Revista Cultura y Ocio

Memento mori, de César Pérez Gellida

Publicado el 24 agosto 2014 por Goizeder Lamariano Martín
Memento mori, de César Pérez Gellida Título: Memento mori Autor: César Pérez Gellida Editorial: Suma de letras Año de publicación: 2013 Páginas: 582 ISBN: 9788483654538
Después de muchos meses viendo opiniones muy positivas sobre la trilogía Versos, canciones y trocitos de carne en abril llegaron los tres libros a casa gracias a mi amiga María y ahora por fin he podido leer el primer libro, Memento mori. Las expectativas eran altísimas y me daba miedo llevarme una decepción pero, por otro lado, pensaba que tanta gente no podía equivocarse. Y después de haber devorado las casi 600 páginas en un par de días no me queda más remedio que sumarme al club de seguidores incondicionales de la ópera prima del vallisoletano César Pérez Gellida.
Cada vez disfruto más leyendo novela negra y que esta trilogía estuviese ambientada en una ciudad como Valladolid me pareció original y curioso, un punto más a favor de esta historia. Una historia que nos traslada a la capital castellanoleonesa en septiembre de 2010. Allí conocemos al protagonista de la trilogía, Ramiro Sancho, el inspector del Grupo de Homicidios de Valladolid.
Un joven que no ha tenido suerte en el amor. Le gusta hacer deporte, cuidar su aspecto, especialmente su barba, y tiene bastante descuidada a su familia. Vive por y para su trabajo. Un trabajo fácil, rutinario, cómodo, hasta que una joven ecuatoriana aparece en unos arbustos junto al río asesinada y mutilada. Le han cortado los párpados. Por si fuera poco, el asesino ha dejado un poema en el cuerpo de la víctima.
Desde el comienzo sabemos quién es el asesino. Augusto Ledesma, un joven diseñador gráfico, un sociópata narcisista y solitario amante de la cocaína, el alcohol, la música más moderna y la literatura más clásica. Sin embargo, en contra de lo que pueda parecer, conocer al asesino no le resta interés a esta obra. Todo lo contrario, le da un toque diferente, sorprendente, inesperado poder descubrir los asesinatos desde el punto de vista del propio asesino.
Un asesino al que poco a poco llegamos a conocer muy bien. Iremos desvelando su pasado, su historia con su madre biológica y sus padres adoptivos. Conoceremos asimismo a sus amigos virtuales, tan siniestros como él. Y debo confesaros que a lo largo de las páginas no tenía muy claro qué sentir por Augusto Ledesma. Si pena, lástima, compasión o, por el contrario, horror, repugnancia y miedo. Eso es lo bueno, que un solo personaje es capaz de hacernos sentir todas estas sensaciones y muchas más.
Los acontecimientos y asesinatos se precipitan a un ritmo frenético. El asesino va demasiado rápido, la policía es incapaz de seguir sus pasos ni mucho menos preverlos y anticiparse a ellos. Necesitan ayuda para atraparlo y evitar que siga llenando las calles de Valladolid de cadáveres. Ahí es donde entran en escena dos importantes personajes. Por un lado Martina Corvo, una joven doctora en Psicolingüística tan atractiva como inteligente que traerá de cabeza a Ramiro Sancho en muchos sentidos.
Y, por otro lado, Armando Lopategui, alias Carapocha, un experto psicólogo criminalista que ha acudido a ayudar al equipo de Sancho. Tengo que reconocer que es el personaje que más me ha desconcertado desde el comienzo. Su machismo, su lenguaje, su falta de educación, su alcoholismo,  sus formas, me repugnaban, le he cogido muchísimo asco. Tan chulo, tan prepotente, intentando impresionar a todo el mundo con sus batallitas de ex agente del KGB y la Stasi. Pero, por otro lado, no podía evitar sentir un profundo interés por este personaje tan singular e impredecible. Las primeras páginas de la novela tienen fuerza, ritmo, atrapan y enganchan y la historia es tan adictiva que nos cuesta dejar de leer, queremos saber qué ocurre, necesitamos devorar las páginas. Todo gracias a un lenguaje cinematográfico que hace que en vez de leer veamos la historia con un gran dinamismo y unos personajes principales muy bien construidos, de los que poco a poco vamos conociendo su historia, su pasado, que nos ayuda a entender por qué son como son.
Sin embargo eso no ocurre con la mayoría de los personajes secundarios, que forman parte del entorno de Sancho: los comisarios Francisco Travieso y Antonio Mejía; los subinspectores Patricio Matesanz y Álvaro Peteira; los agentes Carlos Gómez, Jacinto Garrido, Ángel Arnau, Carmen Montes, Áxel Botello, Santiago Salcedo, Mateo Marín, Patricia Labrador, Daniel Navarro, Carlos Aranzana y Sonia Blasco. Tengo que confesar que me han parecido demasiados y poco perfilados y definidos, en ocasiones me costaba diferenciar quién era quién y muchos de ellos aportan poco o nada a la historia.
Todo lo contrario sucede con otros personajes secundarios como la juez Aurora Miralles, el ex policía Jesús Bragado, el político Pablo Pemán o el forense Manuel Villamil, que sí que tienen mucho que decir en la trama y están mejor construidos.
Otro de los puntos fuertes de esta trilogía es precisamente lo que le da título. Los versos de los poemas que el asesino deja en los cuerpos de sus víctimas, las canciones que escucha y los trocitos de carne que mutila. Tengo que confesar que no comparto los gustos musicales de Augusto Ledesma (Héroes del Silencio, Vetusta Morla, El Columpio Asesino, Depeche Mode, Enrique Bunbury, Love of Lesbian, Rammstein, Nacho Vegas, The Cranberries o Muse) pero aun así creo que la ambientación de la lectura habría mejorado muchísimo si hubiese escuchado las canciones a la vez que leía el libro, al mismo tiempo que el asesino. Con este primer libro no ha podido ser, pero espero poder hacerlo con Dies irae y Consummatum est gracias a que el autor ha tenido el detalle de incluir la lista de canciones y autores al final de cada libro.
Solo le he encontrado un pequeño pero a esta obra. Las citas en inglés pase, porque en mi caso las he entendido, pero con las de alemán he echado en falta la traducción y las de latín me han parecido excesivas. Me ha dado la sensación de que no aportaban demasiado y, por el contrario, en ocasiones conseguían sacarme de la historia. También he echado de menos el uso de más sinónimos para evitar las repeticiones.
No quiero desvelaros nada de la trama, que se desarrolla entre septiembre de 2010 y marzo de 2011. Seis meses, cinco cadáveres. Lo único que puedo hacer es animaros a leer esta historia de la que no podréis escapar. Recordar que todos vamos a morir. Que empiece el viaje ya.
Si te interesa el libro puedes encontrarlo aquí. 

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