Revista Diario

Mi bebé llora en cuanto le subo al coche: qué hacer cuando tu hijo odia viajar

Por Una Mamá (contra) Corriente @Mama_c_corrient

El llanto de un bebé es de las cosas más insoportables a las que un adulto puede enfrentarse. Dicen que hay un motivo claramente biológico tras ello. Desde luego a mi me pone mala, me sale leche del pecho y siento unas ganas irrefrenables de coger al que llora, incluso si no es hijo mío. 🙂

Pues de todos los llantos a los que unos padres pueden tener que hacer frente, creo que el más estresante de todos es el que sucede en cuanto subes a tu bebé al coche y se pone a llorar desconsoladamente, sin parar hasta que termina por dormirse o al llegar al destino. Si lo has padecido sabes de que te hablo. Angustioso es poco.

Tres hijos, tres historias

Una de las primeras lecciones que aprendes cuando tienes un segundo hijo es que toda tu experiencia anterior está muy bien pero tienes una nueva personita entre tus brazos, que por muy pequeña que sea tiene su propia personalidad, a menudo diametralmente opuesta a la de su hermano.

Dicho de otro modo: que te toca improvisar. Porque lo que ya tenías controlado no te resulta ya útil ya que el nuevo viene con otras características de serie.

Todo esto lo digo porque nuestras experiencias en el coche han sido diferentes con los tres y con cada uno de los que siguieron a Mayor he tenido la sensación de volver a empezar de cero.

Mayor en el coche: tan ricamente

Cuando echo la vista atrás para recordar cómo era Mayor, creo que hay muchas cosas que no valoré lo suficiente. Las daba por hecho pero no me era consciente de la suerte que habíamos tenido. Una de ellas es lo mucho que le gustaba el coche.

No soy capaz de recordar que llorara nunca. O bien se quedaba dormido al instante, o iba mirando todo, tan ricamente, haciendo gorgoritos o ya diciéndonos cositas cuando empezó a hablar.

Mi Mayor era de esos niños con los que tenías la certeza de que en el coche iba a estar la mar de bien. Lo cierto es que siempre durmió como un tronco y el coche no era un excepción.

Ahora que lo pienso me pregunto por qué no salimos más, con lo fácil que era coger el coche con él. Estábamos acobardados, supongo, pero no había razones.

El Mediano: no sin mi madre

Cuando ya nos pensábamos que esto estaba chupado, llegó el Mediano con su alta demanda y su lema no sin mi madre.

No sé si el motivo principal de que odiara el coche era no estar conmigo pero es lo más probable. Cuando alguna vez me senté detrás entre las dos sillas la cosa iba bastante mejor y, en general, era un bebé que respondía a mis estímulos durante el viaje.

Aunque yo no solía viajar detrás de forma habitual, alguna vez en que el llanto se hizo insoportable parábamos para que me pusiera en el medio… hasta le llegué a dar el pecho en una posición imposible, sin quitar el cinturón ni nada, ¡todo sea por la desesperación! Y más o menos funcionaba.

Sea como sea, el Mediano lloró a gritos e inconsolablemente cada vez que le montábamos en el coche durante sus primeros dos años de vida. Dos eternos años en los que, para terminar de explicarlo todo bien, tampoco era posible tenerle en ningún otro sitio que no fueran mis brazos. Sí, creo que sí, que la razón fundamental de odiar el coche era que allí tenía que estar solo y lejos de mi.

Sin embargo, los niños siempre nos sorprenden y de la noche a la mañana, cumplidos ya los dos años, dejó de llorar y empezó a disfrutar del coche. Coincidió dejar el grupo 0+ y pasar a su silla a contramarcha, una Klippan Triofix Recline. En las dos sillas iba a contramarcha pero siempre he pensado que al ser la Klippan bastante más alta, veía mucho mejor, tanto por la ventanilla como por la luneta trasera, además de que la posición más incorporada probablemente le resultara más agradable siendo un niño de alta demanda que no quería perderse absolutamente nada.

La Niña: odio profundo al coche

Como si de un videojuego se tratara, cada niño ha significado pasar a un nivel más difícil del juego. Dicho de otro modo, la Niña ha decidido subir el listón que su hermano Mediano ya dejó bastante alto.

