Revista Cultura y Ocio

Marta Sanz: "Farándula", Premio Herralde 2015

Publicado el 16 mayo 2016 por Juancarlos53

De "Farándula" he sacado en claro fundamentalmente una cosa, que "y agradezco desde aquí al blog de , Eva al desnudo" (1950) de Joseph L. Mankiewicz es una magnífica película. Gracias a la lectura de este libro, Premio Herralde de Novela 2015, he visto -o vuelto a ver, ya no sabría decirlo- esta joya cinematográfica; Montserrat Gracia "Pasión por el Cine Clásico", la magnífica crítica que allí se puede leer y la perfecta visualización del film.

Marta Sanz:

¿Pero qué tiene que ver lo anterior con la novela de ? Pues mucho porque el asunto de esta novela, la situación que da pie al narrador para dar un repaso al mundo del Teatro, a la Farándula, gira en torno a un grupo de actores que, en el contexto de la crisis económica, ensaya la adaptación teatral de la película de Mankiewicz, "All about Eve" (en español "Eva al desnudo"). La autora realiza un paralelismo entre lo acaecido a los personajes del film norteamericano que representan una obra teatral y lo que sucede a los componentes del elenco actoral español que ensaya la adaptación del film a la escena

Marta Sanz:

En mi opinión es bastante conveniente visionar la obra de Joseph L. Mankiewicz que mereció nada más y nada menos que cinco premios Óscar: Mejor película, Mejor dirección, Mejor actor de reparto (George Sanders), Mejor sonido y Mejor guión adaptado ( Joseph L. Mankiewicz). La película resulta de la adaptación al cine del cuento The Wisdom of Eve, de Mary Orr (1910 - 2006), un cuento de nueve páginas que se había publicado por primera vez en mayo de 1946 en la revista Cosmopolitan, y que estaba inspirado en la historia de una mujer que había sido secretaria de la actriz Elisabeth Bergner. La importancia de "visitar" la cinta de Mankiewicz radica en que Marta Sanz realiza una trasposición, una declarada analogía entre algunos personajes de su novela y los de la obra que estos ensayan. Y no sólo entre personajes sino yo diría que el asunto de una y otra obra es el mismo: las estrellas del teatro se apagan con el tiempo, dimensión que en el mundo de la farándula se manifiesta de manera implacable. Los jóvenes piden paso y no se paran en barras a la hora de desbancar a una estrella de las tablas o del celuloide por muy encumbrada que ésta se sienta.

Este asunto del Tiempo, Marta Sanz no lo plantea sólo dentro del ambiente teatral sino que lo lleva al común campo vital. Si ya es duro verse sustituido en el mundo de la representación por un actor/actriz más joven, más pujante, etc. ..., encontrarse al final de la vida reducido a un despojo y en manos de los demás, es algo doloroso por demás. Valeria Falcón, personaje principal de esta novela, no desea verse en el estado al que la vida teatral y la real han arrastrado a Ana Urrutia que a sus muchos años de edad se ve viviendo de la caridad nacida de ella misma, Valeria, o de la de algún antiguo amante, Daniel Valls.

Además del deterioro y desgaste vital, la novela bordea, y a veces penetra decididamente en la situación socio-económica española del momento en que se sitúa el relato. Concretamente estamos en plena crisis con recortes por todas partes, el mundo del teatro está sin subvenciones y las condiciones laborales han empeorado considerablemente. Hay actores, ahora en paro, que en el pasado lucharon mucho y bien por mejorar las condiciones laborales del colectivo ( Mariana Galán, 'Mari', y Adolfo Villaseca, 'Fito'), hay estrellas que se ven señalados y condenados a no recibor ofertas laborales por haber firmado un manifiesto político ( Daniel Valls), hay estrellas que deben buscarse las habichuelas con trabajos auxiliares dada la precariedad laboral del sector ( Valeria Falcón da clases de interpretación en una academia; Natalia de Miguel explota su hermoso físico en un reality televisivo), etc.

En cierto sentido podría decirse que estamos ante una de esas novelas que vienen a engrosar la tendencia llamada por algunos "Novela de la crisis". En este sentido Marta Sanz se muestra crítica con el vaciamiento semántico que ciertos movimientos han realizado de algunos términos léxicos utilizados por éstos como meros señuelos o engañifas a fin de llevar las aguas del descontento a su concreto molino. Son vocablos como los siguientes: " gente" (" Nosotros no tenemos miedo de la gente. Nosotros somos ellos", " público" (" una frase de las memorias de Lillian Hellman que nunca había entendido del todo: "Elena me lleva a escuchar el concierto de Richter esta noche. Él es muy bueno, pero el público es mejor..." El público es mejor"), " caridad", " respeto", " éxito" (" Y se ven siempre niños con cincuenta, sesenta años, esperando el santo advenimiento, esa suerte que, conjugada con el talento personal y la capacidad de trabajo, es condición indispensable para alcanzar el éxito. ") ... que se manejan, se sacan y se esconden a voluntad, siempre con clara intención manipuladora.

