Me fui del Facebook

Me he salido del Facebook. Habrá quien no se lo crea, porque he sido defensor a ultranza del uso de esta red social sobre otras, uno de los primeros usuarios (recuerdo que cuando me hice la cuenta buscaba y buscaba a gente conocida y no encontraba a nadie a quien agregar), y un compulsivo "revisador" de comentarios a través de, sobre todo, mi teléfono móvil.

Me "borré" a mi mismo hace unas dos semanas. Cierto es que tengo otras redes sociales que suplen en parte mi "mono" de participación virtual social, pero de esta, de la madre de las redes me he apartado. ¿Las razones? pues no se escapan a nadie: cualquiera que use estos servicios sabe, y así se dice en muchos post y comentarios, que la masificación de usuarios de la misma ha conducido a un maremagnum de información, casi toda ella inválida y vil que llena páginas y páginas de código en servidores del señor Zuckerberg.

No puedo más con los juicios implacables, con las descalificaciones sin argumento, con las interpretaciones a primera lectura, con el conmigo o sin mi, con los falsos remedios que curan el cáncer, con las criticas a derecha a izquierda, con los bulos, con los véanlo antes de que lo borren, con guapa, guapa, guapísima, con los gracias a todos los que se han tomado un momento de su tiempo para..., con los en buena compañía, con las fotos de pies y de tazas de café. No puedo más con la falta de originalidad de la masa, con las faltas de respeto continua, con la gente dictando cátedra, con los enemigos de la patria, con los salvadores de la bandera, con los policías del mundo, y con los jueces que usan la k en lugar de la c.

Y por eso me he apartado de esto, de un lugar en el que creía como foro para compartir cosas, para ver otras, para ser partícipe de las que les pasan a los demás, para "vernos" después de tantos años.

Porque el uso del mismo se ha convertido en un circo sin respeto ni rigor, y sus payasos ya no me hacen nada de gracia. Adiós.