Mendigos de Gallardón

La propuesta planteada esta semana por el señor Gallardón sobre la “sacar a los mendigos de las calles de Madrid”, o dicho de otro modo, hacer invisibles y esconder del paisaje urbano aquellos elementos humanso que incomodan la mirada del andante y obstaculizan el flash del turista; nos invita a reflexionar sobre el debate ético y paradógico entre la libertad negativa neoliberal y la intromisión en el espacio vital planteada por las filas populares.
La indignación planteada por Stéphane Hessel sobre las consecuencias nefastas del capitalismo avanzado occidental, ponen de manifiesto la crisis de valores y giros maquiavélicos de los planteamientos políticos actuales. La filosofía del “tanto tienes tanto vales” en complemento con un valor exacerbado a la importancia de la imagen en detrimento de la dignidad humana hace inteligible la “sin razón” de la política “social” planteada por el líder madrileño.
Desde las líneas de la “misericordia” de Pérez Galdós; las calles del Madrid del Siglo XIX son dibujadas con la presencia de “personas tapadas con mantas a cuadros, pelos largos y dientes amarillos… acostadas y temblorosas en medio de adoquines al acecho de miradas altivas de clases acomodadadas”, la figura “visible” del mendigo forma parte  del escenario urbano de la capital.
La visibilidad de la pobreza deteriora la visión externa de la ciudad e  infravolora  la cotización de los bienes inmuebles en la lógica de los mercados. La perspectiva de Ortega Gasset sobre el entendimiento humano pone en evidencia la incomprensión actual ante las circunstancias que identifican la etiqueta social del mendigo.
La política social basada en “quitar de en medio” a aquellos que por sus “circunstancias” se encuentran acostados al duro suelo de la calle, pone en evidencia la ambición política de contentar a aquellos clientes de urnas que miran de reojo y gesto prejuicioso, la incomprensión del mendigo que  les tiende la mano.