Por internet corre una de esas mentiras como las que tanto dañaron a Hillary Clinton como candidata presidencial estadounidense, esta vez referida a Pedro Sánchez, y que creen posible muchos socialistas: que el exsecretario general va a afiliarse a Podemos.
Estas mentiras se conocen en el lenguaje del medio como “hoax”, en español farsa, engaño, y están elaboradas para desinformar, pero con aparente verosimilitud.
Por ejemplo, entre mensajes verdaderos divulgados por WikiLeaks sobre el uso de correos privados y los errores de Hillary como secretaria de Estado de Barack Obama, aparecían otros falsos sobre cuentas corrientes o mansiones en el Caribe, o sobre que era alcohólica y drogadicta.
Creyéndolo, muchos demócratas no acudieron a votarla, mientras que cualquier verdad o mentira sobre Trump le afectaba poco: desde el principio era un “bad boy”, un chico malo del que podían esperarse excesos.
En los casos tanto de Hillary Clinton como de Pedro Sánchez el engaño era creíble porque ambos dieron motivos para dudar de sus verdaderas intenciones o acciones.
Con la excandidata a la presidencia aparecen relaciones personales y ayudas de todo el sistema político del país, que incluye a poderosos lobis y petrodólares de países árabes, y numerosas dudas sobre por qué usaba correos secretos no oficiales, algo que ni siquiera aclaró el FBI que tanto dañó su elección al informar que la investigaba.
En el caso de Sánchez, al que humilló sádicamente Podemos y con él al PSOE: una vez caído le propuso nuevas alianzas.
Se degradó así él mismo y al partido aún más, mientras Iglesias Turrión se reía de ambos, lo que llevó a Felipe González a desmantelarlo diciendo que Sánchez era incapaz de hablar sobre España durante media hora.
Corre otro “hoax” internáutico: “González exagera, ni siquiera cinco minutos”.
El cronista cree que le bastan cinco segundos: “¡Mi mujer quería gobernar España!”
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