Revista Opinión

Martínmorales y la malafollá

Publicado el 09 octubre 2016 por Crecepelo
Martínmorales y la malafollá
          Se puede ver estos días en Granada la exposición “Martínmorales, el dibujo inagotable” que, comisariada por el periodista Alejandro Víctor, tiene, entre otros méritos, el de ser la primera retrospectiva dedicada al genial viñetista.
   La muestra hace un repaso riguroso a los cincuenta años de carrera de un dibujante extraordinariamente fértil, que forma parte por derecho propio, junto a los Mingote, Forges, Perich o Chumy Chúmez, del olimpo sagrado del humor gráfico español.
   La ingente obra de Martínmorales, de una singular radicalidad conceptual, desenmascara la hipocresía, los intereses desnudos y la violencia que hay detrás de todo poder.
   Para ello, ni siquiera precisa del humor.
   Sus dibujos, mudos o no, pueden ser caústicos o metafóricos, pero no buscan provocar la sonrisa, sino zarandear las conciencias. Es un púgil de pegada dura, no un cuentachistes floreado.
   Como un Montaigne alpujarreño, se ha pasado media vida encerrado en su torre de Almegíjar, con un lápiz y un papel, para meditar sobre la condición humana.        Almeriense de cuna, el genio creador de Martínmorales es, sin embargo, profundamente granaíno. Sus personajes son ásperos, secos, directos. Como la contestación de un camarero del Suizo.
          Aunque ha sido siempre un hombre extraordinariamente afable y educado, sus viñetas son la sublimación artística de la malafollá.
      No hay individuo en la tierra con más malafollá que un mono de Martínmorales, con su calva, sus enormes ojeras y su cara descolgá
   Pondré dos ejemplos.
         En una viñeta publicada en IDEAL, unos jóvenes excursionistas, sudorosos y agotados, se dirigen a un campesino que lleva a la espalda una pesada carga: “¿y usted cómo se cura las agujetas?” Y el hombre, labrador de Cádiar o de Murtas, con su boina calada, los mira fijamente y contesta desabrido: “¿las agu…qué?”.
          En otra, que se publicó en ABC cuando se discutía la controvertida Ley de Memoria Histórica, un anciano escribe una carta a su hijo: “Querido hijo: el mismo empeño que pones en saber dónde está tu abuelo enterrado, podías ponerlo para recordar en qué residencia has dejado a tu padre, y venir a visitarlo”.
          Humor made in Graná, o lo que es lo mismo, la malafollá al servicio de la crítica social y la sátira política.                  Emitido el 10 de octubre de 2016 en COPE ("El lanzador de cuchillos")

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