Revista Psicología

Mejorar las relaciones interpersonales

Por Mundotlp @MundoTLP

Muchas personas sienten que sus relaciones interpersonales en la oficina, en su propia familia o con su pareja les generan un considerable desgaste emocionalMejorar las relaciones interpersonales
Es frecuente que este malestar les lleve a sentirse injustamente tratadas por los demás y que lo expresen así: “¡Cuánto desagradecido hay por el mundo, con todo lo que yo he hecho por esta persona!”, “nadie me ayuda, todos intentan ponerme la zancadilla”, “hay que estar siempre con la ‘escopeta cargada’ y no fiarse de nadie porque la gente siempre está tratando de engañarte”.Cuando alguien verbaliza estas frases u otras similares, producto del desgaste y la desazón que le provocan la relaciones con sus padres, sus hijos, sus compañeros de trabajo, sus amigos o su pareja, es muy probable que esta persona se encuentre enganchada en una relación insana de codependencia con otras personas. El problema es que las relaciones interpersonales de codependencia generan mucho sufrimiento a aquellos que las viven porque sus protagonistas se suelen quedar enredados en un bucle del que no se sabe cómo salir. Se produce, por tanto, un círculo vicioso en el que cada una de las personas implicadas reproduce un patrón de comportamiento bastante predecible. Es como si cada uno de los protagonistas de estas relaciones de codependencia repitiera un papel o rol dentro del ‘juego’ de las relaciones interpersonales.Este patrón de comportamiento es muy probable que haya sido aprendido en la infancia, porque todos en nuestra forma de relacionarnos con los demás solemos repetir aquello que aprendimos cuando éramos pequeños y nos funcionó para sobrevivir. Como es natural, cuando uno es un niño pequeño, depende material y emocionalmente de sus mayores. Por tanto, dado nuestra vulnerabilidad, las relaciones interpersonales que todos establecemos al comienzo de nuestra vida son de dependencia respecto de nuestros padres o cuidadores, a quienes les otorgamos poder en la relación. Y conforme vamos creciendo, lo sano es que esta relación de dependencia absoluta inicial vaya transformándose en una relación de igual a igual en que ambas partes tengan una cierta autonomía. Esto ocurrirá cuando los hijos ya son adultos y son capaces por sí mismos de mantenerse y de tomar sus propias decisiones.Si una persona no llega a desarrollar la madurez suficiente en sus relaciones humanas, ya sea porque su familia de origen fuera disfuncional o por cualquier otro motivo, es muy posible que estos ‘desajustes relacionales’ se reproduzcan más adelante en su manera de relacionarse con otras personas. Esto se plasmará en sus relaciones afectivas de pareja, pero también en las relaciones interpersonales en el trabajo.Este tipo de relaciones interpersonales disfuncionales, que suponen un enorme desgaste emocional, fueron estudiadas por el psicólogo Stephen Karpman, quien llegó a la conclusión que en este círculo vicioso las personas involucradas adoptaban tres comportamientos básicos: salvador, víctima o perseguidor.Vamos a poner como ejemplo las relaciones interpersonales que se establecen en una oficina entre tres compañeros de trabajo que vamos a llamar Lola, Carmen y Javier.Mejorar relaciones interpersonales
Lola ha entrado hace poco a la oficina para trabajar de administrativa gracias a la recomendación de Carmen, que lleva ya unos años trabajando también de administrativa en la empresa y que ha logrado cultivar en estos años una fama de profesional muy eficiente. Lo cierto es que Lola no reunía todos los requisitos que se demandaban para su puesto de trabajo, ya que, por ejemplo, no se maneja bien con la contabilidad. Su amiga Carmen le ha dicho que no se preocupe porque se ha ofrecido a hacer parte de su labor si ella no se apaña. De hecho, al poco de entrar, el jefe le encargó a Lola que pusiera al día la contabilidad de una de las líneas de negocio de la empresa, pero lo cierto es que a Lola lo de los asientos contables no le va. No sabe muy bien cómo hay que contabilizarlos, pero además es un tema que no le interesa nada. Como había prometido, Carmen hizo, discretamente, el trabajo por Lola en esa ocasión. Como es lógico, el jefe pensó que lo había hecho Lola y quedó muy satisfecho por el buen trabajo.Lola está muy agradecida a Carmen, a la que considera muy inteligente y muy buena amiga. Lola piensa que sin la ayuda de Carmen no podría dar la talla en la empresa.Por su parte, a Carmen le gusta ser elogiada y agradecida por su amiga Lola. A Carmen le encanta sentirse necesitada y que así se lo reconozcan.En el mismo departamento de Carmen y Lola también trabaja Javier, otro administrativo. A Javier le da rabia que Lola esté granjeándose una buena fama ante el jefe cuando, a su juicio, no se lo merece. Le revienta que Carmen le haga parte del trabajo a Lola. A él, sin embargo, nadie le ayudó cuando entró en la empresa y recuerda que lo pasó muy mal los primeros meses cada vez que le encargaban llevar una contabilidad. A duras penas y trabajando durante su tiempo libre, aprendió por sí mismo a cuadrar un balance. Javier aprovecha cualquier ocasión para poner en evidencia a Lola delante de otros compañeros de la empresa por su falta de preparación para el puesto que ocupa.Si bien a Lola no le gusta nada lo de los números, sin embargo se le da bien redactar informes sobre los más diversos temas. A eso es a lo que dedica casi toda su jornada laboral. Sabe que debería aprender algo de contabilidad, pero no le apetece.A Carmen le gusta ser muy eficiente en su trabajo, pero le disgusta explicar a los demás cómo hacer las cosas. Odia tener que delegar. Prefiere hacerlo todo ella, de manera que todo pase por ella en el departamento.Cada vez que Lola, se toma un pequeño descanso en su trabajo para ir a por un café a la máquina, Javier se apresura a acercarse hasta allí y le recrimina que haya abandonado su puesto un par de minutos antes de la hora que marcan las normas de la oficina para tomarse el café de media mañana.A Javier no se le dan bien las relaciones interpersonales. Es una persona demasiado estricta y le gusta que las normas se cumplan a rajatabla. Es especialmente puntilloso con aquellas personas a las que considera poco profesionales como es el caso de Lola.En este ejemplo de relaciones interpersonales codependientes, Lola encarna el papel de víctima, Carmen hace el papel de salvador y Javier es el perseguidor.Dado que se trataba de tres papeles o roles por los que las personas pasamos con frecuencia en nuestra interacción con los demás, Karpman ideó un triángulo para representar esta idea que llamó Triángulo Dramático.