Porque ella odia el coche profundamente, lo odia desde el mismo momento en que la sentamos y le da exactamente igual que yo me ponga al lado, que le hagan monerías sus hermanos, que le demos algún juguete, que pongamos los Cantajuegos… Es llorar y llorar y llorar y más llorar hasta que se duerme (pasados muuuuuchos e insoportables minutos) o llegamos al destino.

La única excepción durante sus primeros ocho meses (siempre cruzando los dedos para no parar en los semáforos o que nos pille tráfico) es viajar a media mañana. Más que nada porque ya se sienta en el coche medio grogui y en cuanto avanzamos dos metros está dormida. Tiene que ser un desplazamiento corto, porque ella no duerme mucho rato, pero si lo hacemos así, suele funcionar. Claro, el problema es que para la vuelta ya no sirve, y la hacemos llorando.

El problema es que al cumplir los nueve meses entró en una fase en la que ya no quiere dormir siestas durante el día de ninguna manera, no vaya a perderse algo… De modo que este truco de salir a media mañana parece que ha dejado de funcionar, pues ahora es capaz de aguantar el trayecto sin caer dormida. Cierto es que en los últimos meses hemos restringido nuestras salidas en coche al máximo y que hacemos viajes muy breves, pero estamos viendo como ya no cae dormida tan fácilmente… y esto no ayuda.

¿Qué hacer si mi bebé llora en cuanto le subo al coche?

Supongo que hay tantas formas de afrontar este problema como padres hay en el mundo.

Nuestro punto de vista es muy claro: limitar al máximo las salidas en el coche.

¿Cuánto las hemos limitado? Desde el principio, viendo lo mal que lo pasaba, decidimos utilizarlo sólo cuando fuera necesario y en trayectos muy cortos. Pero aún así llegamos a un punto a finales de año que era tan terrible cómo lloraba que decidimos dejar de coger el coche con ella. En realidad no había nada que pensar, es que sabíamos que lo iba a pasar tan mal y nosotros íbamos a sufrir tanto por ella que el viaje no compensaba de ninguna manera. Desde el día 25 de diciembre, que fue espantoso, no volvimos a coger el coche hasta hace apenas unos días. Aproximadamente un mes y medio hemos estado sin montarla. Poco a poco estamos volviendo a intentarlo, en trayectos de no más de 10 de minutos, y de momento parece que vamos algo mejor. Cruzaremos los dedos para que siga así.

¿Qué supone dejar de coger el coche? Para nosotros es un rollo porque vivimos en una zona donde el coche es necesario para casi todo. Afortunadamente a mi me encanta andar y no está haciendo un invierno especialmente frío, ventoso o lluvioso. Por eso, intento ir a todas partes andando, aunque sean varios kilómetros y a veces parezca una locura. Prácticamente a diario voy a comprar con ella, porteando o en su carrito, para así evitar coger el coche. Cada día voy comprando lo que necesitamos para uno o dos días y así no cargo, me apaño con la cesta del Bee. A ella el carro le gusta bastante y la cesta me permite no llevar el peso yo directamente. De paso, me hago 3, 4 o 5 kilómetros andando, que no me vienen mal.

Lo peor son los planes de ocio, porque el transporte público no suele ser la mejor opción para nosotros. Ideas como ir a casa de los abuelos (que es un plan de coche sí o sí) de momento han desaparecido del mapa porque montarla en el coche 30, 45 o 60 minutos es algo hoy por hoy implanteable.

Cuando viajar en coche con tu bebé se convierte en una pesadilla

Como tantas cosas en la crianza, este es uno de esos temas en los que la gente que no lo padece no te entiende.

¿Cómo es eso de que no podéis montarla en el coche? ¿Pero cómo es posible que ya no cojáis el coche “solamente” porque llora? Pues pronto empezáis a hacer todo lo que ella quiera. Con lo pequeña que es y ya os tiene dominados. Pero montadla en el coche y que llore, ¿qué pasa porque llore? Cosas así… Nada nuevo bajo el Sol.

