Revista Sociedad

Mi opinión sobre los lectores de e-books

Publicado el 21 octubre 2009 por Hesterprynne
Un libro es un jardín de bolsillo (proverbio chino)

En algún momento tenía que pronunciarme acerca del lector de e-books. Las reacciones de mucha gente suelen ser de la índole de ¡genial, qué ecológico, qué transportable, qué cómodo! o bien del tipo de ¡horror de los horrores, desaparecerán los libros, yo me niego a utilizar uno!

En mi opinión, ni una cosa ni la otra.

Yo tengo un e-book desde hace más o menos un año. Lo compré a través de e-bay en un momento en que tenía algunos ahorrillos para invertir en una herramienta que es al mismo tiempo de placer y de trabajo. Lo primero, porque si de pronto tengo unas ganas tremendas de leer un libro y no puedo ni esperar a que me llegue por correo –dulce espera, por cierto, que en muchas otras ocasiones no deseo negarme-, entro en una tienda de e-books y en unos segundos lo tengo entre mis manos. Lo segundo, porque una parte de mi trabajo es ser lectora editorial, por lo que las editoriales me suelen enviar libros en formato pdf que puedo meter en mi lector de e-books y leer en el metro, por ejemplo.

Por el momento hay poca oferta de e-books en castellano, pero esto, ahora que está llegando el aparatito a todas las tiendas, va a cambiar de un día para otro.

No voy a decir la marca de mi e-book porque no me apetece hacerles propaganda a las multinacionales, pero lo que sí que quiero aclarar es que no es el kindle de Amazon, que desde hace unos días se vende a nivel internacional de una forma un tanto engañosa, pues en la web cuesta encontrar la letra pequeña que dice que los precios de los libros electrónicos son bastante más caros cuando te los descargas fuera de Estados Unidos, cosa que no ocurre con otros lectores. La ventaja del kindle es que te los descargas desde todas partes con un sistema wi-fi que va incluido en el precio del libro (por eso cuestan más dinero en el extranjero). La ventaja de los demás lectores es que, al descargarte los libros vía usb, pagas lo mismo estés donde estés.

El motivo por el que no me gusta el kindle es porque solo puedes comprarte e-books de Amazon, pues admite pocos formatos más. A pesar de que la web de Amazon asegure que hay miles y miles de libros en formato kindle, hay muchos otros que no están, así que pensáoslo bien antes de compraros un kindle.

Mi lector de e-books admite gran diversidad de formatos, por lo que puedo comprar e-books en su propia tienda o en muchas otras (así como hacerme con ellos de forma piratesca).

No obstante, tampoco están todos los que son, es decir, no puedes encontrar cualquier libro en formato electrónico, que nadie os diga lo contrario. Tal vez esto en un futuro cambie, pero por ahora esto es lo que hay.

Desde el primer momento, mi experiencia leyendo libros electrónicos ha sido insulsa. No es lo mismo pasar páginas con un botón que con el dedo. Se pierde la personalidad de cada volumen, su olor, su tacto, la posibilidad de volver hacia adelante o hacia atrás con comodidad (sin necesidad de tanto clic, clic, clic), de releer la contraportada o la solapa con la breve biografía del autor cuando nos da el punto, de volver a contemplar la portada con tan solo un gesto cuando entendemos un poquito más de qué va la cosa.

Por otra parte, no hay lectores de e-books perfectos. Si el libro contiene ilustraciones, árboles genealógicos o mapas, estos no se ven adecuadamente (los libros infantiles son un desastre). Pocos de ellos pueden mostrar colores (¿que sería de La Historia Interminable sin los párrafos verdes y los rojos?) y en muchas ocasiones las páginas se descolocan y no coinciden con el número que sale en el índice. La tinta electrónica es algo desvaída, carece del color contundente de una página impresa.

