Revista En Femenino

Mi hijo ya desayuna. Consejos para niños inapetentes

Por Unamadredelsigloxxi @madredlsigloxxi

El invierno pasado os contaba preocupada que mi hijo mayor se negaba a desayunar. Durante mucho tiempo fue el post más visitado del blog. Ahora ocupa el segundo lugar, pero recibe muchísimas visitas diarias. Casi todas llegan a través de Google, a través de búsquedas del tipo "qué hacer si mi hijo no quiere desayunar", "mi hijo/hija/bebé no quiere desayunar", "qué hacer si mi hijo no quiere leche en el desayuno" y similares. Es decir, la mayoría son visitas de madres preocupadas (e incluso una abuela que se preguntaba "por qué mi nieta no quiere desayunar temprano") que llegaban hasta mi blog buscando una solución a su problema. Desgraciadamente, lo que se encontraban no era lo que esperaban, sino el testimonio de una madre igual de preocupada que ellas. Así es cómo he descubierto que es un mal generalizado y que muchas madres vivimos obsesionadas con esto de "desayunar bien".

A día de hoy puedo decir que lo del desayuno ya está superado. Ha costado casi un año, pero mi hijo mayor ya desayuna. Desgraciadamente, si llegáis a este post buscando una solución mágica que resuelva el problema de inmediato, ya os digo que no la tengo. Yo también consulté a otras madres, navegué por internet, recogí consejos de distintas publicaciones... Durante mucho tiempo he intentado de todo (y hablo en singular, porque mi marido se va al trabajo muy temprano, así que no está en los desayunos). He negociado, castigado y premiado. He comprado todas las galletas del mercado, horneado bizcochos y magdalenas, ofrecido leche, yogures, zumos y hasta natillas e insanos batidos de chocolate. Sobre la mesa he puesto distintos alimentos, dulces y salados. Le he dejado desayunar con tele y sin ella. He esperado una hora desde que se había levantado para que "hiciera hambre"... En fin, que he hecho todo lo que se me ha ocurrido, igual que todas las madres en la misma situación, pero nada parecía funcionar.

Llegó un momento que dejé de estresarme -y de estresarle- con el desayuno. No se puede obligar a nadie a comer si no tiene hambre. Así que lo primero es aceptar que si el niño tuviera hambre, comería. Descartados problemas físicos, clarísimamente hay muchos niños que son incapaces de comer a primera hora. Podemos enfadarnos, suplicar, ofrecer premios e insistir hasta la saciedad, pero eso no cambiará el hecho de que sencillamente tu hijo NO tiene hambre . Soy consciente de la importancia del desayuno para una vida saludable, pero también que no le puedes amargar a un niño todas las mañanas de su vida con un vaso de leche que es incapaz de tragar.

Una vez que hube asumido la inapetencia matutina de mi hijo mayor (el pequeño, por el contrario, se levanta con un apetito voraz... cada niño es un mundo), me limité a seguir las mismas rutinas a diario: sentarnos juntos a desayunar y ofrecerle cosas que le agraden, dándole a elegir entre dos opciones. Unos días apenas comía media galleta, pero otros se iba a clase con el estómago lleno. Sin dramas ni agobios . De hambre no se iba a morir, porque luego tomaba algo a media mañana en el colegio. Pero debo decir que el cambio completo se produjo cuando comenzó el comedor, algo que ha influido de forma positiva en sus hábitos alimenticios. Desde que va al comedor se han regulado los desayunos y muchas de sus manías (ahora come alimentos que antes no probaba). ¿Ha tenido algo que ver o sólo ha sido coincidencia? No tengo ni idea, pero ahora mi hijo desayuna todos los días. No mucho, ni muy variado, es verdad, pero me doy por satisfecha.

En resumen, si te encuentras en esta situación, ármate de paciencia . Y, si has llegado hasta aquí buscando consejo, esto es todo lo que puedo ofrecerte:

  • Convierte el desayuno en una rutina . Por ejemplo, desayunad siempre en el mismo sitio y a la misma hora.
  • Si es posible, haced que el desayuno sea una actividad relajada, sin demasiadas prisas (es difícil, lo sé, pero necesario) y sin agobios.
  • Intentad desayunar juntos. El ejemplo de los padres es tan importante como las rutinas.
  • Procura que en la mesa haya alimentos que le agraden
  • Ofrécele elegir entre un par de opciones . No le des demasiados alimentos a elegir, con dos basta. El niño se sentirá más a gusto pudiendo elegir entre un vaso de leche o un yogur, pero si le das cinco opciones seguramente se sentirá aturdido.
  • Deja los dramas fuera de la mesa : no le insistas quinientas veces que se beba la leche ni te enfades porque se tira diez minutos con una galleta. Es desesperante, lo sé, pero no conseguirás que coma más rápido y acabaréis todos de mal humor. Si desayuna, bien. Si no, que se lleve merienda para el recreo.
  • Sé consciente que los resultados no se verán de forma inmediata
  • ¡Apúntale al comedor ! Jajaja No sé si ha formado parte de la solución o sólo ha sido una coincidencia, pero yo lo cuento por si acaso. Y eso que al principio me daba mucha pena que se quedara a comer en el cole, pero ahora estoy encantada.

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