Mi barrio, mi casa y mi nueva vida

enero 31, 2013

Voy a contaros un poco donde estoy viviendo desde que llegué a mi nuevo hogar en la inmensa y gris periferia de Hanoi. Más que nada porque mis amigos me hacen preguntas que me hacen ver que no he contado nada y que la vida aquí es probablemente diferente a lo que lo imaginaís.

Una de las paradas de autobús al lado de la carretera de Dong Ahn. El taxista de la moto se empeñó en que le hiciera una foto.

Soy voluntaria en una organización local y vivo con una familia vietnamita (madre, padre, dos hijos gemelos de 8 años y un bebé) y, el tema, es que parece que la vida que llevamos es un poco diferente a lo que nos habían dicho de antemano. Los primeros tres días fui la única voluntaria internacional hasta que antes de ayer llegó otra chica española, ahora mi compañera de habitación y parece ser que en dos días llegará otra española más (se ve que en en nuestro país no hay mucho que hacer…).

Hanoi se divide en muchísimos distritos. Unos son urbanos y otros rurales. Yo vivo en un distrito rural, Dong Ahn y dentro de esto, en el pueblo llamado Hai Boi (me encanta el nombre). Vivir en Hai Boi, aunque sea la periferia de Hanoi, es como vivir en una aldea muy rural, pero también muy gigante, de un país aún pobre pero en rápido crecimiento como es Vietnam: con los suelos sin asfaltar, puro barro, basura en cualquier esquina, un rio marrón y sucio, mercadillos que te venden de todo, peluquerías y tiendas viejecillas (muchas de ellas instaladas en las cocheras de las casas del barrio) y antiguas y ya he visto cruzarse por mi camino a varias ratas (enormes)…. pero hay algo que me tiene fascinada: el contraste de este ambiente que os describo y las casas del barrio.

Al lado de las calles rotas, fangosas y llenas de basura, se erigen unas maravillosas casas que recuerdan a la época colonial. Son enormes, casi todas recién pintadas de diferentes colores, escaleras de mármol, ventanas de madera, enormes y pequeños balcones, bonitos patios (casi lo único que está asfaltado en el barrio), con palmeras y otros árboles. Es una maravilla. En una de esas casas vivo yo. Por dentro es diferente. Está prácticamente vacía (por ejemplo, en la segunda planta, donde yo vivo, hay cuatro habitaciones enormes y sólo dos están equipadas con camas y sin más muebles) y la decoración en las salas amuebladas no es tan bonita como lo es el exterior y las paredes hace tiempo que no se pintan.

Pero cada mañana, cuando me levanto y abro el balcón, me siento como si me hubiera trasladado a alguna década temprana del pasado siglo XX. Sólo me falta llevar alguna blusa y una falda por debajo de las rodillas. Y es que mis vaqueros, camisetas y forros polares me sacan un poco del contexto.

Aún no he conseguido saber cómo esta gente ha conseguido construir estas casas o si ya estaban aquí de cuando los franceses colonizaron Vietnam y los vecinos de la región simplemente las han reconstruido. Otra cosa que pasa en Dong Ahn es que creo que nadie habla inglés. Imposible, ni jóvenes ni viejos. Y las personas de Hanoi que conozco que hablan inglés no conocen bien el barrio y no saben resolver ninguna de mis miles de dudas. Pero se me haría raro que, viendo que esta gente no parezca que tenga grandes recursos, hayan podido construir ellos mismos estas casas.

El otro día hice un video yendo en moto para compartir con vosotros este contraste, peor me acaba de comentar WordPress que para compartir videos necesito una aplicación que me cuesta 99 dólares. Así que os dejo unas fotos para que os hagáis a la idea.

En unos días comienzan las mayores vacaciones de Vietnam, el año nuevo del calendario lunar y las celebraremos en familia. Tras las vacaciones dicen que nos mudamos a otro piso…. A ver qué nos espera.