Revista Cultura y Ocio

María Pita, los Lunnis y yo

Publicado el 15 mayo 2017 por Tomas
El mundo de la infancia me es bastante ajeno, por lo aún acabo de enterarme que en el programa "Los Lunnis" del canal de televisión pública Clan TV, existe una sección llamada "Lunnis de leyenda" en la cual su presentadora, la cantante Lucrecia, y las marionetas que dan nombre al programa, ¡hacen divulgación folclórica e histórica!, acercando a los niños y niñas personas y hechos relevantes del folclore y la historia españoles, en vez de emitir erotismo precoz, promocionar videojuegos violentos o fomentar hábitos consumistas. Feliz por colaborar con mis impuestos a la existencia de semejante reducto cultural, me dispuse a ver el vídeo que hace tres semanas presentaba a la heroína de mi ciudad, A Coruña: María Pita. 
María Pita, los Lunnis y yo
Y estoy satisfecho con el resultado, teniendo en cuenta que está destinado a niñas y niños muy pequeños, y que es muy difícil condensar una historia tan compleja en una canción de dos minutos y medio, con un ritmo pegadizo, que tenga estribillo y una letra fácil para que los cativos la memoricen y la puedan cantar, ¡y que además rime! El objetivo principal, que es el primer contacto con la figura de María Pita, está logrado, y a partir de entonces, ahí están Internet y las bibliotecas para el resto.
Porque me sorprendió también, leyendo los comentarios de Youtube, que hubiera personas adultas que desconociesen la historia de María Pita. Y no lo digo como coruño, que crecí escuchándola y viviéndola como propia, sino por ser un episodio que, de haberse resuelto de otra manera, podría haber cambiado la historia de España. Tanto como que Galicia y Portugal fuesen posesiones inglesas, por ejemplo.
Pongámonos en situación: los hechos transcurren en 1589. Felipe II había enviado a la Grande y Felicísima Armada a la conquista de Inglaterra, pero la invasión termina en debacle por una combinación de climatología adversa y mandos incompetentes. La Armada se dispersa, muchos navíos embarrancan y otros van buscando abrigo en puertos amigos como buenamente pueden. Unos cuantos llegan al puerto de A Coruña.
María Pita, los Lunnis y yo
La reina Isabel I de Inglaterra envía entonces su propia flota, la Contraarmada o Invencible Inglesa, en persecución de los restos de la Armada, con la sana intención, de paso, de invadir Portugal. No queda claro por qué Sir Francis Drake decide desembarcar en A Coruña (sus órdenes eran hacerlo en Santander). En cualquier caso le saldrá cara la broma, porque desde entonces a el Dragón se le acaba la buena estrella y va cuesta abajo hasta su muerte en 1596, momento desde el que, siempre según fuentes fidedignas, sigue pudriéndose en lo más hondo del Infierno.
Pero veamos, antes de nada, el vídeo, porque después comentaremos algún detalle de vídeo y canción que cabe matizar:
EL VÍDEO ESTÁ AQUÍ, LOS RANCIOS DE RTVE NO DEJAN INCRUSTARLO FUERA DE YOUTUBE (pero no pueden impedir que haga pantallazos ^^)
¿Está visto? ¿A qué está bonito? Le ponemos guitarrazos y nos queda un tema de Power Metal épico. Bien. Ahora vamos con los matices, porque insisto, aunque es una canción para niños y niñas pequeños, deja algunas ideas erróneas, y las primeras impresiones calan, por lo que creo que conviene despejarlas cuanto antes.
1- «María vivía cerca de La Coruña ... un día se fue a la ciudad... de su osadía se burlaron aquellos hombres de un mundo desigual...»
Bueno, María Mayor Fernández de Cámara y Pita, pues así se llamaba en realidad, era de cerca de A Coruña, cierto, concretamente de Sigrás, hoy concello de Culleredo. Pero no se fue un día a la ciudad, sino que vivía en ella, donde su familia tenía una tienda. Su casa es hoy un museo. El mundo era desigual, y lo sigue siendo, pero a ella no le fue tan mal como veremos, ya que tampoco es que se burlaran de ellas los hombres. Entre otras cosas, se casó con cuatro.