Marta Sanz:

Quizás esta novela cumpla algunas de las condiciones marcadas por Isaac Rosa en su Decálogo para escribir una Novela Política, sobre todo el punto referido a lo que Rosa denomina el "Itinerario", o sea, tener claro de donde se parte y a donde se quiere llegar. La novela se inicia en la Puerta del Sol donde a Valeria Falcón se le queda encallado el tacón de su zapato mientras se dirige a casa de Ana Urrutia. Al final de la misma aparece ese "dia otoñal" en que la misma autora se ve subsumida en la propia historia que cuenta:

" Nos exponemos -¿o exponen?- dentro de la urna en medio del jardín en un ventoso y desapacible -ésa es justo la palabra que siempre ando buscando- día otoñal: los que aprietan las teclas o agarran el bolígrafo, diestros o zurdos, Valeria Falcón, yo, Galdós y Valle, Natalia Ginzburg, Cesare Pavese, Dash y Lillian Hellman, Marguerite, Jean-Paul, Patricia Highsmith con su gesto de bulldog, Fiódor Dostoievski, todos, en última instancia, desnudos, delante o detrás del pelotón de fusilamiento y de la ofrenda de flores." (pág. 175)

y con la que viene a reivindicar, a pedir, a demandar (¡uy me estoy contagiandode su estilo!) la necesidad de implicarse en la acción. Sí, puede ser una válida interpretación, ¿por qué no?

Mi opinión sobre la novela
A mí, en general, la novela... me ha gustado... ¡regular! Vamos, que no me ha llenado totalmente, que me ha parecido un producto ocasional, una escritura más del campo periodístico que del literario. Me explico: Quiero decir que, en mi opinión, la novela pierde alcance, universalidad, al remitir de un modo bastante explícito a una realidad socio-política en la que estamos inmersos; habría habido, quizás, una manera de solventar esta tara, y sería haber expresado lo anterior con un lenguaje que hiciese entrar la novela en la Literatura con mayúsculas, algo que en mi opinión la autora no consigue. En "Farándula" Marta Sanz se manifiesta como la magnífica articulista que es, resultando, por momentos, su novela un poquito 'Novela Frankestein' pues parece estar construída a base de artículos, unos mejores y otros menos buenos, pero todos ellos debidamente engarzados en la narración. No otra explicación encuentro a esas largas enumeraciones que de vez en cuando deja caer y que me han hecho recordar los imperativos de extensión a que los articulistas se ven obligados en razón del espacio concedido por el medio donde escriben

Marta Sanz:

Con todo y con eso Marta Sanz que con ésta ya ha sacado a la luz once novelas, ha ganado premios importantes como el Premio Ojo Crítico de Narrativa que en 2001 obtuvo con "Los mejores tiempos", fue finalista del Premio Nadal 2006 con "Susana y los viejos" y el Premio Herralde de Novela 2015 con el título que estoy reseñando: "Farándula". Lo anterior en mi opinión revela que cualidades literarias no le faltan aunque como se dice en la película "Trumbo" -hace poco reseñada en este mismo blog [leer reseña aquí]- al referirse a un guión cinematográfico: "Ahí hay una buena historia, pero hay algo que falla". Qué sea ello, no sabría decirlo con claridad, pero es evidente que algo falta y eso que recursos literarios interesantes no los rehúye la escritora madrleña, como se ve en la utilización de:

    Monologos interiores abundantes que en el caso de Ana Urrutia derivan en auténticos flujos de conciencia en los estadíos avanzados de su enfermedad:

" En esta apartada orilla, juro que no volveré a pasar hambre y que nunca, nunca, seré como Gloria Swanson. La falconcita sí es, sí, un poco Swanson. A ella también le pagó Dios las exequias. Pro-nun-cia-ción, dice Valeria. Cuando viene a verme pongo cara de buena persona." (pág. 155).