Relaciones interpersonales de codependencia en el trabajo

Para Karpman, que fue discípulo del psiquiatra Eric Berne, creador del Análisis Transaccional, los tres comportamientos típicos de las relaciones interpersonales de codependencia y poder (salvador, víctima y perseguidor) no eran más que un intento equivocado de lograr el afecto de los demás.

  • 1.- El salvador

La persona salvadora se impone la obligación de resolverle los problemas a otra persona, a la que la hace depender de su ayuda. Esto tiene una doble implicación:
  • a) Como siempre necesita una víctima a la que ‘ayudar’, si no existe, el salvador se la crea.
  • b) Como en realidad la ayuda no es sincera (lo hace para sentirse imprescindible, para compensar un sentimiento de culpa o para sentirse superior a la víctima), siempre se quejará de lo poco que valoran “todo lo que ha hecho” por los demás. Aunque no se lo hayan pedido.
Mejorar relaciones interpersonales
En nuestro ejemplo, Carmen representa el papel de “salvador”, quien a menudo hace por los demás (en este caso, Lola) más de lo que es razonable. Además, en muchas ocasiones, el salvador se obliga a sí mismo a extralimitarse en los ‘favores’, no porque quiera hacerlo, sino porque se ve impelido a realizarlo por un gran sentimiento de culpa o porque desea sentirse por encima de los demás. De este modo, el salvador prioriza las necesidades de los demás, por lo que a veces descuida las suyas propias. En el ejemplo, Carmen se echa a la espalda problemas que no la competen, las dificultades de Lola con la contabilidad, pero realmente no le ayuda: Carmen no le enseña a hacer la contabilidad a Lola, Carmen directamente le hace su trabajo. El salvador tiende a resolver los problemas de los demás, pero no les ayuda a que aprendan a resolverse los problemas por sí mismos

