropiación indebida de Manuel Azaña por parte del Partido Popular y su caudillo en hacia 1994, con una imborrable página de Vázquez Montalbán), y que en su conjunto revisan su talla política, denuncian el olvido o reivindican el referente moral e intelectual que para la gobernanza de España supuso Azaña.
MANUEL AZAÑA

Y es que, como es sabido, acabamos de dejar atrás un año en el que ¿se conmemoró? el 75 Aniversario de la muerte de Manuel Azaña. Y el centenario de la de Tolstoi
Y estamos en el que inaugura idéntica efeméride en Valle-Inclán.
Pero no es por eso por lo que empecé a releer a Valle estas Navidades sino porque Espasa-Calpe ha sacado dos espléndidos tomos de su Narrativa Completa, con un prólogo de Darío Villanueva.
MANUEL AZAÑA
Me enfangué directamente en el ciclo novelesco de “El ruedo ibérico”, y claro, es la bendición de los clásicos (alianza y condena), que ofrecen sucesivas y renovadas lecturas. Pero de Valle-Inclán he de hablar con calma en una ¿inminente? Entrada. Ahora sólo quiero apuntar cómo, en mis divagaciones y especulaciones derivé también hacia otro tomo de don Ramón
MANUEL AZAÑA
MANUEL AZAÑA

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