“Martín Santos”: Miguel Aceves Mejía/Alfredo Sadel, paisaje llanero desenfocado

No cabe duda que el cine se nutre de imágenes, más allá de los diálogos,las películas son contadas a través de escenas. No cabe duda también que elcine necesita a los actores,  a veces unapelícula llega a salvarse por el hecho de contar con uno u otro en particular,a veces un actor puede hundir un film que parecía prometedor. De igual modo, enel tiempo hemos descubierto que algunas películas son mucho más valiosas porquecuentan con la presencia de determinada figura, tal es el caso de Marilyn Monroe,quien adornó la gran pantalla de muchas formas y por muchas razones quizásextra cinematográficas.
Esta claro que en Martín Santos El llanero, lo fundamental esprecisamente el cast: Miguel Aceves Mejía, Alfredo Sadel, Adilia Castillo,todos cantantes y protagonistas de este “drama” musical mexicano contado desdeun escenario llanero, el cual  resulta  lleno de clichés, que no, por verlo con  los ojos de la nostalgia habría quecatalogar de clásico.
Como el cine es el espectáculo de las imágenes, conecta, gusta, entretiene  en esta película de la década de los sesenta,la hermosa presencia de Alfredo Sadel, el cantante venezolano quien hizo cinemás que todo como una extensión de su carrera como vocalista. La cinta, querelata el triangulo amoroso entre Martín Santos (Miguel Aceves Mejia), una  niña rica orgullosa (Lorena Velásquez) y sunovio venezolano (Alfredo Sadel) intenta con canciones hilar una trama cuyoargumento no cuaja jamás. 
Más alla de la belleza de Sadel, que adorna yembellece las escenas, Martin Santos es un remedo de lo que fueron las películasdel para ese tiempo no tan lejano época de oro del cine mexicano, donde “el macho” halaga, conquista y hacede las suyas, pero con gracia, aquellas que terminan siendo comedias de situaciones divertidas sin granprofundidad, pero con mucho ingenio: Hijos de María Morales, Ahí viene MartínCorona, El gavilán pollero, entre otras.
Mauricio de la Serna (Pablo y Carolina con Pedro Infante 1957) dirige  este film  no de un modo  detallista,no es el objeto de la cinta llevar a cabo una producción que  supere los estereotipos clásicos: el macho valiente y justo (en el caso de Miguel Aceves Mejía poco atractivo encontraposición con los que le precedieron: Jorge Negrete, Pedro Infante -queera un gran actor, no realizaba solo películas “cliché, aunque a veces sellegue a pensar lo contrario-, o Javier Solís), la millonaria altiva y elcandido pretendiente de ciudad valiente y noble, pero que no puede competircon el lugareño. No como pieza de arte, pero si como obra que puede leerse enconjunto con el resto de la filmografía de Miguel Aceves Mejía, quien al igualque otros iconos latinoamericanos (Sandro, por ejemplo) no hicieron un cinecuyo valor recaiga en las películas como tal, si no mas bien en que estasfueron instrumentos para masificar su talento e instaurar un culto a susfiguras.  
Lo mejor de “Martín Santos el llanero” son algunas escenasmusicales, sobre todo los contrapunteos entre Sadel y Mejia, y  las intervenciones del cantante venezolanoque al igual que Monroe engalanaba la pantalla con tan solo aparecer.
Calificación: 6/10