Memorias de la Tierra de Miguel Brieva: el acertado diagnóstico extraterrestre

Memorias de la Tierra es lo nuevo de Miguel Brieva, donde una vez más demuestra que más que viñetista, Brieva es un pintor post-realista donde realidad y ficción convergen en el dolor común de lo más ídem del ser humano actual. Por ser un humorista sociólogo que ha acertado en su diagnóstico. El futuro es sarcástico y da asco y risa, más aún en materia del ecologismo inteligente. 

Porque esta recopilación de viñetas publicadas en el suplemento de El País Tierra y en la revista El Jueves (en un 40%, ya que lo restante es inédito) vienen excusadas por los recuerdos de un extraterrestre “cosmoetnógrafo” que ve con nostalgia su paso por el loco mundo en el que vivían unos pobres seres que se creían superiores, con sus ilógicas creencias, mitos y afán al narcisismo en códigos exo-impuestos. La risa culpatoria y esperpéntica que propone Brieva es algo muy suyo.

Viñetas que encontrarás en el interior de Memorias de la Tierra. Con el consentimiento de la editorial Mondadori.

Memorias de la Tierra está cargado de nuevos juicios contra el sistema capitalista pero con más ataque a su público potencial, ya que critica el conocimiento popular de las alternativas a este modelo y vaticina el proceso de recodificación para adaptarlo al sistema actual. También en esta nueva entrega (Memorias de la Tierra es el volúmen dos, donde El otro mundo es su predecesor) introducirá fragmentos de citas memorables de personajes reales e inventados que han pensado en esto del ser humano que somos en este sistema.

Más viñetas que encontrarás en el interior de Memorias de la Tierra. Con el consentimiento de la editorial Mondadori.

En muchas páginas nos encontramos una tierra dando vueltas en el espacio exterior con dos viñetas a cada lado que encierran alguna historia autoconclusiva. Las viñetas aparecen como bocadillos de lo que dice la tierra, de esos párrafos subrayados del libro que somos la realidad socio-económica de hoy en dia. Es una risa nada inocente, ya que por cada risa acallamos la patada en la entrepierna que Brieva parece arrojarnos, donde el mensaje general que se desprende en que somos los más estúpidos de los animales inteligentes. Que el avance (en cualquier materia) no implica sentido común, y que es parece importarnos más la construcción siempre hacia arriba sin pensar en los materiales que estamos usando para ello.

¿Por qué un estilo retro para enmarcar la actualidad? Por el contraste de una nostalgia que no debería ser tal. El día de hoy es el avance irremediable que venía del ayer, y más si nos encontramos en un estadio continuista de ese pasado: el capitalista y globalizante pese a la capa de eco-concienciados a la que nos hemos adscrito. La fealdad (al estilo de Crumb, Kim Deitch o S. Clay Wilson) de los dibujos perfectos de Brieva donde las sonrisas están demasiado exageradas y la naturaleza da asco (de lo plastificada que está) no son más que el después de la belleza que le hemos conferido en los últimos tiempos a los anuncios de los 50 americanos.

Más viñetas de Memorias de la Tierra.

Y esa gente de los 50 sin actualizar más allá de un mal rollo corrosivo añadido (fantástica D.J. Maruja) o los jóvenes de diferentes tribus y subculturas pasadas por el mismo filtro y su expresión discursiva peculiar que mezcla lo culto con lo posmoderno hacen su estilo muy propio y válido. Además de por esa publicidad que sólo por verosímil a dos grados de separación de lo actual hace que lo que este hombre ha plasmado en dibujos se convierta en visionario (denle tiempo, verán las golosinas que son los posibles productos que expone a modo de falsos anuncios en sus páginas salir al mundo real en poco).

Y además podrás participar de su ácida ironía adquiriendo algún volúmen de su obra (en papel, “perpetuando la destrucción de árboles”) y exponerlo como libro para las visitas: te defines y te enmarcas como uno de sus personajes contento de creerte fuera del sistema que satiriza (¡y lo haces la mar de agusto!)