Revista Libros

Me acuerdo...(Capítulo Siete-Segunda parte)

Por Amaya27
Subí las escaleras con Lucien y nos fuimos a su habitación, el hogar estaba encendido y su cama estaba fría por lo que le pedí a Hannah que me trajera varias botellas con agua caliente para calentar la cama del niño.Mientras Hannah traía el agua caliente, yo me puse a frotar sus pequeños pies y lo arropé. Comencé a contarle una historia y me metí en la cama con él, abrazándolo. Dejó de llorar y se relajó, Hannah entró con el agua caliente más tarde, ya para entonces estaba dormido. Me quedé un rato mas con él, sintiendo su pequeño cuerpecito contra el mío, lo observe por un buen rato y me preguntaba qué era lo que este niño me había hecho, que tenía tan fuertes sentimientos hacia él, me inspiraba mucho amor y ternura, por lo visto también unas ganas absurdas de defenderlo contra quien sea. ¿Porque no podía dejar de sentir todo esto?, ¿Porque todo me parecía tan conocido y a la vez tan extraño?En algún momento, cuando me quedé dormida sentí un leve roce en mis labios, me sorprendí y abrí los ojos inmediatamente, para encontrarme el rostro de  Julian muy cerca del mío. —Me quedé dormida, le dije bostezando—Puedo verlo, — me dijo sonriendo. —Te veías hermosa con mi hijo en tus brazos. —Hablaba muy bajo, para no despertar al niño.— ¿Ya se fueron todos?—Sí, hace tiempo. Salgamos de aquí—me dijo tomando mi mano y ayudándome a levantar.Llegamos al hall y me fue guiando a mi habitación, entramos y él se sentó en el sillón que había cerca al fuego y me invitó a sentarme en sus piernas, al principio dudé pero  lo hice, entonces él me besó tiernamente en los labios, jugando con su lengua, tratando de abrir mi boca con ella, yo no hice esperar, abrí mi boca y acepté su ofrenda de amor y de arrepentimiento.—Estabas hermosa esta noche, eres tan bella mi amor—besaba mi cuello en ese momento.—Tú también te veías muy apuesto, este día—le dije mirándolo con deseo. —Perdóname—parece que esa es la palabra que más digo desde que estás aquí. Sé que tú no tuviste nada que ver en que ese desgraciado tratara de tocarte en las escaleras, es que me vuelvo loco si otro hombre te toca o te mira de la manera en que solo yo deseo mirarte. Tomé su rostro en mis manos y lo besé con anhelo, con ganas, quería olvidarme de todo, de tantos problemas, de sus celos y de los míos, luego de besarlo fui acariciando su pecho por encima de la ropa y bajé aún más, aflojé la cinturilla de sus pantalones, los ojos de él eran oscuros en ese momento, trató de tocarme pero no lo dejé.—En el momento en el que me toques, me detendré—me reí.—Eres una mujer cruel……pero me encantas.Colocó sus manos a los lados y se dejó hacer. Yo continué en mi labor hasta que pude meter mi mano dentro de sus pantalones y sacar su miembro que en ese momento estaba completamente erecto y húmedo. Entonces me bajé de sus piernas y me arrodillé, incliné mi cabeza hacia su miembro y lo bese primero, luego lo pasaba por mi boca, como si estuviera pintándome los labios, pasé mi lengua lentamente por la pequeña ranura en la punta y probé su sabor, podía oír sus gemidos de placer anticipando el momento en que lo llevara completamente dentro de mi boca, empecé a dar lametazos a lo largo de todo el miembro.—Amor, por favor, estás matándome.—Levanté la cabeza para ver los ojos más llenos de deseo y ansiedad que había visto en mi vida.—Bajé nuevamente la cabeza y sentí sus manos en mi cabello, hacía presión para que bajara la cabeza aún más, el se moría de deseo. Me detuve y el entendió que no debía tocarme. Decidí apiadarme de él, tomé su miembro y de un solo bocado lo introduje en mi boca, chupándolo fuerte, luego lo sacaba y lo lamía, para luego volverlo a meter en mi boca, así lo hice varias veces hasta que lo metí en mi boca hasta la garganta. Sus gemidos eran fuertes en ese momento, él jadeaba y gritaba de placer.—Hazlo más fuerte amor……. mas fuerte.Lo chupé más fuerte  y lo hice con más rapidez.—Ya no puedo más, voy a…… Sentí su sabor en mi garganta, lo oí gritar muy fuerte, el trataba de alejarme, pero yo  chupaba más y más fuerte hasta que el dejó de apartarme y luego cuando levanté la cabeza lo vi completamente laxo y sin fuerzas en el sillón, pero en su cara había saciedad, se veía satisfecho, feliz. Me dio una sonrisa enorme y me atrajo a sus brazos.—Eres maravillosa, estás llena de sorpresas—sus ojos brillaban cuando me lo decía.—Sabía que te iba a gustar.