Revista Solidaridad

Mensaje del comisionado nacional contra las adicciones dr. carlos tena tamayo en la reunión hemisférica de alto nivel contra la delincuencia organizada transnacional

Por Jose2gm68 @josemarianieto

MENSAJE DEL COMISIONADO NACIONAL CONTRA LAS ADICCIONES  DR. CARLOS TENA TAMAYO  EN LA REUNIÓN HEMISFÉRICA DE ALTO NIVEL CONTRA LA DELINCUENCIA ORGANIZADA TRANSNACIONAL
Me es muy grato estar presente en esta reunión, ante tan distinguidos visitantes, en la que se hace evidente la colaboración entre las naciones de nuestro hemisferio para contener las diversas acciones con las que la delincuencia organizada transnacional amenaza a nuestra sociedad.
En el reporte de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes 2011 se anota que “cuando las personas piensan que a la sociedad le importa poco su bienestar, existe un verdadero peligro de que los lazos que en otras circunstancias unirían a las personas se debiliten, creando un sentido de comunidad profundamente fracturado y dando gran impulso a una amplia variedad de problemas sociales. El grado de cohesión social existente en las comunidades y sociedades es un verdadero barómetro de su estado de salud. Cuando la sociedad se fractura, por el escaso sentido de cohesión, la consecuencia probable es una multitud de problemas, de los cuales el abuso de drogas y la delincuencia posiblemente sean solo las señales más visibles.”
Es decir se establece un círculo vicioso, con la pérdida de valores, la falta de solidaridad, la desintegración de las familias, se es más proclive al consumo de drogas ilegales y, en algunos casos, a participar en grupos delictivos, lo cual impacta de manera negativa en el tejido social debilitado. Por eso coincidimos que para analizar el problema del consumo de drogas, debemos reconocer los factores que lo propician pero también las consecuencias que dicho consumo a su vez ocasiona en el tejido social.
Primero hay que dejar claro que la preocupación que se tiene por el uso ilícito de drogas psicoactivas es debido a que daña la salud de las personas, todas ocasionan cambios de comportamiento, alteran el estado emocional, físico y psicológico. Con frecuencia inducen dependencia e incluso pueden llevar a la muerte. Una vez que se inicia su consumo, resulta atractivo continuarlo porque se experimenta placer, euforia y alivio del dolor, sin embargo, el riesgo de perder la salud, la libertad  (física y de pensamiento) y la propia vida es muy alto.
Sabemos que desde hace varios años la droga se está quedando en territorio mexicano y, es claro, que cuanto más se disponga de la droga más posibilidad de consumirla existe, pues se puede adquirir con facilidad y al inicio a bajo costo o incluso regalada. Hay evidencia de que una mayor disponibilidad, influye en un mayor consumo. Eso se reflejó en la Encuesta Nacional de Adicciones en 2008 pues se incrementó el número de personas que habían consumido cocaína con relación a 2002, (pasó de 1.2 a 2.4%), no obstante sigue siendo la mariguana la droga que más mexicanos han consumido alguna vez en su vida (4.2% en 2008). Se ha identificado que la mayoría de los que han probado drogas ilegales no continúan usándolas, es por ello que cuando se mide la prevalencia de consumo “alguna vez en la vida” ésta es mayor que  la prevalencia de consumo en “el último año”.
Por ejemplo, en México el consumo en el último año de cocaína en 2008 fue de sólo 0.4%, mientras que de acuerdo al Reporte Mundial de Drogas 2010 en EUA esta prevalencia fue de 2.6%, en Chile 2.4% y en España 3%. Para mariguana la prevalencia de consumo anual fue 1% en México, 12% en Estados Unidos, en Chile 6.7% y en España 10%. Reconociendo que la población de Estados Unidos es aproximadamente el triple que la de México, el número de consumidores para el último año de mariguana en México fue de 1.2 millones y en EU 25.2 millones, y consumieron cocaína 500 mil personas en México y casi 6 millones en los Estados Unidos.
A pesar de la baja prevalencia de consumo anual es necesario reconocer el impacto que tiene, sobretodo en el grupo de 12 a 17 años, en donde se  observó un incremento preocupante en el consumo de drogas ilegales, al pasar de 0.7 a 1.5%, de 2002 a 2008. Además como resultado de un mayor consumo anual de drogas ilegales en población general en este mismo periodo, que pasó de 0.8 a 1.4%,  se identificó también un incremento en el número de personas que cumplen con criterios de dependencia para drogas ilegales, pues se incrementó de 0.4 a 0.6% entre 2002 y 2008. De aquí, que el Gobierno del Presidente de la República, instruyera la implementación de políticas públicas y acciones muy concretas para tratar de contener esta tendencia. Acciones sobre las que hablaré más adelante.