María Pita, los Lunnis y yo
En el vídeo se ve lo que parece la Colegiata de Santa María del Campo, y la verdad que está lograda si es así. Se agradece el detalle de ambientación. Lo que ya no cuadra es lo de las vacas. Ya dijimos que María Pita vivía en la ciudad, no en el campo. Pero Galicia = Vacas, eso lo sabe todo el mundo. Además nos han puesto una especie de búfalo americano que supongo representa a la raza rubia galega, aunque el gran desarrollo intensivo de la ganadería vacuna en Galicia comienza a mediados del siglo XIX y la raza rubia no se crearía hasta principios del XX.
Eso sí, con lo del cartel del Ikea me partí de risa de salirme el té por la nariz. Lo juro.
María Pita, los Lunnis y yo
2- «De pronto sufrieron el ataque de los barcos del pirata inglés... y María guió a las mujeres contra el temible Francis Drake»
A ver, María Pita no guió a las mujeres. Realmente no guió a nadie. Si acaso, lo hizo en un momento y un lugar muy puntuales (lo cual, ojo, no le quita ni un ápice de importancia a su figura). La defensa de la ciudad duró dieciséis días, del 3 al 19 de mayo de 1589. La ciudad (ciudad por título real, porque ser era poco más que un villorrio, amurallado pero villorrio) contaba con un destacamento militar de 600 hombres que, junto a milicianos y a los miembros de la Grande y Felicísima Armada (lo de "Invencible" se lo pusieron después los ingleses para más injundia) que habían venido a refugiarse a puerto, sumaban no más de 1500 efectivos (se ignora la cifra exacta), frente a los cerca de 23.000 hombres (de los que desembarcaron 10.000) y 125 naves que traían los ingleses.
Así que en la defensa participaron hombres, mujeres, ancianos, niños, y si me apuras perros y gatos. Porque la gente de entonces era pobre, iletrada, ignorante y de misa diaria, pero una cosa sabían seguro, y si no la sabían, se habrían preocupado de explicársela los soldados allí acuartelados. Y es que los ingleses, si tomaban la ciudad:
- Degollarían a todos los hombres
- Violarían a todas las mujeres
(en ambos casos, sin importar edad, estado civil ni condición social, noble o villana, religiosa o seglar)
- Saquearían todo lo que hubiese de valor.
- Y quemarían la ciudad hasta los cimientos.
Y no necesariamente en ese orden.
Por lo que María Pita no «Quería cumplir sus sueños». María Pita, como el resto de sus paisanos, estaba muerta de miedo. Y enfadada. Mucho. Porque en la batalla habían matado a su segundo marido, el carnicero Gregorio de Rocamonde. Así que llegamos al momento en el que se escribe la historia.
María Pita, los Lunnis y yo
Los ingleses habían sido rechazados de forma heroica y desesperada (para los locales) y vergonzante (para ellos) sucesivas veces, y solo habían podido hacerse con el barrio de la Peixeíra, es decir, la zona extramuros, donde murieron más de 500 civiles y 70 militares. Porque eso era lo que hacían los soldados, aguantar la posición que les ordenaban defender, aun a costa de sus vidas. Lo digo porque he leído por ahí que María Pita defendió la ciudad, sola o en compañía de otras, según versiones, mientras los hombres huían como ratas. Y vaya, tampoco se trata de eso.
Por lo que los invasores concentraron sus esfuerzos en abrir una brecha en la muralla, a la altura del convento de Santo Domingo. Muy, muy cerca de la casa de María. En su calle, a decir verdad. Casi delante de su portal. Allí trabajaron como hormiguitas las mujeres día y noche en reparar la muralla, como recoge el diario de la batalla. Así todo, los ingleses lograron abrir la brecha y por ella subía un alférez y abanderado (para algunos historiadores, cuñado del propio Francis Drake), arengando a sus hombres, a los que ya veía tomando la plaza. Es entonces cuando la heroína (recordemos, recién enviudada, imbuida del coraje que da la desesperación y muy, muy enfadada) mata al inglés con su propia espada, con una lanza o con una piedra, según versiones, le roba el pendón, se viene arriba, grita (aquí entramos en el terreno de la leyenda) «Quen teña honra, que me siga!» y encabeza una contraofensiva que termina con los ingleses huyendo muralla abajo con el rabo entre las piernas.
