Revista Diario

Menú infantil

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient
Menú infantilDurante muchos muchos muuuuuuchos meses nos ha sido imposible salir a comer fuera de casa. El niño no aguantaba ni 2 minutos sentado en la trona (o en su carro) porque se aburría y se inquietaba un montón... Vamos, es que ni tomarnos una coca-cola este verano en una terraza.
Pero con el paso del tiempo las cosas han ido cambiando y, cumpliendo unos ciertos requisitos, ahora sí podemos salir:
- Que la comida sea rápida, como mucho, una hora. Por tanto, descartamos restaurantes de primero, segundo, postre, café y sobremesa (que yo creo que tienen que ser bastante mayorcitos para poder aguantar sitios así, para qué engañarnos).
- Que el restaurante tenga trona. Y, si es posible, que tenga bullicio. Normalmente una cosa va unida a la otra, pero siempre está bien que el local tenga ruido de fondo, así, en caso de perraque, se disimula mucho mejor. De hecho, nosotros procuramos sentarnos cerca de otras familias, el efecto camuflage es estupendo.
- Que el niño pueda picotear de nuestra comida. Este requisito es fundamental porque le encanta comer todo lo que pilla en nuestros platos y, de paso, se mantiene muy entretenido.
Hasta el momento, al margen del picoteo, llevábamos un termo con el puré que tocara ese día. Y él se comía su puré más todo lo que pillara de lo nuestro, se ponía las botas. Pero con el paso de los meses lo nuestro cada vez le gusta más y lo suyo menos... así que nada más ver el termo ya pone cara de déjate de tonterías y dame comida de la vuestra.
Hace unas semanas decidimos que cuando saliéramos a algún sitio que tuviera menú infantil, dejaríamos el termo en casa y le pediríamos un menú. Estos sitios suelen tienen platos aptos para su edad y apetecibles: fingers de pollo, quesadilla de jamón y queso, croquetas, palitos de merluza. Sin embargo, no estoy segura de si la idea ha resultado un éxito o no. Sigue teniendo más interés por lo que hay en nuestros platos que en el suyo... y lo que más le llama la atención de su plato son siempre las patatas. ¡Este niño es adicto a las patatas fritas!, son su perdición, hasta el punto de que hoy ya le he quitado su plato y me las he puesto en el mío para que se comiera el pollo.
Estoy observando que, aunque no lo parece, es un niño bastante precavido. Con la comida nueva siempre es muy cauteloso. Tarda un buen rato en metérselo a la boca. Primero lo  mira de lejos, luego lo toca, lo manosea, lo espachurra, lo lame un poquito y, si eso, ya se lo mete para dentro. Las patatas fritas, como ya las conoce, se las come a dos manos. Sin embargo, con lo demás va a una velocidad tortuga que nada tiene que ver con la velocidad a la que habitualmente come. Así que los días que le hemos pedido el menú infantil me he quedado con la impresión de que ha comido bastante poco.
En fin, seguiremos probando, pienso que poco a poco irá mejorando, que con lo que le gusta comer, dentro de nada le veo hincando el diente a un chuletón.

Volver a la Portada de Logo Paperblog