  • 2.- La víctima
Mejorar relaciones interpersonales

La persona que actúa como víctima en las relaciones interpersonales demanda que sean los demás quienes le solucionen sus propios problemas. Prefiere quejarse de su ‘mala suerte’ o de las ‘jugarretas’ que le han hecho otras personas, y se muestra indefensa ante las contrariedades de la vida.Adopta, por tanto, una posición pasiva esperando la ayuda de los demás para salir de los problemas en los que se mete, porque suele tener la curiosa ‘habilidad’ de no hacer bien las cosas.Los sentimientos que explican su comportamiento son los siguientes:
  • a) Tiene un gran sentimiento de inferioridad y una baja autoestima. Cree que no se merece que le vaya bien, por lo que alimenta con sus decisiones una tendencia autodestructiva. Por tanto, en cierto modo, ‘provoca’ su sufrimiento y humillación al arreglárselas siempre para atraer las desgracias.
  • b) Está resentida contra la vida en general porque ha vivido situaciones de mucho sufrimiento.
  • c) La víctima también siente resentimiento contra todos los salvadores que la socorren y le dan “todo resuelto”, pero que la incapacitan para valerse por sí misma.
En nuestra historia de relaciones interpersonales insanas, Lola ni siquiera ha intentado aprender cómo se hace un balance contable. Ha preferido que su amiga Carmen le “saque las castañas del fuego” cada vez que se le presenta del problema de la contabilidad. Lola prefiere victimizarse diciendo que “ojalá hubiera podido estudiar contabilidad cuando era más joven” o “si fuera tan inteligente como Carmen podría entender los balances contables, pero como no valgo tanto como ella, ¡qué le voy a hacer!”.