    Metáforas continuadasque se convierten en puras alegorías:

" Era un público rarísimo. No era el habitual: las mujeres maduras, los jóvenes entusiastas, los matrimonios hartos de estar encerrados en casa viendo la televisión. [...] No pertenecían a la misma cuadra. [...] Mili tenía los costados heridos por la presión de las cinchas mientras que todos aquellos caballos eran los unicornios, con la crin teñida de púrpura, de las fantasías cursis." (pág. 129)

    Largas y constantes enumeraciones sin o con conjunciones que, -algunas de ellas-, consiguen dar al relato un hermoso halo poético :

" Madrid, de noche, bajo el vapor etílico, no exhibía ninguna de esas máculas visibles bajo su luz velazqueña: la suciedad adherida al pavimento, los locales abandonados, el olor a zotal, los precintos, los talleres clandestinos de costura, los limosneros, la reja echada que ha dejado de chirriar, las colas de la sopa boba, los durmientes de intemperie, los restaurantes de los que sale mal olor, las cucarachas en el portal, los locales comerciales habitados por individuos a los que casi nunca se les ve la cara." (pág. 94)

" Lorenzo se acordó de Agustín González y de José Luis López Vázquez. Se acordó de José María Rodero. De Bódalo y de Luis Prendes. De José María Prada. De Landa. Incluso se le pasaron por la cabeza sir Laurence Olivier, Jack Lemmon y Bob Hoskins. Charles Laughton. Mastroianni. Tony Curtís, que hacía abdominales para preparar sus papeles en Espartaco y Los vikingos. Charlton Heston, que entrenaría para interpretar Ben-Hur." (pág. 102)

Como la misma autora ha llegado a declarar en alguna ocasión, para ella la trama en las novelas no es condición imprescindible:

"La decisión estética de privilegiar la trama por encima de otros elementos narrativos, esa estrategia estética, es la expresión de una ideología neoliberal que busca la asequibilidad y la comercialidad de los textos.[...]
A qué le llamamos escribir bien, a qué le llamamos un narrador ágil, por qué escribir bien se asocia con ser un virtuoso constructor de tramas, en cuatro rasgos, con no ser informativo, con no hablar de política en la literatura, con ser expresivo y no explicativo."

(tomado de http://www.jotdown.es/2016/03/marta-sanz/)

Esta decisión de autora, totalmente legítima, conlleva el que la novela pierda atractivo para el lector al eliminar el componente del suspense, de la intriga, del 'cómo_acabará_la_historia'. Y es que Marta Sanz, al igual que otros autores (pienso ahora en Isaac Rosa, por ejemplo), quiere volver con su literatura a habitar los espacios lejanos de la novela social, afortunadamente más en la faceta Luis Martín Santos que años 50. ¿Es novedosa esta idea? No, desde luego. Hay autores recientes como el magnífico Rafael Chirbes que han transitado magníficamente bien estas carreteras a diferencia entre él y otros es que Chirbes no desdeña desde torres de marfil el entretenimiento del lector, el deseo de éste de redondear una historia, de 'ver cómo acaba' y por lo tanto de seguir y seguir leyendo. Y este componente esencial, en "Farándula" yo no lo he visto; y por la entrevista leída en la revista "" veo que Marta Sanz menosprecia la trama por parecerle

que ese elemento narrativo tiene mucho que ver con el discurso de seducción que predomina en unas sociedades de ideología neoliberal donde de lo que se trata es de complacer al lector como un cliente. [...] Me interesa más la construcción de los personajes. El punto de vista y la voz. [...] Me interesa más la prospección psicológica, me interesa más el lenguaje. Y me interesa más la calidad de página que propiamente lo que es la trama. (ibidem)

Marta Sanz:

Como declaración no está mal, lo malo es que en la construcción de personajes ella toma los ejemplos de la película de Mankiewitz y simplemente los traplanta al contexto actual español en forma de estereotipos sociales con lo que la prospección psicológica yo no la he visto. Lo bueno -y en esto sí que coincido con ella- es que consigue algunas páginas de gran calidad, pero que, como ya he dicho antes, más parecen reflexiones de articulista que de novelista. En general su concepción de la narrativa visible en "Farándula" provoca que la novela se caiga por momentos de las manos pues, al menos a mí me resulta algo aburrido que a estas alturas alguien venga a despabilarme porque, según parece, yo no me doy cuenta de las cosas, ¡por Dios!

Y para mí lo mejor de haber escrito este post es la epifanía que he alcanzado (je, je... Es expresión muy propia del asunto tratado) que me ha revelado la tara, me ha hecho descubrir lo que falla en esta narración: No hay trama, no hay emoción, no hay suspense, no hay intriga en ella ..., y eso, claro, por mucha técnica y denuncia que contenga, lleva al aburrimiento.


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