María Pita, los Lunnis y yo
Tengamos en cuenta el alto valor simbólico que el pendón tenía para los soldados de la época. Ser el abanderado era un verdadero honor, y la bandera se protegía con la vida. Capturar la bandera enemiga era el mayor de los triunfos, y perder la propia el peor de los deshonores. De ahí que el heroísmo de María Pita decantase la batalla de tal manera, pues desmoralizó a las tropas inglesas a la vez que insufló coraje y ánimos en combinación de militares y civiles que conformaba las locales.

3- «Olvidada después de la batalla...»
Tampoco es del todo cierto. La Corona le concedió el título de Alférez Perpetuo y el privilegio del comercio de mulas con Portugal, además de una pensión equivalente al sueldo de un alférez y otros cinco escudos mensuales. Sí es cierto que tuvo que pleitear mucho para lograrlo, y hay constancia de que hizo al menos dos viajes a la corte, en 1596 y 1606. Era una mujer muy pleiteante, pues sus mercedes reales y sus matrimonios le proporcionaron abundantes riquezas y propiedades, y tuvo que acudir con frecuencia a los juzgados para defender sus intereses. Se conservan actas de 35 procesos judiciales que la implican. Lo de la tienda de campaña al estilo 15M está gracioso, como lo de Lucrecia cantando puño en alto, todo hay que decirlo.
María Pita era, sin duda, una muller brava y tenía, como dice la canción, valentía y convicción, pero debemos entender que es un símbolo, un icono, una figura que personaliza la resistencia de toda una ciudad y todo un pueblo, el coruñento, y que la victoria local no recae por completo en su figura. Por una parte, está el mando del Capitán Juan Varela, que defendió la plaza con una desproporción de 10 a 1. Por otra, el amurallado, decisivo para contener la ofensiva. Para rematar, la indisciplina de las tropas inglesas y los brotes de tifus que se produjeron en sus navíos debido a lo prologando del asedio. Y la pérdida de autoridad de Drake frente a sus hombres, cuya moral se iba minando cada día que pasaba. La hazaña de María Pita y la pérdida del estandarte fue la puntilla. El Dragón se marchó de A Coruña con más de 1300 bajas, siete barcos hundidos y 1000 desertores.
María Pita, los Lunnis y yo
Para comparar las situaciones, al regreso de su desastrosa campaña por Portugal y las Azores (la Invencible Inglesa fue tal debacle que a su lado la Grande y Felicísima Armada fue una excursión dominical), la flota de Drake arrasó la ría de Vigo (por aquel entonces una aldea de 600 habitantes), sin amurallar y sin guarnición militar que la defendiera, y ni todo el heroísmo de la población pudo evitar la tragedia. Aún así, los paisanos se las arreglaron para causarle otras 500 bajas más a Drake de recuerdo.
Un último detalle del vídeo es que la Torre de Hércules aparece con su aspecto actual, que data de la reforma de 1791 efectuada por Eustaquio Giannini y José Cornide. Pero ya dijimos que lo importante es que los niños y niñas ubiquen la historia, y si la torre es el icono de la ciudad y su imagen reconocible es esa, tampoco vamos a ponernos muy quisquillosos con la historicidad. Peor fue lo de los bisontes.
María Pita, los Lunnis y yo
Si queda alguien sin visitar A Coruña, comentar que la plaza principal de la ciudad, donde se encuentra el palacio municipal, lleva el nombre de la heroína, y frente al consistorio se encuentra la estatua que encabeza este artículo, obra de Xosé Castiñeiras. En el vídeo le han puesto una ramita en vez de la lanza, supongo que porque una lanza en un programa infantil está feo, y al inglés algo menos muerto que en la original, pero cabe señalar que, con lanza e inglés muerto a sus pies incluidos, la estatua nunca deterioró las buenas relaciones entre A Coruña y el Reino Unido, hasta el punto de que la reina Isabel II nombrara caballero del Real Orden Británica al entonces alcalde, el ínclito Francisco Vázquez, en lo sucesivo Sir Paco.
María Pita, los Lunnis y yo
Entre otras cosas, porque la historia da muchas vueltas, y españoles e ingleses pasamos de ser enemigos a ser aliados, y en 1809 volvimos a liar otra buena en A Coruña, esta vez contra las tropas francesas de Napoleón Bonaparte. Pero esa es otra historia y debe ser contada en otra ocasión. 

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