—Te amo, y me abrazó.Se sentía tan bien estar en sus brazos, no tenía miedo de nada, me sentía protegida. Me acurruqué en su pecho y puse mi cabeza en su cuello.— ¿Estás bien?—Uh hummm, solo pude contestarle eso.—Sentí que me cargaba y me llevaba a la cama, me puso entre las sabanas, se quitó los zapatos y el frac, se aflojó la corbata y el también se metió conmigo. Me abrazó.—Duérmete, yo me quedaré contigo.—Julian?—Dime, amor— ¿Todas las personas que estuvieron hoy en la reunión, conocían a Melanie?Lo sentí tensarse, pero me contestó enseguida.—No, ninguno de ellos la conoció.— ¿Cómo es eso posible? ¿Nunca vinieron a Bath, cuando vivían juntos?—Sí, lo hicimos, pero nos gustaba más quedarnos en casa y no íbamos a todas las fiestas. En el caso de los Bradford que viven aquí, ellos en realidad no la conocieron porque tienen muy poco de haber llegado de Italia, donde vivían con sus hijos. Mi contador y su socio tienen 3 años de trabajar para mi, así que no la conocieron tampoco. Y Lady Dubois, su madre y su primo han vivido mucho tiempo en Francia, solo hasta hace poco decidieron volver.—Mañana quiero ir al lago y pescar con Lucien ¿quieres ir con nosotros?—Sí, seguro—le respondí, no muy emocionada.— ¿Qué pasa, mi amor?—No es nada.—Dímelo, algo te pasa—puso su mano en mi brazo y comenzó a acariciarlo.—Julian, no hago nada más que ir al lago, ver los rosales, leer y estorbar en el trabajo de los demás.— ¿Por qué dices eso? tu nunca estorbas.No tengo nada que hacer y tu pareces querer ocultarme de todo el mundo.—Melanie, te prometo que eso pasará y muy pronto podrás una vida común y corriente como la de las demás damas de sociedad.—Yo no soy ninguna dama de sociedad, nunca podré encajar en este mundo.—Ten paciencia mi amor, solo te pedí dos semanas, pronto todo terminará.—Espero que tengas razón, no creo aguantar mucho más tiempo aquí encerrada.A la mañana siguiente, me levanté para ir al lago y al bajar a desayunar, vi que Julian ya lo había hecho, se me hizo un poco raro que no me hubiera esperado. Tomé mi café bien cargado, un bollo caliente con mermelada de manzana y mantequilla, algo de jamón y me dispuse a buscarlo. Lo encontré en las caballerizas, venía de alguna parte con gesto serio y al verme su cara cambió y me sonrió. Me halagaba ver como su rostro se iluminaba cuando me veía, pensé que seguramente el mío hacia lo mismo y me dio un poco de vergüenza.—Buenos días, mi amor  ¿Cómo dormiste? —me abrazo y me dio un largo beso.—Después de ese beso mi mañana ha mejorado mucho. —le dije un poco agitada.— ¿De dónde vienes?—De montar un rato, me gusta hacerlo bien temprano en la mañana, me ayuda a pensar.—Si me hubieras despertado, te hubiera acompañado.—Te veías tan tranquila en tu sueño y tan relajada que no quise despertarte.—Gracias, entonces—le di un beso.—Si esas son las gracias, me la pasaré haciendo cosas por ti todo el tiempo. —me sonrió y me tomó de la mano. — ¿Estás lista para irnos al lago?—Sí, vamos.Estuvimos toda la mañana en el lago, me enseñó a pescar y luego jugamos a las escondidas con Lucien, pero a medio día comenzó a lloviznar y tuvimos que recoger las cosas e irnos para la casa. Para no dañarle el día al niño decidimos ir a ver unos perritos que habían nacido en las caballerizas y allí jugamos un rato más.Nos vinieron a avisar que la comida estaba lista, eran las dos de la tarde, entramos a l comedor y Hannah se llevó al niño a comer en su mesa, cuando terminó lo llevaron a hacer su siesta y nosotros nos fuimos a tomar un té a la biblioteca. Estábamos leyendo, cada uno metido en sus pensamientos, cuando oímos unas voces como hablando en voz alta y gritando. Julian se puso de pié de inmediato y en ese mismo momento la puerta se abrió de un fuerte golpe haciendo un gran estruendo.Entró un hombre como de unos 55 o 60 años, era la viva imagen de Julian solo que más viejo, me miró con odio y lo miró a él.— ¿Qué diablos crees que estás haciendo con esta mujerzuela en tu casa?—Ella no es ninguna mujerzuela, es mi mujer.—Por ella has puesto en peligro tu compromiso con Lady Dubois, alguien que si merece ser llamada una dama.Yo estaba sorprendida de ver el odio del hombre hacia mí y la forma en la que le hablaba a Julian.—Melanie, por favor ¿Podrías dejarnos solos un momento por favor?