La propaganda de los lectores de e-books siempre anuncia con emoción que en el aparato pueden almacenarse miles de libros, pero, ¿quién necesita estar en posesión de tantos? No hay tiempo para leerlos todos. Pongamos que una persona tiene la suerte de vivir 90 años. Aprende a leer a los 5 y, exagerando, durante toda su vida lee un libro al mes. Si multiplicamos 12 meses por 85 años, el resultado son 1020 libros, así que es realmente absurdo poder almacenar, por ejemplo, 2.000. Sí, varias personas pueden compartir un mismo aparato, pero entonces, ¡nunca podrán leer al mismo tiempo!

Otra cosa es que se trate de alguien que esté haciendo una investigación y necesite manejar un montón de textos. Si tiene la suerte de encontrarlos todos en formato electrónico, se ahorrará un montón de espacio y podrá tener todos los libros a su alcance sin que resulte aparatoso.

Por otra parte, la gente dice que los e-books son ecológicos porque no se gasta papel, pero se necesita recargarlos y ello resulta en un gasto energético, mientras que los libros de papel, una vez producidos, no consumen más energía. Además, nunca te dejarán en la estacada porque se les ha acabado la batería, por mucho que la de los lectores electrónicos dure un montón.

En cuanto a las ventajas, la letra se puede hacer más grande, cosa fantástica para quien tenga problemas de vista, y muchos de ellos incluyen voz –una voz bastante sosa y que a veces no lee bien las palabras, pero algo es algo- para quien la necesite. La fácil portabilidad es indiscutible, no solo para ir leyendo al trabajo cada día, sino, por ejemplo, si te vas de viaje un tiempo largo y quieres llevarte unos cuantos libros pero tienes problemas de espacio o de peso en el equipaje. Además, algunos de ellos tienen backlight, es decir, una luz que te permite leer en la oscuridad.

Hay cuatro usos para el lector de e-books que encuentro geniales. El primero y más importante, para los libros de texto. Los chavales podrían llevar los libros de texto de todo el curso almacenados en su e-book. Esto ahorraría costes a las familias y a ellos un montón de problemas de espalda. Además, los libros de texto no se vuelven a mirar una vez acaba el curso, por lo que a los únicos que les interesa que sigan existiendo es a las editoriales que los producen y que a buen seguro que se resistirán a la idea de digitalizarlos.

El segundo uso interesante es a nivel laboral. Para todos los manuales internos de una empresa, guías, informes, material para reuniones, etc. Se pueden transportar en los viajes, llevar a las reuniones y, en fin, dejar de machacar la fotocopiadora y la impresora.

El tercer uso es el de las revistas y periódicos. Muchas de estas publicaciones son efímeras y solemos deshacernos de ellas en cuanto las hemos leído, entonces, ¿por qué no ahorrarnos el papel en estos casos?

Por último, los libros raros o que no se venden y cuyas ediciones ahora mismo son prácticamente imposibles de encontrar no desaparecerán en un futuro, porque seguir editándolos no supondrá ningún coste si se hace de forma digital.

Si los e-books triunfan, el proceso de lectura va a cambiar mucho. Los autores tendrán una relación mucho más estrecha con sus lectores, pues podrán recibir feedback a tiempo real, corregir erratas e incluso cambiar partes de su historia si lo consideran necesario. Teniendo en cuenta que en un futuro todos los lectores tendrán wi-fi, estas cosas podrán cambiar al momento en los aparatos de todos los usuarios. Además, puesto que el coste de publicar tiene que ver con las imprentas sobre todo, al no intervenir estas habrá muchos más autores que tengan la posibilidad de hacerlo. Habrá, en fin, más libros malos, pero también más variedad para quien sepa elegir. Gracias al hipertexto, la lectura será mucho más activa y se podrán vincular referencias extensas a las palabras que lo necesiten.

Sinceramente, creo que quienes amamos los libros seguiremos comprándolos de papel, pero también opino que las dos cosas pueden convivir en paz. Mucho me temo que el lector de e-books será el regalo de estas Navidades, tan solo espero que la venta de libros no descienda mucho, pues de su existencia dependemos mucho más de lo que pensamos. Un alma sin comida es un alma enferma. Por tanto, estas Navidades, os lo ruego, regalad muchos libros de papel.

Mi opinión sobre los lectores de e-books

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