Revista Opinión

Medallistas de oro, plata, bronce, y de menos valor

Publicado el 29 junio 2016 por Javier Jiménez @JavierJimenz

img-14659354532-copiaFaltan menos de cuarenta días para que en Río de Janeiro la antorcha olímpica prenda el pebetero y den comienzo los Juegos. Eso, sí el virus Zika y el miedo al contagio del dichoso mosquito, no merma una cita donde muchos deportistas ya han excusado su asistencia en pos de su salud, ese divino tesoro del que no todo el mundo puede disfrutar y que sin embargo, no valoramos lo suficiente. Y no me pongan etiquetas filosóficas al asunto, lo digo desde el punto de vista más prosaico.

Cuando la saludable presencia de los olímpicos haya abandonado la ciudad carioca, otros atletas menos favorecidos en lo físico, poblaran la Villa. Son los paralímpicos, los grandes olvidados por el fervor mediático con el que se vive esa cita cuatrienal que sirve para comprobar cómo mejora la especie. Hombres y mujeres que se dejan la piel por vestir una camiseta que en esta ocasión, el fabricante de la equipación del equipo nacional les niega si no la abonan. Es significativo que, después de que Alejandro Blanco se llenase la boca en Londres diciendo que no podía entender que el Comité Olímpico Español pagase por llevar la ropa, al proveedor oficial se le ocurra querer cobrar la del Comité Paralímpico Español. No sé qué entenderá el director de marketing del fabricante toledano por ser patrocinador, pero que te paguen es ser tendero y no sponsor.

Pero no es esta la única discriminación que se tiene con los paralímpicos. Lo de negarles las camisetas pensando probablemente, y no sin razón, en la poca repercusión mediática no merece unos metros de tela más, es una anécdota bien resuelta por la rápida actuación de otro fabricante español. Lo que me parece un agravio es la forma en que se minusvalora los logros con unas becas por medalla que resultan insultantes. Un oro paralímpico vale para nuestras autoridades deportivas 22.000 euros, frente a los 94.000 euros que puede alcanzar el cheque del Plan ADO para un medallista sin discapacidad. No creo que el esfuerzo de ganar una medalla en las Paralimpiadas sea tres veces menor a ganarlo en los Juegos olímpicos. Se conoce que en los económico, tampoco el Estado maneja bien la eliminación de barreras.

Pero no es este el único caso de discriminación con nuestros Medallistas. Hay que volver la mirada a Londres, a la final de clase Elliot 6 de vela en la que España se impuso a Australia. Esa clase ya no estará presente en Río, lo que obligó a las tres regatistas a elegir otra embarcación y facilitó al Plan ADO la excusa perfecta para retirarles la beca dos años antes con el consiguiente perjuicio a la hora de clasificarse para 2016. Como si nos sobraran las medallas, vamos.  

Así que ya ven, con becados de segunda y medallistas de quita y pon, a quien le va a sorprender que a los del COE se les olvide echar el Aután a la maleta y tengan que matar mosquitos a cañonazos.


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