Cuando viajar en coche con tu bebé se convierte en una pesadilla lo que quieres es evitarlo, directamente.

Para mi hay dos cuestiones muy claras:

  • La primera, es que la Niña sufre muchísimo. Un bebé no llora por gusto. No pasa ese rato tan tan malo por placer, sino todo lo contrario. El sufrimiento tan grande que padece es evidente para cualquiera que observe con un poco de empatía. Creo que hay que ser muy cruel para ver eso y no importarle.
  • La segunda, que el estrés que produce esa situación en los adultos es terrible. Es para tener un accidente. De hecho, en estos meses prácticamente ningún día he sido yo la que conduzco porque no me siento capaz. No puedo coordinar la conducción mientras escucho esos alaridos y siento cómo sufre, es superior a mi.

Es más, incluso los hermanos, sin necesidad de decirles nosotros nada, han llegado a nuestra misma conclusión: a su hermanita ahora mismo es mejor no montarla en el coche. Y ellos lo comentan con la naturalidad propia de la infancia, aunque a algunos adultos les choque tanto. Si alguien sufre, ¿por qué no vamos a evitarle ese sufrimiento?

¿Por qué los niños lloran en el coche?

¡Ojalá pudieran hablar y contárnoslo!

Desde mi punto de vista, la razón de base es que el bebé no entiende que le hayas atado a esa silla y tampoco entiende qué está pasando durante ese rato. Lo único que tiene claro es que ha dejado de verte, que no sabe muy bien qué sucede ni tampoco sabe cuándo va a terminar. Visto así, creo que incluso un adulto se pondría nervioso, ¿no?

En el caso de mi Mediano y de mi Tercera yo tengo claro que también influye estar separados de mi. Hoy por hoy no están preparados para perderme de vista y eso les inquieta muchísimo.

Aunque la Niña va acompañada de sus dos hermanos, que se esfuerzan al máximo en mantenerla entretenida y contenta, nada le sirve. Para mi refuerza la teoría de que en esos momentos empieza a ponerse muy nerviosa por la inmovilidad y por no poder estar conmigo por lo que se cierra en banda y ya nada le saca de ese estado.

Otras cosas que pueden influir son las típicas de los bebés: que tenga hambre, que tenga sed, que quiera tomar el pecho para consolarse y dadas las circunstancias no pueda mamar, que le esté dando el sol directamente en la cara o que tenga sueño y no consiga dormirse… Nosotros siempre intentamos que todas estas necesidades estén cubiertas antes de iniciar el trayecto pero… es complicado.

Mi bebé odia viajar en coche, ¿esto es para siempre?

La buena noticia es que no, esto no es para siempre.

De hecho, cuando ahora le contamos estas cosas al Mediano ¡no se las cree! Obviamente no se acuerda y no entiende por qué lloraba tanto en el coche. ¡Si montar en coche mola!

Creo que el odio profundo de los bebés al coche comienza a aflojar cuando entienden:

  • Que aunque estén sentados, no están solos.
  • Que están acompañados en el coche y pueden interactuar con las demás personas que viajan en él.
  • Que el viaje no va a durar mucho.
  • Que cuando lleguen será para pasarlo bien, porque en coche se va a sitios distintos en los que pasar un buen rato.
  • Que pueden aprovechar para mirar por la ventana y descubrir cosas que no ven habitualmente.

Ni qué decir tiene que ayuda muchísimo que el bebé te pueda entender y que se pueda expresar. Es obvio, y no aplica solo al coche: los bebés empiezan a llorar menos cuando pueden comunicar sus necesidades de otras formas.

¿Cuándo pasa esto? ¿Cuándo dejará mi bebé de odiar el coche? En el caso del Mediano el gran cambio sucedió al poco de cumplir los dos años. Recuerdo que hacia calor así que calculo que tendría unos 26-27 meses cuando empezó a mejorar de un día para otro.

En cuanto a la Niña, de momento, tiene pinta de seguir sus pasos. No creo que vaya a mejorar próximamente. De hecho, a sus nueve meses empiezo a notar que cuando ve el coche reconoce lo que va a pasar y no le gusta nada… en breve empezará a luchar por no sentarse y que no la ate, ¡lo presiento!

