Revista Humor

Marcha atrás (parte uno de dos)

Por Yonblo @yonblo

MARCHA ATRÁS (PARTE 1 de 2)

Si alguien pensaba que en deporte todo estaba “inventado”… se equivoca. Y digo esto porque el domingo tuve conocimiento de una marcha atlética muy peculiar que se disputó el pasado mes de septiembre. ¿Y por qué digo peculiar?; pues porque la disputaban animales no mamíferos, y para más inri… ¡en sentido inverso!, osea saliendo de la meta en dirección a la salida, hablando claro: DE CULO o DE COLA, según se mire. Fue en el tramo de una carretera comarcal soriana, la que une el pueblecito de Alaló con Berlanga del Duero, población ésta última, de monumental castillo. Me contaron que tras el aguijonazo inicial del escorpión al pobre ratón, salieron los participantes en una auténtica “marcha atrás”; el saltamontes saltando a la inversa, pero ¡ah!, tramposo, girándose en el aire para no “pegársela”; la araña tapándose los ojos con los pelos para disimular su verdadero camino hacia delante, y el gusano poniendo cara de culo, que bien es verdad lo que cuesta distinguir la cara y el culo de un gusano. Y el caracol, claro… en la cuneta vomitado de tanto empujar la vivienda. Y visto el panorama de triquiñuelas, la lucha en el último tramo estaba clara: el cangrejo de mar, un auténtico experto en ir a contracorriente (ya sea de lado o hacia atrás) y el ciempiés, por su abusivo poder “extremo”, fueron dejando “delante” al resto. Pero decididamente, el triunfo final iba a decantarse por el cangrejo, ya que el ciempiés había perdido en la última curva su decimonovena zapatilla, y andaba renqueante. Cuando apenas faltaban unos diez metros para la “meta salida” el cangrejo de mar divisó una pancarta, casualmente del patrocinador de la prueba atlética: Marisquería La Demócrata. Después de detenerse a contemplarla y quedar absorto y patidifuso, decidió indignado que, se tenía que solidarizar con sus compañeros de familia y especie, y abandonar la prueba. La puntilla para tomar tal decisión fue cuando vio a dos bellas mantis religiosas y un escarabajo pelotero que le esperaban en el podium, con un objeto metálico que brillaba, y que parecía no ser una medalla precisamente. Al sentirse en peligro...

(continuará)


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