Revista Solidaridad

Mi frontera interior: La mayor frontera

Por Iñaki Iñaki Alegria @InyakiAlegria

Mi frontera interior: La mayor frontera

Mi frontera interior: La mayor frontera

Mi frontera interior es la mayor frontera que existe.

Vivimos en un mundo lleno de fronteras exteriores: una valla, un mar, una montaña… la frontera de un país, de una región, una raza, un sexo, una religión. 

Se miden en cientos las personas que mueren a diario en el intento de saltar una valla para cruzar de un país a otro. 

Un mar entero, el Mar Mediterráneo, en mare mortum se ha convertido, en un cementerio de personas inocentes, hombres, mujeres, niñas y niñas, que en busca de una vida mejor, o sencillamente una vida, mueren ahogados, tragados y silenciados por el mar, en el fondo, tragados y silenciados por la humanidad… inhumana.

Estas son las fronteras visibles que podemos dibujar sobre un mapa.

Pero hay otras fronteras, las fronteras invisibles pero presentes que son aún más peligrosas.

Me refiero a los prejuicios, estereotipos, discriminación

Tan sólo escribir la palabra África seguro me viene a la mente una imagen. Me venga la imagen que me venga será una imagen, una sola imagen, y por tanto, parcial y estereotipada, pues África no es un país y no se puede definir África en una imagen, África es un océanos de realidades, de imágenes, de personas, de riquezas…

Sonreír, compartir, amar, jugar, alegría, tristeza, vida, muerte, felicidad, agonía, justicia, injusticia, héroes, ladrones, altruistas…

Sin embargo es inevitable que nos venga a la cabeza una imagen. Esta imagen es ya una frontera.

Ya sea la imagen de unos niños muriéndose de hambre, o la de un palacio con un banquete, o una familia de clase media comiendo en un restaurante, o un grupo de niñas en una escuela… Son estereotipos, son fronteras que me pongo y que me distorsionan la realidad.

Esta es una frontera,  más peligrosa que ninguna, la frontera esencial, la frontera que permite que todas las demás fronteras sigan existiendo: es mi frontera interior.

Quiero derribar mi frontera interior.

Quiero ver con el corazón, no con los ojos. 

Quiero ver el mundo sin fronteras. Un mundo con Alegría, Sin Fronteras.

Pensaba que la frontera era exterior, la valla que separan los países, las injusticias del mundo, pero en realidad la primera frontera está en mí, es mi frontera interior.

No puedo derribar las fronteras exteriores si antes no consigo derribar mi propia frontera interior.

La frontera de los estereotipos, de las clases.

Esta es la primera frontera que quiero y debo derribar, la mía.

Rompiendo fronteras. 


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