  • 3.- El perseguidor

Mejorar relaciones interpersonales
La persona que adopta el papel de perseguidor se dedica a controlar a otras personas a las que considera que no están haciendo lo que se debe hacer. El perseguidor se erige en ‘juez’ y decide lo que es correcto y lo que no lo es. Esta actitud le lleva a decirles a los demás lo que tienen que hacer con mucha frecuencia. Es muy insistente y, si ve que no le hacen caso, trata de coaccionar a los demás para que hagan lo que él ha decidido que deben hacer. Al perseguidor le gusta, por tanto, decidir por los demás, pero sin tenerles en cuenta.El perseguidor es muy estricto y suele establecer unas normas de comportamiento muy rígidas, que en la mayoría de las ocasiones son poco realistas (por ser inalcanzables) o poco prácticas. Es habitual que el perseguidor se cebe con personas bastante pasivas, con poca iniciativa, escasa autoestima y vulnerables. Es decir, que en el ‘juego’ del Triángulo Dramático el perseguidor necesita una víctima a la que perseguir.Los sentimientos que guían su comportamiento son:
  • a) De su forma de actuar subyace una gran agresividad.
  • b) Aunque argumente que toma sus decisiones por el bien de todos o por el de la persona perseguida, en realidad lo hace en beneficio propio. Sus rígidas pautas no buscan que las cosas salgan bien y que mejoren las circunstancias de la víctima, sino que pretende poner a los demás en situaciones comprometidas y provocarles sufrimiento. Le encanta pillar a los otros en renuncio.
  • c) El perseguidor es vengativo y, por eso, tiene por objetivo castigar a los demás. Se justifica a sí mismo con razonamientos como “en esta vida o se es clavo o se es martillo”. Y él, por supuesto, prefiere ser ‘martillo’.
En el ejemplo propuesto de relaciones interpersonales tóxicas en el trabajo, Javier encarna el papel de perseguidor y Lola es su víctima. Javier está rabioso porque Carmen le está cubriendo a Lola con el tema de la contabilidad cuando a él nadie le ayudó al entrar a la empresa. En cuanto tiene ocasión, Javier critica a Lola delante de otros compañeros. En realidad, no le interesa que Lola aprenda cómo hacer un presupuesto (de hecho ni se ha ofrecido a enseñarla). Lo que a Javier le gusta es poner en evidencia a Lola y castigarla en público. No lo reconocería, pero está forma de proceder le proporciona la sensación de triunfo, de haberse impuesto a los demás y ser el ‘campeón’ de la oficina.Mejorar relaciones interpersonales
Como las personas cuando interpretan en su vida cualquiera de estos tres papeles del Triángulo Dramático sufren un gran desgaste emocional en las relaciones interpersonales y se sienten mal, lo habitual es que traten de cambiar de papel en la situación que les genera sufrimiento.Continuando con el ejemplo propuesto sobre un caso de relaciones interpersonales en la oficina, supongamos que un día Carmen decide tomarse un día libre de vacaciones porque siente que está muy estresada por la sobrecarga tan grande de trabajo que está asumiendo. Decide además desconectar su teléfono móvil para que no la puedan molestar con cualquier problema que ocurra en la oficina. Paradójicamente, Carmen, que tanto quería que todos los asuntos del departamento pasasen siempre por ella, ahora necesitaba aislarse del trabajo.Da la casualidad que el día que Carmen se toma libre, el jefe necesita con urgencia que algún administrativo le elabore un balance contable de un proyecto que está realizando la empresa para saber si está resultando realmente rentable o si los gastos extraordinarios están siendo demasiado elevados. Como no está Carmen, el jefe le solicita el balance a Javier, pero éste, dándose cuenta que es la oportunidad para dejar en evidencia a Lola ponerle una ‘zancadilla’, le responde: “Perdone, don Arturo, pero estoy muy ocupado con unos albaranes que me han pedido que compruebe el subdirector y era muy urgente. No obstante, sé que Lola no le han encargado algo que corra mucha prisa, así que ella seguro que se lo puede hacer”. En realidad, el asunto de los albaranes no era tan urgente como Javier le dijo al jefe.Mejorar relaciones interpersonales
Siguiendo la sugerencia de Javier, don Arturo le encarga el balance a Lola, que trata infructuosamente de ponerse en contacto con Carmen para que le resuelva la papeleta. Presa de un gran nerviosismo, Lola trata de hacer el trabajo que se le ha encargado como puede. Pasa una de los peores mañanas de su vida rompiéndose la cabeza para cuadrar el balance. No entiende bien lo que está haciendo y lo pasa fatal. Lola está segura de que la van a despedir esa misma tarde. Javier se regocija con el mal rato que está pasando Lola, que ni siquiera interrumpe su trabajo para comer.Cuando falta una hora para el final de la jornada laboral, Lola ya se resigna a su ‘suerte’ y empieza a recoger sus pertenencias. Entonces a Javier le entra la mala conciencia por lo que ha hecho, piensa que Lola ya ‘ha recibido su merecido’ y decide hacer de “salvador” de Lola. Se acerca a su mesa, revisa los ingresos y los gastos que figuran en las facturas del proyecto y elabora a toda velocidad el balance pedido por el jefe. De este modo, al final, Javier hizo lo mismo que tanto criticaba a Carmen. Y Lola pudo entregar el trabajo a don Arturo, aunque a éste le sorprendió que se lo entregara tan tarde y con una presentación bastante mediocre. Lola, sin embargo, estaba muy contenta porque había ‘salvado’ la situación.Tras la pequeña ‘desconexión’ de un día, Carmen regresa a la oficina y se encuentra a Lola, que todavía estaba con el recuerdo de lo mal que lo había pasado el día anterior. Sin querer hacerse responsable de su vida ni de sus actos, Lola le echa en cara entonces a Carmen que “le había dejado tirada cuando más la necesitaba”. Lola estaba furiosa y este sentimiento es el que le llevaba ahora a abandonar su pasividad y a convertirse en “perseguidora” de Carmen, a quien acusaba ahora de “falsa amiga”.Por su parte, Carmen, sorprendida por la nueva actitud de Lola, que siempre le había halagado, se sintió