Marta Domínguez

Marta Domínguez fue absuelta,al parecer, de todos los cargos contra ella en la operación dirigida contra Eufemiano Fuentes; se conoce que la famosa entrega de la atleta al imputado podría tratarse de una bandeja de pasteles en vez de dos docenas de ampollas de EPO o anabolizantes, vaya usted a saber. El problema reside en que me enteré de la inocencia de nuestra atleta más internacional, a través de un artículo de fondo en la prensa; nada de telediarios, nada de encabezar primeras páginas de la prensa nacional, solo una noticia de segundo orden para exculpar a la atleta palentina.

No sabría determinar si la responsabilidad es de los medios o de los políticos, aunque venga a ser lo mismo porque es sobradamente conocido lo que representa la voz de su amo. No sé tampoco si la crucifixión mediática de la medallista se debe a su afiliación al Partido Popular, y que, caso de haber pertenecido a la secta políticamente correcta, el tratamiento hubiese resultado diferente. Antecedentes los tenemos en el caso de Garzón y el lino, incluida Loyola de Palacio, que no vivió lo suficiente como para ver repuesta su dignidad; o en el modo con el que se difundieron imágenes en los telediarios, de empresarios relacionados con determinadas tramas, salir esposados de sus domicilios, entre dos agentes, a guisa de peligrosos terroristas, para ser puestos en libertad horas más tarde, bien con cargos, bien libres. Los medios nos deleitan ahora con una nueva serie de humor española, curiosamente sobre la guerra civil, tema que no había sido tratado en los últimos años a través el ente público. Entre Cuéntame, La República y la nueva serie, el adoctrinamiento político está servido, después, resulta suficiente con adecuar quien selecciona la relevancia de las noticias, de modo que Marta pueda haber quedado en el conocimiento de muchos españoles, como la culpable que nunca ha sido.

Denostar habría de tener precio y se debería hacer responsable a la cadena, grupo o medio, de la rehabilitación correspondiente, mediante la emisión en primera plana, en cabecera de telediario, de las correcciones pertinentes. Le pasó a Urdaci con el famoso ce ce o o, pero se conoce que este hombre era de derechas; entonces se lo merecía.