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Mi vida con un perro

Por Bizcochodechocolate @quintano
Mi vida con un perro
Sí, señoras y señores. Tenemos perro. Éramos pocos... pues nada, uno más. Una más, para ser exactos.
Pongámonos en situación. Vivimos en un piso, de tamaño medio. Somos 5 en casa, con todos nuestros trastos, que son demasiados (por más que hago 'sin piedad' inspirándome en Orden y limpieza en casa, sigo pensando que tenemos demasiadas cosas). Así que en mis planes de vida un perro no entraba, la verdad. Por espacio, por organización del día a día,... A mí me gustan los perros, pero no quería vivir con uno. Desde luego no quería tener la responsabilidad y atadura de sacarlo a pasear, ni pelos en casa, ni que oliese la casa a perro. No quería perro y punto!
Ahí estaba yo con mis convencimientos muy interiorizados, pero sin saber que al enemigo lo tenía en casa... Y no, no eran mis hijas que insistían en tener perro. Ese tipo de deseos en mis hijas los puedo controlar y manejar... Lo peor es que quien quería el perro era mi marido.
Al principio, lo decía muy de vez en cuando y yo no le hacía ni caso, pero la insistencia fue creciendo. Se tragó todos los capítulos de César Millán, el Encantador de Perros. A la vez se puso a mirar en todas la protectoras de animales de España (él tenía clarísimo que si teníamos perro, sería adoptado), buscando un perro cuya raza y tamaño fuese adecuado para vivir con niños y para vivir en un piso.
Mi vida con un perro
Y yo seguía sin hacerle caso. Mi respuesta era siempre la misma:
"Si entra un perro en esta casa, salgo yo"  ¡Qué ilusa e inocente! La insistencia se convirtió en acoso, sí, sí, acoso. Hasta que un día, ya harta, le pregunté  que hasta cuándo iba a estar así de pesado. Y me contestó:
"Hasta que digas que sí" Fue entonces cuando me dí cuenta que la batalla estaba perdida...Cambié mi "Si entra un perro en esta casa, salgo yo", por
"El perro no es mío y yo no tengo ninguna responsabilidad sobre él" Gracias a Dios, esto sí se respeta. Es literal, yo no hago nada referente a la perra.
Tras semanas de búsqueda por las protectoras de media España (entera, más bien) se fue a Murcia a por una cachorrita, cruce de Chow-chow con "el que pasase por allí".
Y así desde el 7 de febrero de 2016, hay un miembro más en la familia. Es verdad que he tardado tiempo en escribir este post, pero quería hacerlo tras pasar meses con Nala (el nombre lo eligieron las niñas tras largas negociaciones y votaciones), para que mi visión fuese un poco más completa.
Voy a ser sincera. Mi valoración es positiva. Partiendo de la base que yo no haga nada (no la saco de paseo, ni le doy de comer, ni la baño, ni nada de nada, salvo hacerle caricias), hemos tenido suerte. Es una perra muy tranquila en casa. Mi marido (despues de su máster en educación canina, viendo videos) la ha educado muy bien. No se ha comido nada en casa, no ha estropeado ningún mueble... Si te descuidas y dejas comida a su alcance se la come, eso sí (una vez se comió toda una fuente de salsa carbonara justo antes de servirla para nosotros, así que comimos pasta con tomate!). Es un pelín más grande de lo que a mí me hubiese gustado, pero no suelta prácicamente pelo y es muy limpia.
Las niñas están felices, la cuidan mucho, cada una con responsabilidades y tareas acordes a su edad.
Mi vida con un perro
No te voy a decir que todo es felicidad y armonía. Ahora que ya no teníamos que llevar accesorios en los viajes (sillas, cunas, y demás enseres de niños pequeños), la mitad del maletero lo ocupa Nala. Viaja en una especie de tienda de campaña especial para perros. Así que a la hora de hacer maletas, hay que comprimir el espacio a tope y no hay sitio para 'por si acaso'.
Nosotros cuando viajamos solemos alojarnos en apartamentos. Ahora tenemos que poner el filtro 'Admite mascotas', por lo que la oferta se reduce considerablemente. Eso en principio, no tendría que ser un problema, si eres una persona previsora y reservas con tiempo, pero nosotros somos un tanto (muy) procrastinadores (vamos, que lo dejamos todo para el final), así que sí puede ser un inconveniente (vale, vale, la culpa es nuestra y no de la perra).
Mi vida con un perro
Conclusiones finales:
- Si no quieres tener perro, procura ser más fuerte que yo en tus argumentos. Pero si es irremediable (como fue mi caso), deja muy claras cuales son tus responsabilidades en su cuidado. Un perro es un ser vivo al que hay que cuidar y querer, no un capricho de un día, por lo que tiene que estar clarísimo quien lo va a sacar a pasear, llevar al veterinario, limpiar, darle de comer,...
- Busca una raza que se adapte a tu vida (tamaño y tipo de casa, si va a convivir con niños y/o personas mayores).
- Fundamental, la educación del perro. Es más fácil si lo tienes desde cachorro.
- Mi marido lo tenía clarísimo. Adopción. Después de ver tantas protectoras de animales, que hacen una labor excepcional, también creo que es la mejor opción.
- Y sí, le he acabado cogiendo cariño a Nala. No hasta el punto de echarla de menos a horrres si no está, pero reconozco que se agradecen sus mimos. Y lo más importante, ver a mis hijas tan felices con ella, y a mi marido tan contento por haber cumplido un sueño de la infancia, compensa muchas cosas.

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