tratada de forma muy injusta. Recordó entonces otras decepciones que había vivido con anterioridad con otras personas y empezó a autocompadecerse: “¿Por qué la vida me trata tan mal, a mí que lo que he dado todo de manera desinteresada por tantas personas?” Carmen empezaba a transitar de su papel de “salvadora” al de “víctima de la ingratitud de la gente”.En este momento en el Carmen se sentía tan maltratada por Lola, después de “todo lo que había hecho por ella”, Javier empezaba a disfrutar por la situación que se había creado. De Carmen siempre había tenido el concepto de que era una persona muy segura de sí misma, pero ahora la contemplaba decepcionada y baja de moral. A Javier le seducía la idea de ayudar ahora a Carmen, lo que sin duda le haría sentirse superior a ella, que siempre se había mostrado como una buena profesional que, además, ayudaba a otras personas.Javier se acercó a Carmen y la estuvo consolando, le dijo que con ella se había cometido una gran injusticia, pero que no se preocupara porque él lo solucionaría todo.Carmen se sentía muy mal porque, a pesar de haberse convertido en indispensable para Lola, su amiga estaba furiosa con ella.Javier veía confirmado lo que siempre había pensado de Lola: que era una mala profesional y muy ingrata. Pero también se sentía muy mal por haberla ayudado salvar el encargo del jefe cuando no se lo merecía.Lola también se sentía muy mal por haber gritado a su amiga Carmen a pesar de todos los favores que le había estado haciendo durante tanto tiempo.Como los tres protagonistas del ejemplo siguen sintiéndose mal, continuarán cambiado de papel en el Triángulo Dramático. Pero no logran mejorar sus relaciones interpersonales. Solo consiguen unos pequeños reajustes, pero, en realidad, están atrapados en un tipo de relación que les supone un gran desgaste emocional. En su equivocada pretensión de recibir afecto, los tres personajes (víctima, salvador y perseguidor) se enzarzan en una comunicación patológica que se cronifica y que genera codependencia y sufrimiento.Conforme a su papel de salvador, sin encomendarse a nadie, Javier decide “salvar” a Carmen y no se le ocurre otra cosa que ir al jefe para contarle lo que ha pasado. Cree que es una buena idea que don Arturo sepa cómo Lola se ha estado aprovechando de su amiga y hasta qué punto Carmen ha sido ‘buena’ y ‘generosa’ ayudando a Lola.Tras escuchar a Javier, el jefe le contesta que le parece un abuso el comportamiento de Lola, pero que también le disgusta la actitud de Lola y, para sorpresa de Javier, le entristece que él le haya venido a contar chismes del departamento. Don Arturo está muy enfadado con los tres: detesta los enredos de Lola y Carmen, pero también le produce rechazo “los chivatos”. Con visible enfado, don Arturo le manifiesta que va a tomarse unos días para decidir qué medidas tomar con los tres.Cuando Carmen se entera de lo que ha hecho Javier sin su consentimiento, estalla de cólera (pasa de víctima a perseguidor). El trabajo es lo más importante de su vida y ahora teme ser despedida porque Javier lo ha puesto en riesgo. Se encara con Javier y, muy enfadada, le pregunta que por qué se mete en lo que no le incumbe. “Todo lo que tocas lo destruyes”, le increpa.Javier se siente muy dolido por las acusaciones de Carmen, pero no le queda más remedio que callarse. Piensa que está siendo tratado muy injustamente porque ‘todo’ lo había hecho para ‘ayudar’ a Carmen y ahora este asunto también le salpicaba a él. Del papel de salvador, que con tanto entusiasmo había ejercido los últimos días, estaba pasando al de víctima maltratada por las circunstancias.Lola también sentía un gran malestar por toda la situación creada. Íntimamente sabía que ella había sido el origen de lo que se les venía encima a su amiga Carmen y a Javier. Además, ambos se habían hecho cargo de sus problemas con la contabilidad y habían asumido parte de su trabajo. Ya no estaba enfadada con Carmen, pero se sentía culpable de que su amiga hubiera discutido con Javier, quien al fin y al cabo le había salvado in extremis de un despido seguro. De su papel de perseguidora iba transitando en su mente al de salvadora. Sí, había decidido ‘salvar’ a Javier y a Carmen, pero, claro, sin contar con ellos. A Lola se le había ocurrido una idea que creía ‘extraordinaria’ para agilizar el trabajo en el departamento y que don Arturo valoría sin duda. Ella había pensado compartir los ‘méritos’ de su idea con sus dos compañeros.Sin embargo, lo que Lola no sabía es que su ‘brillante’ iniciativa iba a perjudicar todavía más la situación de Carmen, Javier y ella misma en la empresa…Las relaciones interpersonales que reproducen lo que describe el Triángulo Dramático de Karpman generan mucha dependencia emocional y son difíciles de romper. Existe una tentación muy grande de sentirse el centro de atención de otra persona que nos va a salvar, o sentirse gratificado en el papel de héroe o heroína que todo lo puede, o erigirse en posición dominante sobre los demás y determinar lo que está bien y lo que está mal.Sin embargo, cuando la codependencia es tan fuerte, este tipo de relaciones interpersonales también generan mucho sufrimiento.Cuando no nos responsabilizamos de nuestros propios problemas o cuando nos echamos a la espalda cargas que no nos corresponden, nos sentimos aprisionados en nuestras relaciones interpersonales.Cuando nos dedicarnos a perseguir a otras personas para indicarles lo que tienen que hacer con su vida, también sentimos un gran desgaste emocional porque, a pesar de nuestra insistencia, no conseguimos imponer a rajatabla nuestra disciplina. Asimismo, una relación interpersonal se convierte en asfixiante cuando nos sentimos manipulados e incluso coaccionados a hacer algo que no hemos elegido libremente (por ejemplo, padres que con ‘toda su buena intención’ pretenden decidir sobre qué carrera debería estudiar su hijo o qué persona sería más conveniente como novio o novia. Sin embargo, lo que suele sucede es que, “cuando fuerzas algo, produces lo contrario de lo que quieres”).

