Revista Cultura y Ocio

Mejor que bien

Por Jcbarona

Os dije que no os preocuparais mucho por mí cuando desapareciese mucho tiempo del blog, que seguramente estaría muy entretenido viviendo. Menudo optimista. No hay quien viva tantos años seguidos.
Tiempo atrás fui un bloguero prolífico. Me ayudaba el furor comunicativo que entonces tenía y que por razones que se me escapan, en su mayor parte, me abandonó o abandoné; aún no hemos decidido quién dejó a quién. Pero si no tienes furor debes saber que lo único que hay que hacer es empezar escribir sin grandes pretensiones, basta una idea chiquitita, a veces hasta solo con ponerse basta.
Mi último artículo hablaba de mi proyector. Lo que vengo a comentar aquí es lo mucho que lo vengo usando, cómo he mejorado la experiencia casi sin proponérmelo y la enseñanza que le encuentro a todo ello.

Mejor que bien

Ahora vivo en un lugar con un salón tan grande que puedo ponerlo a todo lo que da de distancia. Eso me proporciona una proyección de más 150 pulgadas, ¿te lo imaginas? La pared es blanca pero la superficie algo tosca, es lo que discurrí de repente, me pregunté si no habría tela de pantalla tipo cine al por mayor y ¡voilá!. Busqué en internet y encontré a un precio de risa (24 euros) superficie tremenda de pantalla que me llegó al día siguiente (!). No te puedes creer la mejora en la calidad de la imagen. El sonido lo tenía resuelto con un altavoz bluetooth de tamaño medio que me parecía suficiente. Yo debo ser de esas personas que van por etapas. De repente recordé que en mí antigua casa había un equipo de sonido algo clásico pero muy bueno de adorno en el salón. Lo he recuperado, lo he instalado aquí y no me siento capaz de explicarte hasta qué punto mejoran las películas cuando se oyen como Dios manda (Dolby DTS, 5.1…). Ahora me sorprendo viendo algo simplemente por cómo se oye. ¿No os parece una linda paradoja? Por si no fuera suficiente empezó a preocuparme la calidad de la señal que enviaba al proyector. Tenía un Android tv de hace tres años, la playstation pro, hasta un pc… notaba que el mismo streaming con uno u otro aparato se veía con resultados muy distintos, hasta que me decidí a probar un tv-box 4K. 69 euros tenían la culpa, 69 euros que no estaba dispuesto a derrochar teniendo como tenía posibilidades tan diversas de surtir al proyector. Madre de dios, ¡qué diferencia y qué fácil habría sido conformarse solo con lo que tenía en un principio! Soy entusiasta y exagerado, pero no hay día en el que no se me ponga el vello de punta por la calidad de lo que veo o lo que oigo, casi independientemente del contenido…
Estás invitado desde ya a ver una buena película en casa, te tocará poner el picoteo y las palomitas. Pero la reflexión de hoy, a parte de compartir con vosotros la satisfacción que experimento casi cada día, es lo fácil que resulta conformarse con cualquier cosa y lo al alcance de la mano que están muchas mejoras, no solo de tipo técnico, como es el caso, sino mejoras vitales casi de cualquier tipo.
Basta con preguntarse si algo es optimizable y si no estaremos conformándonos con la primera versión de aquello que tenemos entre manos.
Conformarse tiene buena prensa, la prensa que le dan los necios que entre nosotros son mayoría.


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