Revista Baloncesto

Miami Heat 2009-10: ¿El fin de una era?

Publicado el 01 mayo 2010 por Héctor
Miami Heat 2009-10: ¿El fin de una era?(Foto: Elsa/Getty Images)
RESUMEN TEMPORADA 2009-10
Record '08-09: 43-39 (52.4%). Eliminados en primera ronda (4-3) contra AtlantaRecord '09-10: 47-35 (57.3%). Eliminados en primera ronda (4-1) contra Boston
División: 3º de la Southeast DivisonConferencia: 5º de la Eastern Conference
Puntos a favor: 96.5 (25º)Puntos en contra: 94.2 (2º)
LÍDERES ESTADÍSTICOS
Puntos: Dwyane Wade (26.6)Rebotes: Udonis Haslem (8.1)Asistencias: Dwyane Wade (6.5)Robos: Dwyane Wade (1.8)Tapones: Joel Anthony (1.4)Minutos: Dwyane Wade (36.3)
Lo mejor: El buen tramo final de temporada. Si a finales de febrero el equipo estaba metido por los pelos en el octavo puesto y lejos de asegurarse los Playoffs, un gran record al final de la Regular Season (18-4) les hizo escalar hasta una cómoda quinta posición y dar la sensación de llegar a la postemporada en un momento dulce.
Lo peor: La escasa progresión de sus sophomores. El año pasado, tanto Mario Chalmers como Michael Beasley estuvieron en los mejores quintetos de novatos, pero ambos se han estancado esta temporada. Chalmers ha perdido su puesto de titular, y de Beasley se esperaba que apareciera más en los momentos importantes de la temporada. ¿Carne de traspaso?
Otra prematura salida de los Playoffs en esta temporada -su tercera eliminación en primera ronda de los últimos cuatro años- puede haber marcado de forma indeleble el futuro a corto plazo de la franquicia del sur de Florida. Así será si finalmente Dwyane Wade decide no ejercer su player option (por 17 millones de dólares) y convertirse en agente libre para buscar un cambio de aires. Eso desestabilizaría por completo a una organización que tiene en Flash a su principal reclamo, al gran artífice del mejor momento de su historia que fue el campeonato de 2006.
Nada más consumarse la eliminación de Miami a manos de Boston, en una serie en la que los Heat han sido muy inferiores, el propio Wade declaraba que su intención era estar en un equipo ganador, que no sólo esté peleando por meterse en Playoffs sino también por acometer el asalto al Anillo. Es decir, aviso para navegantes. O Pat Riley se pone las pilas y construye un proyecto ganador o Wade se buscará las habichuelas en otro equipo. Y margen salarial tiene, porque de toda la plantilla sólo dos jugadores (Beasley y Daequan Cook) tienen contrato garantizado en la 2010-11. Así que se espera una remodelación a fondo.
Pero ante todo, de lo último de lo que se puede acusar a Wade es de falta de compromiso. Como también se debe reconocer la paciencia de la franquicia no buscando nunca un traspaso en los momentos en los que ha estado lesionado de larga duración. La relación entre ambas partes dura ya siete temporadas, en las que ha habido de todo, desde las más profundas decepciones hasta el éxtasis del Anillo de hace cuatro años. Por este motivo, la campaña 2009-10 se esperaba en Miami de una forma especial, a sabiendas que de los resultados del equipo dependería en gran medida el futuro de su gran estrella.
Así pues, la temporada regular no ha tenido grandes momentos a destacar, resultando un largo compás de espera de cinco meses y medio hasta que llegaran los Playoffs. El equipo se ha movido siempre entre el quinto y el octavo puesto, y salvo algunos momentos de bajo rendimiento (24-27) a principios de febrero, su presencia en los Playoffs no ha corrido demasiado peligro. Es más, la postemporada llegó en el mejor momento de juego y resultados de los Heat, que ganaron 18 de los últimos 22 partidos y que dieron la impresión de poder disputar de tú a tú la serie de primera ronda contra unos Boston Celtics que levantaban muchas dudas en cuanto a su rendimiento.
Pero en los Playoffs ha vuelto a salir a la palestra el principal defecto de este equipo: Dwyane Wade está solo ante el peligro. El escolta ha hecho una serie espectacular, y él solito fue capaz de evitar el sweep de los Celtics con una prodigiosa actuación (46 puntos) en el cuarto partido. Pero también es humano, y un solo jugador -por muy bueno que sea- no puede ganar a un rival que juegue en equipo. En la serie de primera ronda se han arrugado todos los demás, en especial un Jermaine O'Neal totalmente desangelado y jugando al peor nivel de su larga carrera. Tampoco ha brillado un Quentin Richardson demasiado irregular, y del banquillo sólo un voluntarioso Udonis Haslem ha aportado algo de intensidad y ganas. Sobretodo han decepcionado -como he dicho al principio- Mario Chalmers y Michael Beasley, especialmente éste último. Su temporada ya empezó con mal pie después de haber estado varios meses en verano en un centro de rehabilitación para superar sus problemas psicológicos. Siendo un jugador con un potencial físico extraordinario, ha quedado patente que aún no está preparado para asumir responsabilidades en los momentos decisivos. En cuanto ha acabado la temporada ya han surgido rumores sobre un posible traspaso de Beasley a otro equipo. Que nadie dude que se producirá tarde o temprano.
Con esto, el global de la temporada de Miami puede considerarse como decepcionante. Jugadores como Dorell Wright o Cook no terminan de explotar, el banquillo ha sido prácticamente inoperante y ha habido demasiado "baile" en el puesto de base. El entrenador Erik Spolestra dejó de confiar en Chalmers como su playmaker titular, y se fichó a Rafer Alston para ocupar ese puesto. También llegó Carlos Arroyo (después de un año de exilio en Europa), que acabó siendo el titular cuando Alston se "borró" del equipo y decidió no jugar más con los Heat. Es decir, un cúmulo de problemas que han terminado de explotar en el momento decisivo del curso y que han sacado a la superficie todas las carencias de un equipo excesivamente dependiente de un solo jugador.
En esta situación, Miami tiene dos opciones este verano. O bien intenta acometer el fichaje de uno o dos agentes libres de los importantes que formen pareja estelar con Wade, o se resigna a que su megaestrella abandone la cálida Florida por otro equipo. Es el momento de poner toda la carne en el asador y configurar un proyecto que pueda ser ganador a corto plazo. O eso, o tener que soportar una larga y dolorosa reconstrucción con futuro incierto.

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