¿Médicos mercenarios?

Hace unos días pude escuchar de alguien a quien conozco y aprecio, con un buen nivel cultural y ético, una frase que me dejó de “piedra”:

“Los jóvenes de ahora sólo quieren ser médicos para ganar mucho dinero”

Respetando el criterio y la opinión de esa persona y de otras muchas que piensan como ella, es totálmente incierto e injusto. Quizás bajo el tamiz de la crisis puede parecer que la Medicina es una de las pocas profesiones que tienen salvaguardada su empleabilidad. Y tambien la visita a ciertas consultas o clínicas privadas con aspecto de prosperidad y citas completas hasta dentro de meses, puede hacer creer a algunos que es oro todo lo que reluce.

Nada más lejos de la realidad. Conozco muchos jóvenes que han estudiado medicina o lo están haciendo ahora o quieren hacerlo. Ninguno de ellos, cuando se le pregunta la razón, nombra el factor económico. Alguno, como mi hijo, ha tenido que ver lo que significa ser médico: Guardias interminables, cientos de noches de ausencia en casa, fines de semana inexistentes, estudiar de forma continua, sufrir las miserias humanas en sus peores formas, mantener el tipo frente a desplantes e incluso agresiones de usuarios “destemplados”, resistir a gestores ineficaces y “trampolineros”, la responsabilidad (ética, civil y penal) de tener vidas humanas en tus manos, ser de los médicos peor pagados de Europa….

A pesar de ello apuestan por ésta profesión. Siendo además de los mejores, de los más preparados, de los de mayor nivel intelectual y de esfuerzo. Todos los años se repite la misma aventura, ver a los mejores chicos compitiendo por conseguir una plaza para poder estudiar Medicina.

Los que lo consigan, ganan un ticket a una profesión maravillosa, la mejor de las profesiones. Pero saben que dormirán poco, trabajarán mucho, quizás tengan que emigrar de su pais, estudiarán toda su vida y padecerán la “tolerancia cero” con la que la sociedad (acertadamente) les mide.

Por ello, decir que quieren ser médicos por dinero es desconocer la realidad, menospreciar a éstos jóvenes y echar tierra a lo mejor de una generación. Seguro que cuando sean tratados por ellos pensarán de otra forma.

Mi saludo y admiración para aquellos que en éstos tiempos difíciles, eligen la mejor profesión, no por lo que se puede recibir, sino por lo que se puede dar.