Relaciones de codependencia en la pareja

La historia de Lola, Carmen y Javier es un ejemplo de lo dañinas que pueden llegar a ser unas relaciones interpersonales tóxicas, en este caso, en la oficina. Pero este tipo de relaciones humanas que reproducen el Triángulo de Karpman pueden darse en todos los ámbitos: en los grupos de amigos, en la familia o en la pareja. El siguiente ejemplo sobre una pareja, y que me parece muy bueno, es de la psicóloga Rocío Peces Morena, de Gabinete de Psicología:Víctor lleva en el paro más de un año. Su empresa tenía graves pérdidas económicas por una mala gestión de los directivos, pero a él y a otros dos trabajadores les tocó pagar los platos rotos. Cómo es lógico, su esposa, Ana, está muy preocupada por Víctor. Esta preocupación le lleva a Ana (en su papel de salvadora) a adelantarse a las necesidades de Víctor y, sin que éste le pida ayuda, dedica gran parte de su tiempo a buscarle ofertas de trabajo. De hecho, le apabulla todos los días con decenas de ofertas que ha encontrado, aunque muchas de ellas no se ajusten realmente a la formación que tiene su esposo. Víctor (dejándose llevar por el papel de víctima) se queja de la mala gestión económica de su anterior empresa y se siente agobiado por el ímpetu de Ana, pero no está reaccionando para revertir la situación. Conforme va pasando el tiempo Ana, con su mejor intención, pero con ansiedad por ver mal a su pareja, le dice constantemente a Víctor lo que debería hacer (perseguidora). Viendo la preocupación de Ana, Víctor ha decidido no hablarle más de la angustia que está sintiendo (en este momento está actuando como salvador para no preocupar más a su mujer) y porque la reacción de Ana le genera más angustia. Pero como Ana es muy insistente en su persecución a su marido, Víctor termina por estallar debido a la gran frustración que está acumulando y acusa a Ana de su malestar (perseguidor). Por su parte, Ana se siente tratada de forma muy injusta porque piensa que Víctor no valora todo lo que está haciendo ella (víctima) por él.

