Revista Diario

Mi hijo es negativo, ¿qué hago?

Por Zulema @MamaEsBloguera

Hay aspectos de la personalidad del niño que quedan establecidos desde el mismo momento de la concepción. Al igual que el color de ojos o la constitución física, que un niño sea más o menos extrovertido está determinado desde que nace.

Como padres podemos influir en determinadas cuestiones intentando reforzar lo positivo y minimizar lo negativo, para ello debemos conocer bien a nuestro hijo y saber como actuar con él.

También es cierto que el ejemplo que le ofrecemos como padres va a ser determinante a la hora de modelar su personalidad. Así, puede que su actitud negativa no sea solo fruto de su carácter, sino porque nosotros también lo somos y esto acaba influyendo en su forma de comportarse.


Sí que se puede influir en el niño para que sea positivo


De este modo si lo que queremos es que nuestro hijo no sea una persona negativa lo mejor será darle el ejemplo contrario. Se trata de que seamos personas positivas, hay que intentar darle la vuelta a las frases en lugar de decir ‘no me gusta esa camiseta’ podemos decir ‘prefiero esa otra camisa’. También habría que reforzar las actitudes positivas ignorando las negativas, cuando responde de forma positiva hay que animarlo y mostrar también nuestra alegría. Otra forma de intentar que saque su parte más animada es descubriendo aquello que más le gusta, puede que sea jugar al fútbol, ir al parque, montar en bici o que le cuenten cuentos. Se trata de realizar a menudo estas actividades e intentar que mantenga esas sensaciones en otras situaciones, si está enfurruñado podemos recordarle lo bien que lo pasó en el parque o contarle una historia que le entretenga.

Pero puede que esa actitud negativa del niño no sea un rasgo característico de su forma de ser. Hay ocasiones en la vida de los niños en que aparecen estas actitudes de rechazo. Los motivos pueden ser varios, desde un cambio en su vida por la llegada de un hermano o un cambio de domicilio, hasta una llamada de auxilio ante un problema escolar o incluso una protesta porque somos demasiado exigentes con él.


El comportamiento negativo puede ser la manifestación de algún problema


Si nuestro hijo comienza a manifestar este tipo de comportamiento lo primero que hay que hacer es analizar a qué puede ser debido. Los cambios afectan mucho a los niños y si ese es el caso habrá que tener mucha paciencia, el niño responderá no a todo lo que se le pida o proponga y esto puede acabar con los nervios de los padres. Se trata de mantener la calma e intentar que comprenda los nuevos cambios, con cariño y comprensión poco a poco aceptará la situación y volverá a ser el mismo.

Si se trata de un problema escolar lo mejor es hablar con los educadores para intentar ponerle remedio cuanto antes, la receta en casa sigue siendo la misma, paciencia y tolerancia. Podemos optar por no ponerle en la disyuntiva de tener que negarse continuamente, por ejemplo en lugar de preguntarle si quiere manzana de postre podemos presentarle varias opciones para que elija. En las ocasiones en que no haya elección se trata de plantear sin más lo que hay que hacer, por ejemplo ‘hay que ir al baño’ en lugar de ‘quieres hacer el favor de ir al baño’.

En ocasiones los padres exigimos demasiado a nuestros hijos. Haz los deberes, recoge, cómetelo todo, se bueno… El niño acaba rechazando este nivel de exigencia, habría que ser más flexible y estar más atento a sus necesidades.


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