Memorias de un hombre invisible (Memoirs of an invisible man, John Carpenter, 1992. EEUU & Francia)

Memoirs of an invisible man (John Carpenter, 1992. EEUU & Francia): débil, fría e impersonal adaptación, aunque con un punto de partida atractivo, como era las posibilidades (negativas según el film) que ofrecía ser invisible, del otrora notable Carpenter, que firmó este proyecto en el punto más bajo, artísticamente hablando, de su, en líneas generales, interesante carrera (de 1982, año de estreno de su memorable La cosa, hasta 1995, cuando rodó la actualización de El pueblo de los malditos, solo caben en el recuerdo Están vivos y En la boca del miedo). Carpenter se puso el mono de artesano para firmar un producto sin la pasión y el tono de sus mejores obras, en la cual un individuo (el cómico Chevy Chase, horrible aquí) se desvanecía por accidente, siendo perseguido por un agente del gobierno sin escrúpulo alguno (Sam Neill, lo mejor de largo), mientras el primero recupera a la mujer (Daryl Hannah) con la que acaba de iniciar una relación. Su eficacia en la mesa de efectos especiales (nada que ver con los expuestos habitualmente por Carpenter en sus films de serie B), expuestos además de forma imaginativa, no la eximen de ser una de las películas más discretas de su director. Con poca fortuna.