Revista Belleza

Menudo fin de semana

Por Negraflor @NegraFlor_Blog

Finde de chicas

Este fin de semana ha sido genial. De esos días inolvidables. Primero, inolvidable, porque empezó el jueves; y el mero hecho de que la semana que te incorporas al trabajo sea un día más corta, ya es algo de lo más maravilloso. Cogiendo el ritmo con calma, que así la reentré no se hace tan dura. Y segundo, porque me ha sentado maravillosamente bien el fin de semana de desconexión, y aquí estoy, dispuesta a compartirlo contigo.

Con ocasión del cumpleaños de mi amiga R., nos hemos reunido las Súper Nenas, que somos, la misma R., nuestra amiga G. y la que suscribe. Nos dio por decidir, entre las tres, que ibamos a pasar el cumpleaños de R., juntas. Y eso es lo que hemos hecho. Así que el miércoles, G. partía desde la Comunidad de Madrid, y al día siguiente, jueves por la noche, yo cogía un avión. Destino: MURCIA.

Nuestra querida R. nos ha acogido en su casa, y desde nuestra llegada, hasta que nos despedimos ayer a mediodía, todo ha sido genial, y ha habido momentos de todo y para todo.

Yo creo que ya lo he dicho en alguna ocasión -porque me repito más que el ajo-, pero si no lo he hecho, lo vuelvo a decir: necesito a mis amigas. Y necesito, periódicamente, escaparme con ellas y pegarme un fin de semana como el que hemos pasado. Las Chocolatinas, se han quedado pasando el fin de semana con su padre, que por eso lo tienen, y yo me he podido ir a pasar tres días con mis amigas.

Hay quien no entiende que yo salga y deje al costillo al cuidado de las niñas. Pero, francamente queridos, me importa un bledo. Yo seré todo lo madraza que queráis, y el tiempo que estoy con mis hijas es para ellas; pero yo soy una mujer muy social, ya lo vais viendo, y necesito a mis amistades. Y se da el caso de que estas dos amigas, que son dos de las que más quiero, están lejos de mí, para mi desgracia. Y por más que hablemos cada día durante todo el día, gracias al diabólico a la vez que maravilloso invento de Whatsapp, necesito verlas, tenerlas cerca, hablar cara a cara. Ésa es la razón de estos encuentros.

Lo he pasado realmente genial. Hemos hecho un poquito de todo. El jueves llegué por la noche, cenamos, y estuvimos de mojitos caseros hasta las… ¿cinco de la mañana? Sí, algo así, porque nos fuimos del salón un poco antes, pero como G. y yo compartíamos habitación, le estuvimos dando a la sinhueso bastante rato más, riéndonos en voz baja, y desvariando mcuho. El viernes por la mañana cogimos los trastos y nos fuimos a Collados Beach (te lo contaré, I promise); volvimos a casa ya duchaditas, listas para cenar, y para afrontar otra sesión de mojitoterapia, que también se alargó hasta pasadas las cuatro de la mañana.

El sábado por la mañana volvmios a coger el coche; el destino, en esta ocasión, el balneario de Archena, donde estuvimos pasando el día (también te lo voy a contar). Llegamos a casa, nos duchamos, nos vestimos para matar, volvimos a coger el coche y nos fuimos a cenar a Murcia, a un garito que se llama la Caña de Espaaña donde hacen una sangría que es un portento y unos montaditos de olé, que aún me llamaréis beoda, y eso never. Después de la cena, tocó copas… y cerrar bares, claro. G. y yo nos recogíamos a las ocho de la mañana. Que no está nada mal.

Cuatro horas después el despertador sonaba; remolonear en la cama, ponerme al día con mi Twitter, duchita rápida, preparar la maleta, hacer el checkin on-line del vuelvo de vuelta, desayunar una tostadita con mantequilla y mermelada. Despedirnos de G., que también partía rumbo a tierras maddrileñas, y R. me llevó al aeropuerto de Alicante. Nos despedimos, empezando a pensar cuál será la próxima ocasión en la que podamos vernos, y echándonos de menos casi antes de habernos dicho adiós.

Son mis amigas Las quiero con locura. El tiempo que paso con ellas, para mí, es de lo más valioso. Lo atesoro, porque nunca sé cuánto tiempo va a volver a pasar hasta que pueda reunirme con ellas. Y estar con ellas me hace bien; son vitaminas para mi alma; hacemos terapias de todo tipo: ciberterapia, mojitoterapia y, sobre todo, risoterapia.

Y este fin de semana ha habido muchas risas, confidencias, conversaciones serias, conversaciones absurdas; hemos evocado recuerdos de momentos pasados, tomado el sol, descansado, dormido poco, bebido más, hablado todavía muchísimo más… pero, sobre todo, por encima de todas las cosas, hemos recargado las baterías.

Menudo fin de semana


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