Como ya decía, el efecto de las drogas ilegales es en general placentero, sin embargo, hay consecuencias dañinas que dependerán del tipo de droga, la frecuencia, vía de administración y dosis de uso. El consumo de drogas al alterar el pensamiento del individuo, lo puede llevar a comportamientos agresivos, imprudentes o temerarios, poniendo en riesgo la integridad personal o de terceros. En muchos casos, las personas agresivas, cuando consumen drogas, se desinhiben y expresan sus actitudes violentas incluso con amigos o la propia familia, de manera semejante ocurre con personas con predisposición genética a desarrollar cuadros psicóticos o esquizofrenia, que se manifiestan cuando consumen por ejemplo mariguana.
Cuando se trata de jóvenes, su desempeño académico disminuye o hay deserción de los estudios. Numerosos accidentes están relacionados con el abuso de drogas y en ocasiones se desarrollan trastornos mentales, como alteraciones del estado de ánimo, ansiedad y trastornos de la personalidad.  Cuando la vía de administración es intravenosa hay riesgos de adquirir enfermedades como hepatitis o VIH por compartir agujas. Otros trastornos que se pueden adquirir son de índole metabólico o cardiovascular, que pueden ocasionar muerte súbita por arritmias o infarto al miocardio.
El sufrimiento de la familia es evidente cuando un miembro de ella se ha introducido al consumo de drogas. En el consumidor, el placer que se experimenta cuando se inicia el consumo suele desaparecer, pero no la necesidad de seguir consumiendo, pues es necesario hacerlo para no sufrir los severos síntomas de la abstinencia al reducirse la dopamina del sistema nervioso central.
A todas estas consecuencias personales, familiares y sociales, se agrega el estigma negativo que muchos grupos sociales le siguen dando a las personas consumidoras o con dependencia a drogas, pues cuando surgen, sobretodo de familias disfuncionales, no hay tolerancia ni apoyo para atender los comportamientos antisociales originados por el consumo de drogas; en ocasiones estas personas terminan viviendo en la calle o en el mejor de los casos en lugares de caridad en precarias condiciones.
La muerte es el desenlace fatal de personas que han consumido en exceso drogas, la que ocurre por intoxicación aguda o sobredosis, por accidentes, suicidios o por las enfermedades contraídas.
Tenemos conocimiento de que, en muchos casos, las personas con problemas de adicción presentan una severa disfunción social que inicia con el incumplimiento de sus obligaciones, el deterioro de su situación económica y por supuesto con graves problemas de relación dentro de su círculo social y familiar. Esta circunstancia puede desembocar en la falta total de recursos lo que, aunado a la necesidad de seguir consumiendo, promueve la aparición de conductas delictivas, principalmente relacionadas con delitos patrimoniales, en muchos casos acompañados de conductas violentas.
Tanto la violencia como el robo tienen implicaciones legales y, en ocasiones, terminan privando de su libertad al consumidor, no por el hecho de consumir sino por los delitos cometidos bajo el influjo de la droga o bien, para poder obtener recursos para su compra, sobretodo cuando estos delitos son graves.
Si bien, como ya ampliamente nos informó la Señora Procuradora, existe una estrategia para combatir al crimen organizado que incluye el narcotráfico, con el fin de disminuir la oferta de droga, también se tiene en nuestro país una política pública diseñada para contener el incremento de consumidores de drogas y por lo tanto, reducir la demanda.
La estrategia tiene varias líneas de acción, la más importante es la encaminada a evitar que los millones de mexicanos, sobretodo menores de edad que no han consumido drogas, lo vayan hacer, para ello se trabaja en una Campaña Nacional de información para una Nueva Vida, que ofrece orientación con base científica a jóvenes, maestros y padres de familia a través de más de 1.3 millones de promotores que se han formado para ello. También más de 600 mil maestros de primaria y secundaria han sido capacitados a través del Programa Escuela Segura para realizar la detección oportuna y ofrecer orientación a quienes inician en el consumo de alguna droga incluyendo alcohol.
