Revista 100% Verde

Marie-monique robin en la plata

Por Tintaverde
21 junio 2016

Unidos contra el enemigo

Con la asistencia rutilante de la periodista francesa, se realizó en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la UNLP un debate para profundizar acerca de las consecuencias que el paquete tecnológico de la multinacional Monsanto ha ocasionado en nuestro país.

Por Benjamín Rocca

Organizada por la Cátedra Libre sobre Cuestión Agraria, el miércoles 8 de junio se realizó, en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), la charla “Argentina según Monsanto: agrotóxicos y concentración ecónomica” que contó con varios disertantes, entre los que se destacó la presencia ilustre de Marie-Monique Robin, periodista y documentalista francesa, autora de numerosos documentales que denuncian situaciones críticas sobre los derechos humanos y el medio ambiente en el mundo (siendo una de las más reconocidas “El mundo según Monsanto”). Robin fue invitada a brindar esta charla en el marco de una visita a la Argentina que también incluyó su presencia en el 3er Festival Internacional de Cine Ambiental (FINCA) y en el acampe cordobés contra Monsanto en la localidad de Malvinas Argentinas. Además de Robin, expusieron el doctor Damián Marino, investigador de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP y del Consejo Nacional de Ciencia y Técnica (CONICET), y la integrante del Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI), Verónica Lozano.

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   Tras darle un obsequio a Robin, Marino comenzó exponiendo acerca de los resultados de diversas investigaciones y trabajos de campo que realizaron desde el Centro de Investigaciones del Medio Ambiente (CIMA), instituto que surgió hace más de 20 años en la Facultad de Ciencias Exactas. Según sus estudios sobre el uso de plaguicidas, el 42,5 % de verduras y frutas no cumplen con los límites regulados por el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (SENASA). Además, han logrado demostrar la presencia de glifosato no solo en los alimentos si no también en productos vinculados a la higiene, tales como algodón, gasas, tampones o toallitas.

   Por otro lado, Marino relató sus experiencias en los campamentos socioambientales realizados en Monte Maíz y San Salvador, lugares con altas tasas de cáncer, malformaciones, abortos y enfermedades respiratorias provocadas por las continuas fumigaciones, arrojando el dato de que existen 700 mil niños y niñas de todo el país afectados por ellas, ya que muchas de las fumigaciones se llevan a cabo en los alrededores de las escuelas rurales. Marino finalizó su exposición destacando el trabajo de las universidades públicas en estas causas y sosteniendo que éstas nunca deben servir a las corporaciones.

   Luego, Verónica Lozano comenzó relatando su participación en el MNCI, el cual representa a comunidades campesinas de todo el país y aglutina 20 mil familias.  Lozano subrayó lo fundamental que es recordar que el agronegocio tiene muchas caras (monocultivo de cañas, viñedos, etc.), y, siendo un modelo que favorece a la concentración y explotación de tierras, semillas y alimentos, para producir e incrementar la cantidad de tierras han desalojado a muchas familias e incluso asesinado campesinos, como es el caso, ocurrido en el 2011, de Cristian Ferreyra y, en el 2012, de Miguel Galván, ambos integrantes del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (MOCASE).

   Frente a este contexto de avanzada del agronegocio, el MNCI ha llevado adelante numerosas iniciativas, tales como la creación de una universidad campesina, de escuelas campesinas de agroecología y de mercados populares para salvar las semillas tradicionales. Lozano resaltó la importancia de la aprobación, en el 2014, de la Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar, conjuntamente con la creación de una Secretaría de Agricultura Familiar, y finalizó afirmando que, para lograr la soberanía alimentaria, el campesinado y los sectores urbanos populares deben aliarse y formar un único sujeto en la lucha contra ese modelo explotador.

UN PAÍS QUE SUCUMBIÓ ANTE EL AGRONEGOCIO

    Marie-Monique Robin comenzó su exposición recordando sus anteriores viajes a Argentina, y cómo, con el transcurso de los años, fue notando que nuestro país estaba perdiendo su soberanía alimentaria, algo que quedó evidenciado, por ejemplo, en el deterioro de la calidad de la carne. Su primer viaje fue en la década del ’90, momento en el cual Monsanto, tras no poder ingresar a Brasil, se instalaba en el país sin ningún debate parlamentario.

   Su siguiente visita fue en el año 2005 motivada a investigar la sojización del país, durante una época en la que los países europeos, agobiados por el mal de la vaca loca, comenzaron a comprar soja transgénica en Argentina. Durante ese viaje, estuvo en Santiago del Estero filmando la quema de bosques nativos y comprobó el cambio climático que se estaba originando, al observar malezas más resistentes y suelos que no captaban ni emitían carbono, siendo el uso de glifosato, según Robin, de hasta 12 litros por hectárea.

   La periodista francesa definió al glifosato como “el peor veneno de toda la historia industrial” y mencionó que, además de ser reconocido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como probablemente cancerígeno al incluirlo en el grupo 2A de plaguicidas, por la hormona de síntesis es capaz de actuar como un disruptor endógeno. En ese sentido, rescató el invaluable aporte del investigador argentino Andrés Carrasco,  que fue pionero en comprobar que este agrotóxico induce la aparición de malformaciones congénitas y otras enfermedades, tales como el autismo o el cáncer.

   La compañía transnacional Monsanto estaba al tanto, desde los años ’80, de las consecuencias que su agrotóxico estrella Roundup Ready generaba en las poblaciones y en los territorios, pero decidieron ocultar esta información, por ello, como explicó Robin, es necesario instaurar al “ecocidio” como una nueva figura penal para condenar a los responsables de las empresas que producen los pesticidas y las semillas genéticamente modificadas. En este sentido, el juicio que se realizará contra Monsanto en La Haya en octubre de este año representará un paso fundamental.


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