Salir de las relaciones humanas de codependencia

En todos estos ejemplos, vemos que las relaciones interpersonales basadas en el Triángulo Dramático de Karpman generan siempre lo mismo: codependencia y sufrimiento. ¿Y cómo romper con esta dinámica? Para salir de este tipo de relaciones interpersonales tóxicas, se necesita pasar a otras relaciones que vendrían representadas por lo que Acey Choy llamó Triángulo del Ganador.Mejorar relaciones interpersonales

  • 1.- De salvador a ayudador empático

El ayudador empático se preocupa por las demás personas, sabe ponerse en el lugar del otro, pero respeta la capacidad que tiene toda persona para tratar de resolver sus propios problemas. Si le piden ayuda, pregunta qué es exactamente lo que se demanda de ella. Por tanto,nunca da por supuesto la ayuda que necesita la otra personaEl ayudador empático debe saber escuchar, sin prejuicios, sin apresurar a la otra persona, con una actitud abierta y receptiva, para entender con claridad lo que la otra persona necesita.Para que una persona no caiga en el papel de salvador es necesario que desarrolle la asertividad. Esto significa aprender a decir “no” y saber poner límites cuando es lo correcto. De este modo, la persona que quiere ayudar no terminará haciéndose responsable de los problemas de la otra persona.Si decide no ayudar porque considera que la otra persona está abusando de su confianza, no se siente mal. Y si decide ayudar, trata de hacer lo que se le ha pedido, pero no intenta atribuirse otras funciones ni organizar la vida de la otra persona, ni mucho menos decidir por ella.En el ejemplo de las relaciones interpersonales tóxicas en la oficina, Carmen debería esperar a que Lola le pidiera ayuda y, por supuesto, no debería hacer su trabajo por ella. Si Lola pretende aprovecharse de la bondad de Carmen, para que le haga parte de su trabajo, Carmen tendría que decir que no. Si lo que Lola demanda de su amiga es razonable, Carmen puede intentar ayudarle de diversas formas: recomendándole una buena academia que conoce para aprender contabilidad, quedando con ella algunas tardes después del trabajo para enseñarle a hacer un balance, etc. El tipo de ayuda dependerá de la demanda concreta de Lola y de la disponibilidad de Carmen.En el ejemplo de la pareja, Ana tiene que confiar en la capacidad de su marido, Víctor, para resolver su problema y encontrar trabajo. Si Víctor le pide a Ana que le ayude en la búsqueda de ofertas de trabajo o se entera de una oportunidad que encaje perfectamente con el currículo de marido, lo lógico es que Ana le eche una mano a Víctor es esa circunstancia tan complicada, pero en ningún caso lo que debe hacer Ana es avasallar ni organizarle la vida. Pese a su buena intención, Ana tiene que ser consciente de lo siguiente: “Cuando salvamos, no ayudamos”.