Además en el territorio nacional, el sistema de salud se ha fortalecido en esta materia al construirse  334 Centros Nueva Vida de atención primaria de adicciones que desarrollan actividades preventivas, de identificación a través de encuestas de tamizaje de niños o jóvenes en riesgo de consumir, para focalizar la atención y orientación y en su caso otorgar tratamientos breves a los consumidores iniciales o bien referir, a través de la Red Nacional de atención de adicciones, a centros especializados acreditados a quienes ya padecen de la adicción o requieren de internamiento. Por cierto, esta Red de Atención, es la más grande en América latina.
Hay que destacar que en nuestro país la Ley General de Salud contempla la farmacodependencia como una enfermedad y por lo tanto establece la obligatoriedad de los prestadores de servicios del Sistema Nacional de Salud de realizar actividades preventivas, de tratamiento y de control de las adicciones y farmacodependencia. Hace responsables a los gobiernos de las entidades federativas para proporcionar información y brindar atención médica y los tratamientos que se requieran a las personas que consuman estupefacientes y psicotrópicos.
Desde el Gobierno Federal se apoya a los Estados para que se subrogue la atención a las personas que lo requieran. Debido a que con frecuencia es el médico general , familiar o de los servicios de urgencias el primer contacto de las personas consumidoras o con problema de adicción, se han desarrollado, con el apoyo de fundaciones, universidades y gobiernos, cursos de capacitación a profesionales de la salud para que ofrezcan atención de calidad en los servicios de salud a personas que solicitan ayuda por el efecto de consumo de drogas. Hoy que nuestro país está llegando a tener cobertura universal en salud, la prevención y atención a las personas con adicciones también forma parte de los servicios que se ofrecen desde el seguro popular. Atender a las personas con dependencia a las drogas no sólo es una obligación y un imperativo ético para ayudar al enfermo, sino que además contribuye a reducir la demanda de droga, pues quienes ya sufren la dependencia, consumen hasta 70% de la droga que se comercializa en el mercado.
Es de igual importancia reconocer que en México se establecieron modificaciones a la Ley General de Salud y al Código Penal Federal, para que el farmacodependiente o consumidor de droga ilegal sea tratado no como un criminal que se debe sancionar, sino como una persona a la que hay que ayudar a través de orientación o tratamiento, incluso para personas  que hayan cometido algún delito menor bajo el influjo de drogas ilegales, se está impulsando un programa de justicia alternativa, para ofrecerles tratamiento bajo supervisión judicial, hasta su recuperación o reinserción social, en lugar de privarles de su libertad. Esta es otra de las formas para descriminalizar al consumidor o dependiente de drogas ilegales.
Es claro que el trabajo orientado a la prevención del consumo de drogas no es suficiente si no se vincula con otros esfuerzos para reconstruir el tejido social, por ello es importante mencionar que, con la política social que ha impulsado el Presidente Felipe Calderón, a través de la Secretaría de Desarrollo Social y con la participación de los tres niveles de gobierno y la comunidad, se apoya el programa de Rescate de Espacios Públicos, espacios que habían sido tomados por los criminales. Ya se han rescatado 4.100 espacios públicos y devuelto a las comunidades para que las familias tengan lugares de sano esparcimiento. Además se han abierto 800 centros de desarrollo comunitario que promueven una sana convivencia entre los habitantes de las comunidades, factor fundamental para lograr cohesión social. Por otra parte, bajo ese mismo objetivo se han ampliado las oportunidades de estudio para miles de jóvenes; por ejemplo, ahora en México todos los niños tienen asegurado un lugar en la primaria, además en los últimos 5 años se han construido cien universidades, mil bachilleratos y el número de jóvenes con beca para que no abandonen sus estudios por falta de recursos económicos llegará este año a los 8 millones.
Es decir, en México la estrategia de seguridad, que está orientada a someter a los criminales, a construir una nueva institucionalidad en materia de seguridad y justicia, a promover entre los ciudadanos la cultura de la legalidad, tiene el componente más importante en la reconstrucción del tejido social, para contribuir a ello, se desarrollan las acciones a las que ya me he referido. Para recuperar los valores perdidos y lograr una mejor integración de las familias y la sociedad se requiere mantener la unidad entre los mexicanos, con una visión clara del México que deseamos tener, pues sólo con la unión de esfuerzos podremos abatir los problemas sociales que hoy nos preocupan. Estoy cierto que las y los mexicanos podremos enfrentar este desafío porque en esta tarea todos somos uno.


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