—Sí, claro—permiso señor. Ni se molestó en contestarme y me volteó la cara.Salí de allí y los gritos se empezaron a escuchar a través de la puerta, subí a mi habitación, pero antes escuché el padre de Julian decir que Melanie era una zorra, que él no tenía dignidad por seguir amándola, me pregunté porque julian no me había dicho nada de eso.A la hora de la cena Julian entró a mi habitación y me dijo que ya su padre se había marchado, que bajara a cenar con él. Así lo hice pero no tenía muchas ganas de comer, cuando terminamos de cenar, el me dijo que lo acompañara al hibernadero que había en el jardín de la casa.—Quiero pedirte disculpas por todo lo que sucedió con mi padre y por la forma en la que te trató.—No te preocupes, no ha pasado nada. Pero quiero saber porque él me hablaba como si me conociera, si yo nunca en mi vida lo había visto.—El no te conoce, pero si conoció a Melanie y tú te le pareces mucho, es eso.—Oh…ya entiendo. Lo que no entiendo es porque no me dijiste que Melanie se había ido con otro hombre.— ¿Quién te lo dijo?—Escuche a tu padre decírtelo, no era mi intención escuchar eso, pero es que sus gritos se oían hasta las escaleras.—No te preocupes de todas formas es mejor que lo sepas.—La verdad es que mi padre odia a Melanie porque piensa que se fugó con otro hombre, incluso piensa que el niño puede ser de otro hombre, pero sé que no es así.— ¡Claro que no! Solo hace falta mirar a ese niño para darse cuenta que es tu viva imagen, no creo que ella te haya dejado, creo que algo tuvo que sucederle.—Yo también lo creo. Gracias por darme esperanzas.— ¿Como era tu relación con ella?—Era la mejor, le encantaba tocar el piano, montar a caballo, visitar a los arrendatarios conmigo, se sentía mejor con gente humilde y personas de clase media que con la alta sociedad, muchas veces decidíamos no ir a las fiestas de la nobleza y nos quedábamos en casa disfrutando el uno del otro, le encantaba cocinar cosas raras y tenía un muy buen sentido del humor. Cuando quedó embarazada estaba feliz, me decía que sabía que sería un niño y que juntos lo criaríamos bien, que le daríamos hermanitos, quería una familia grande yo estaba más que feliz de dársela.Al poco tiempo de tener al bebé desapareció, pero su actitud nunca fue distante conmigo o rara en alguna forma, por eso es que no sé que fue lo que pasó, dijo que tenía que ir a donde su mejor amiga que había tenido un problema, que había recibido una nota de ella, pero su mejor amiga dijo que nunca la vio ese día.— ¿Y dónde está su mejor amiga ahora?—Vive en Londres, muy cerca de donde vivíamos nosotros.—Es decir que la casa de campo no fue el lugar donde vivías con Melanie.—No, pero nos gustaba mucho pasar tiempo allí.— ¿Y cómo era la relación entre tus padres y ella?—Era la mejor, la adoraban y siempre la tenían en cuenta para todo, al igual que ella. Todo cambió cuando sucedió aquello y todo apuntaba a que ella no había desaparecido sino que me había abandonado.— ¿Pero cómo llegaron a esa conclusión?—Porque, encontraron cartas en un baúl escondidas, eran cartas de amor, de un hombre que venía mucho a la casa y que la servidumbre dijo haber visto muy seguido, cuando yo me iba de viaje o algún compromiso.— ¿Pero las cartas iban dirigidas a ella específicamente?—No, el contenido era muy comprometedor, pero no había nada que dijese que eran para ella, obviamente al desaparecer eso se interpretó como que se había fugado con su amante y es que había una carta que hablaba de fugarse y de que se encontrarían en cierto lugar.—Pero eso no significa nada ¿la buscaron allí?—Sí y encontramos el vestido que tenía puesto, cuando salió de la casa ese día. Yo enfrenté a ese hombre porque sabía que aunque en las cartas él no firmaba con su nombre completo, la servidumbre lo había visto aquí muchas veces y sus cartas las firmaba con sus iníciales.— ¿Y qué sucedió?—Le rompí la nariz al desgraciado, porque me dijo que sí, que ellos se amaban y que habían pensado en fugarse, que ella solo me quería por mi título.—Oh, Julian….lo siento tanto.—Yo también, pero algún día la verdad saldrá a la luz.—Es tarde, vámonos a dormir—me dijo con voz cansada.Subimos las escaleras y cuando llegamos a la puerta de mi habitación, me dio un beso corto pero muy dulce.—Gracias por oírme esta noche, por estar conmigo.—No tienes nada que agradecerme, mi amor—lo hice con mucho gusto.—Que tengas una buena noche.—Tú también, —descansa.Cuando cerré la puerta me quedé pegada a ella pensando, en que acabaría todo esto y solo pude pedirle a Dios que me diera una salida.

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