Revista Arte

Me rindo

Por Laesfera

Me rindoNo puedo finalizar. Estoyexhausto. Nunca habría deseado alcanzar la meta en esta carrera de nuestra vidaen común, pero tú me has llevado por el único camino que conducía a ella. Unamaratón de desidia, sinsabores y desamor que ha consumido todas mis reservas deglucógeno sentimental, hasta el punto de que ya no me queda energía para unsimple “te quiero” y una caricia se convierte en un esfuerzo sobrehumano.Al principio comencé en buenaforma. Poseía un estado físico adecuado para la distancia, forjado con laexperiencia de alguna relación previa que entrenó mis emociones y fortaleció miautoestima. También estaba preparado desde el punto de vista psicológico, pueshabía aprendido de nuevo a sonreír y dominaba la técnica de carrera encompañía, tanto en cortas como en largas distancias. Por eso decidí correr a tulado, sin importarme la marca a batir ni el ritmo que fueras a imponer,convencido de poder afrontar el reto.En los primeros meses, mi cadenciase acompasaba con la tuya y los kilómetros avanzaban con facilidad. Nuestrafrecuencia cardiaca era algo elevada, aunque no había motivo por el quepreocuparse. Pero tu cambio de ritmo me pilló con el pie cambiado: comenzaste aesconder tus besos y a regatear atenciones, de manera que me fui quedandorezagado y la distancia entre ambos se fue incrementando con el paso de losdías. De hecho, llegados al primer avituallamiento, mi necesidad de líquido yde cariño era anormalmente elevada. Y mi organismo sufrió ese déficit: yacansado de tus silencios y con agujetas en mi deseo hacia ti, las piernas no merespondían y una simple cuesta arriba se hacía tan dura como un día sinhablarnos. No había transcurrido ni la mitad de la prueba y tu silueta sedifuminaba, cada vez más alejada de mi posición, que ya no compartías ni a lahora de irnos a la cama.Desde ese momento hasta hoy todohan sido obstáculos en la pista; tú has seguido veloz, sin mirar atrás,imponiendo un ritmo demasiado elevado para mi umbral aeróbico. Mi corazón se haperdido tratando de progresar hacia tu incomprensión y he olvidado ese afáncompetitivo de pelear por alcanzarte en cada zancada. Por eso vislumbro,agotado, la pancarta que señala el final de esta competición, en la que hasconseguido la medalla de oro al egoísmo. Al igual que en el deporte,contigo siempre creí que lo importante era participar. Participar en tu vida,ser protagonista de tu pasión y objetivo de tu mirada. Pero me has ganado,llevándote como trofeo un parte de mi alma. Ya no quiero formar parte de tusvictorias.
Texto: Miguel Ángel Díaz FuentesIlustración: Camino Roque

Volver a la Portada de Logo Paperblog