  •  2.- De víctima a vulnerable pero con responsabilidad

Todos en algún momento de nuestra vida hemos pasado por dificultades y nos hemos sentido vulnerables. Esos momentos no son fáciles porque nos afecta la inestabilidad, pero también superar esas circunstancias nos ayuda a madurar como personas.Si necesitamos ser ayudados, lo inteligente en pedir esa ayuda a nuestros amigos, a la familia, a los compañeros de trabajo o a un profesional de la psicología o de las terapias, dependiendo de la naturaleza del problema que nos perturbe. Pero nunca hay que desentenderse de la búsqueda de soluciones para el problema y esperar, pasivamente, que otra persona nos ‘solucione’ la vida. Tenemos que hacernos cargo de nuestra vida y no podemos traspasar esta responsabilidad a otra persona. Asimismo, si la ayuda pedida no llega, no podemos quedarnos bloqueados, debemos seguir buscando soluciones y, por supuesto, tomando decisiones, aunque nos equivoquemos.A muchas personas les aterra tomas decisiones por el miedo a equivocarse, pero no tomar una decisión y quedarse paralizado es también una decisión en sí misma, con sus consecuencias. Por tanto, siempre es mejor decidir algo, asumiendo que nos podemos equivocar, que no hacerlo. En realidad la propia persona siempre es quien más sabe sobre sus deseos, lo que necesita, lo que quiere, por lo que es más probable que acierte en las decisiones sobre su vida.Por otra parte, nunca hay que ‘provocar’ las desgracias para poder quejarse y atraer la ayuda de los demás. Las víctimas auténticas lo son contra su voluntad. Por ejemplo, aquellos que se ven afectados por un terremoto o una enfermedad genética degenerativa.En el ejemplo propuesto de relaciones humanas insanas en el trabajo, Lola sabe que tiene una importante carencia por no saber contabilidad. Lo inteligente por su parte hubiera sido aprender en cuanto hubiera podido para evitar quedar en evidencia. Abandonarse a que su amiga Carmen le hiciera parte de su trabajo era un error a todas luces y pone de manifiesto la gran inmadurez de Lola. El problema seguía estando ahí, no desaparecía. Tarde o temprano, iba a tener problemas. Incluso le iba a suponer un despido.En el caso de las relaciones interpersonales en una pareja, Víctor no puede quedarse anclado en sus quejas por la mala gestión de la dirección de la empresa en la que trabajaba ni regodearse en su mala suerte. Tiene que hacerse cargo de su vida y tomar “el toro por los cuernos”. Esto significa implicarse en una búsqueda activa de trabajo. De hecho, cuando se está desempleado, la búsqueda de un trabajo es en sí misma un trabajo. Puede ser muy efectiva que Víctor haga saber su situación a los amigos, a los conocidos y a su familia, e incluso pedirles su ayuda, pero él siempre tiene que ser el más implicado y activo en la búsqueda de un empleo o en lograr un autoempleo (emprender un negocio y hacerse autónomo, por ejemplo).

  • 3.- De perseguidor a asertivo

El perseguidor pretende obligar a otra persona a que haga lo que cree que debe hacer. En cambio,una persona asertiva respeta el derecho del otro a tomar sus propias decisiones, pero también defiende su propio derecho a poner límites a su ayuda. La persona asertiva ha aprendido a decir lo que piensa sin herir a los demás. Su objetivo no es castigar a los demás, sino quiere ayudar de verdad a los demás. No necesita sentirse superior ni erigirse en juez supremo de lo que está bien y está mal. La persona asertiva tiene una gran capacidad de negociación para resolver los conflictos.En el caso de la oficina, Javier puede recomendarle a Lola que aprenda contabilidad, pero no puede estar continuamente tratando de ponerla en dificultades y acosándola para que haga lo que él quiere.Asimismo, para salir del Triángulo Dramático que han creado Ana y Víctor en su matrimonio, Ana se puede ofrecer para ayudarle, pero tiene que respetar las decisiones y los tiempos de su marido, porque Víctor es quien, en definitiva, tiene que hacerse cargo de su vida.En resumen, si aprendemos a no adoptar los papeles de salvador, perseguidor o víctima en los distintos ámbitos de la vida en los que nos relacionemos, evitaremos un gran desgaste emocional y mejoraremos nuestra relaciones interpersonales en el trabajo, en la familia, en la pareja, en los grupos de amigos, etc.
http://elmundotlp.blogspot.com/es

Volver a la Portada de Logo Paperblog