Consejos básicos para bebés que lloran muchísimo en el coche

Son ideas muy obvias pero, por si acaso te sirve, nosotros intentamos cuadrar el viaje justo cuando ella tiene el estómago lleno, bien de tetilla, pañal limpio y algo de sueño pero no cayéndose por las esquinas.

Tengo pendiente comprar una cortina opaca para su ventanilla porque se que le molesta muchísimo la luz y el parasol que lleva ahora mismo no la tapa nada bien. Espero que con la cortinilla mejore la cosa o, por lo menos, tachemos una de las incomodidades que nota en el coche.

Ella no usa chupete, ninguno de mis hijos lo han utilizado. Quizá si lo tuviera le ayudaría a consolarse. El Mayor se chupaba el dedo y no lloraba en el coche… da que pensar.

Me he planteado en alguna ocasión darle algún juguetito para que se entretenga pero ahora mismo está en la fase de tirarlo todo así que creo que no tiene mucho sentido, además de que me parece un riesgo que salga volando en caso de frenazo.

Últimamente os recomiendo mucho los vídeos de Alberto Soler y en este caso no voy a hacer una excepción 😉

Aquí lo cuenta con mucho humor y propone un par de soluciones de emergencia bastante interesantes:

Alberto propone utilizar la música de este vídeo que os pongo a continuación. Se titula Cafca y debe ser un anuncio en japonés de una empresa llamada Lotte. Parece ser que promociona un dulce hecho con leche. Si alguien sabe más, que me lo ponga en los comentarios, porque me parece curioso.

La cuestión es que tiene fama de ser infalible con el llanto de los bebés, con un porcentaje de éxito abrumador.

Pues bien, mi hija es inmune. Se lo pones, quizá para un poco de llorar porque quiere escucharlo, pero enseguida vuelve a empezar. De hecho, a veces parece que tras unos instantes en los que parece que afloja, empieza a llorar con más enfado, como si le molestara que intentáramos tapar su lamento con música. En fin, a nosotros no nos funciona 🙁

También hemos probado a enseñarle el vídeo, no sólo la música, pero no le gusta nada. A día de hoy no es niña de dibujitos y casi me atrevería a decir que estos le dan más miedo que otra cosa.

Pero entonces, ¿qué hago?

Si has llegado hasta aquí leyendo seguro que ya intuyes que te voy a decir: la única solución es dejar el tiempo pasar.

No es consuelo ninguno pero puedes tener la certeza de que tarde o temprano tu bebé entenderá que no pasa nada por montarse en el coche. El día que lo entienda, dejará de llorar. Años después, negará haber llorado tantísimo. ¡Yo estoy por grabar un vídeo para enseñárselo a mi peque en un futuro!

En situaciones con tan poca solución como ésta, que a mi me pone los nervios de punta, intento siempre tirar del humor. El humor me parece imprescindible en la vida y en la crianza mucho más. Si a ti te funciona, intenta tomarlo con humor. Qué se yo, piensa que peor es estar cinco años sin dormir del tirón 😉

Creo que tener un hijo es, sobre todo, un acto de generosidad. Cuando nace un bebé, tenemos que cambiar muchas cosas en nuestra vida para hacer que funcione. Si a ti como a mi te ha tocado un bebé que llora mucho en el coche, es posible que tengas que pasar los próximos meses intentando evitarlo al máximo. Piensa que es una etapa de la crianza que pasará antes de que te des cuenta y que en algún momento vas a añorar. La crianza son etapas y, en mi experiencia, son cada vez mejores. Se que no es consuelo para el momento, pero visto desde la distancia, es la mejor posición que podemos tomar.

Venga, cuéntame, vamos a compartir experiencias. ¿Tu bebé es de los que llora en cuanto le subes al coche? ¿Qué te funciona a ti con ese peque que odia viajar en automóvil? ¿Algún truco que debamos conocer?

Foto | Getty Images

La entrada Mi bebé llora en cuanto le subo al coche: qué hacer cuando tu hijo odia viajar se publicó primero en Mamá (contra) corriente.


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