Revista Cultura y Ocio

Mi amistad con Jesucristo. Lars Husum

Por Mientrasleo @MientrasleoS
Mi amistad con Jesucristo. Lars Husum
     "La primera vez tengo quince años y lo hago porque estoy enamorado de Miriam, la Pelirroja. Tiene unas tetas enormes, cuatro pecas en la nariz y encima es testigo de Jehová. Me encantaría hablar con ella, pero no me atrevo a dirigirle la palabra en todo el noveno curso. Miriam sabe lo que siento porque la sigo a todas partes, y no solo en el colegio."
     Creo que sigo sin saber qué me llevó a comprar este libro. Posiblemente fuera lo confusa que me dejó la sinopsis, despertando mi curiosidad. En todo caso, hoy traigo a mi estantería virtual, Mi amistad con Jesucristo.
     Conocemos a Nikolaj porque nos cuenta su historia. A los catorce años se queda huérfano de padre y madre y vive con su hermana So. Su madre era una famosa cantante danesa que les deja una fortuna y unos abuelos con los que no tiene relación alguna por los maltratos a los que él le sometía.A partir de ese momento, Nikolaj entra en una espiral de violencia y destrucción fomentada por malas compañías que destrozan lo poco que queda de bueno en su interior. Al menos, hasta que un día un hombre que se presenta como Jesús le insta a cambiar totalmente de vida.
      De todos los libros inclasificables que me he leído en lo que va de año, este está en primera posición sin duda alguna. No sabría precisar el estilo literario por el que opta el autor, y lo más cercano si tuviera que hacerlo, serían aquellas películas pertenecientes al movimiento "Dogma 95". Dicho así puede resultar extraño, pero no lo es tanto al mirar la trayectoria del autor y su relación con la obra de Lars von Triers. Así entramos en la vida de un niño que se convierte en un mal adolescente, el autor no le concede tregua a lo inexplicable y no le ampara en las desgracias sufridas. La violencia, la crueldad y el egoísmo son solo alguno de los rasgos de una persona vil que no tiene reparos en pegar una paliza a un niño sin motivo aparente. Ese descenso a los infiernos de la infelicidad que pudre todo lo que toca, se plantea como algo inevitable, como una plaga que se extiende alrededor de Nikolaj por decisión del propio protagonista. La lectura es algo terrible, cruel. Y entonces aparece Jesús diciendo: Soy Jesucristo y he venido a hacer de ti una persona mejor. El lector parpadea perplejo  y relee comprobando que, efectivamente, eso es lo que pone. Y no puede evitar reír (como en tantas otras ocasiones que nos cogen desprevenidos a lo largo de la novela) sin terminar de comprender del todo el sentido del humor del autor. Vaya ahora por delante que ese encuentro hace que el protagonista decida enderezar su vida y la novela, pese a que puede parecer que acabará convirtiéndose en una apología para la redención y el perdón, no termina de coger el punto del buenerismo, así que tranquilos, no es una novela de autoayuda. Casi podría decirse que no es ni siquiera una novela, sino un chaval contando su vida cuando aún está perdido en ella. Con una ira que no es capaz de canalizar y una fuerza que en cambio sí que sabe utilizar. Un camino seguro a la autodestrucción del que somos testigos en primera línea sin tener claro si queremos, o merece, ser salvado.
     Me ha llamado la atención que la religión no juega en realidad un papel importante en el libro como pudiera parecer por el título o la sinopsis. Y también que yo me había imaginado a este Jesucristo, pese a la moto de la cubierta, como una suerte de Jeff Bridges en chanclas con pantalón corto y camisa de flores, escondiendo una botella de bourbon barato en una bolsa de papel. Así que he releído un par de pasajes y me he encontrado con las duda sobre la moto de la cubierta, ya que en ninguna parte pone que Jesús la utilice. Y en cambio sí habla de las chanclas. Supongo que la imaginación es libre, y el autor deja determinados puntos a gusto de cada cual.
      El resultado en Mi amistad con Jesucristo en una suerte de confusa revisión al tema del adolescente maldito que bien pudo comenzar con Holden C. y que ha sido repetido mil veces, solo que llevado al máximo extremo posible sin llegar a caer en la caricatura. Desde luego, es inclasificable. De esos libros que uno recomienda a contadas personas, por miedo a no acertar. Pero, ¿quién dijo miedo?
      Y vosotros, que ayer no pregunté, ¿qué libro estáis leyendo esta semana?
     Gracias.

Volver a la Portada de Logo Paperblog