De cómo cambia el mundo y tu perspectiva cuando estás al lado de alguien que es espectacular.
Hola! Tenía una amiga que era modelo. No era Kate Moss, pero era lo suficientemente guapa, delgada y estilosa para estar en una agencia y tener algunos trabajos. Imagino que algunas de vosotras, aunque no tuvierais una amiga modelo, sí tendrías alguna otra de porte y belleza espectacular. Y seguramente os sentiréis identificadas cuando leáis lo que me pasaba a mi cuando estaba con ella:
- Cuando paseaba con ella por la calle, yo era totalmente transparente para el resto del mundo
- Casi siempre, cuando mi amiga lucía ropa nueva, si yo también estrenaba algo, lo mío parecía de mercadillo a su lado, pese a que me había costado más caro; y ella parecía de Chanel, y yo de Sepu
- Si mi amiga pasaba dos días en Mallorca, no solo volvía con una serie de fotos sublimes, es que también había ganado lo que yo en 5 meses
- Cuando no teníamos novio, si sonaba el teléfono en su casa nunca lo cogía porque “a los hombres había que ignorarlos”; mientras que yo, me tiraba al mío no fuera que alguien del sexo contrario se le ocurriera llamarme para salir a dar una vuelta
- Ya de casada, cuando llamaba a mi amiga para saber de su vida, se pasaba el día en centros de belleza, spas, masajes, tratamientos de belleza…; mientras que yo, con raíces, se me pasaban las horas cargada con una niña llorona y empapada en pis, tirando del carro de la compra sudorosa…
- Y ahora, que ya tenemos una edad, mi amiga sigue siendo adorable, delgada, con un cutis fantástico; mientras que yo con solo beber agua, sigo ganando kilos, cada vez estoy más calva, y las arrugas son ya surcos