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Me cisco en los mercados

Publicado el 13 julio 2011 por Jcgarrido @jcgarridodp

Losúltimos tiempos nos hemos acostumbrado a hablar de los mercados como si fueran algo semejante a una fuerza de lanaturaleza, un ente difuso y de voluntad caprichosa e indoblegable, cuando sonalgo muy diferente: un reducido puñado de individuos (cabrían todos en unautobús) que manejan los designios de los fondos de pensiones y de inversión,los más importantes compradores de deuda pública.Estostipejos se valen de unos modos más propios de corsarios y bandoleros (todo eslícito si aumenta mi beneficio) que de inversores y hombres de negociosrespetables. La prueba es que no les ha temblado el pulso al enviar paísesenteros al precipicio, al causar la pérdida de cientos de miles de puestos detrabajo y acarrearles dolorosos recortes a decenas de millones de personas contal de subir unos puntos el margen de rentabilidad de sus bonos.Tambiénsolemos considerar sus designios inapelables, casi como si se tratara de losmandatos del mismo Yavé, cuando en realidad sería bien sencillo aplicarles a los mercados una dosis de su propiamedicina: bastaría con permitir la quiebra parcial de Grecia y que, comoconsecuencia de ello, estos especuladores constataran que, con sus turbiasmaquinaciones, en lugar de multiplicar el porcentaje de sus ganancias, sufrenunas cuantiosas pérdidas.Esto,y también publicar por doquier sus fotos junto a las de los delincuentes másbuscados, que los millones de funcionarios y pensionistas que han vistorecortados sus ingresos por su causa puedan poner caras a los causantes de susmales. Que los que pierden su empleo o ven embargado su patrimonio sepan quiénesson los responsables. Y, qué carajo, que no puedan actuar con impunidad y, acada momento, teman ser reconocidos por una de sus víctimas.

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