Revista Opinión

Microcefalia política en España

Publicado el 02 febrero 2016 por Franky
El mosquito Aedes Aegypti, transmisor del virus zika y de la microcefalia, está causando estragos en la clase política española, donde los principales líderes demuestran poseer un cerebro menor de lo esperado. Dicen que el rey Felipe está asustado ante el ridículo tamaño de los cerebros de aquellos que le visitan para evacuar consultas y, temeroso de que España sea arrasada, no se atreve a encomendar a ninguno de ellos la formación de gobierno. --- Microcefalia política en España Incapaces de ponerse de acuerdo para salvar España, los principales dirigentes de los partidos políticos españoles, torpes, obtusos y egoístas, no cesan de vetarse unos a otros y, sin el mínimo pudor, ofrecen al asustado ciudadano un panorama desolador, dominado por los efectos terribles de la microcefalia.

Ante la situación, con un Rajoy desahuciado, un Pedro Sánchez carcomido por la ambición, un Pablo Iglesias mesiánico y cargado de totalitarismo y un Albert Rivera demasiado titubeante y con poco poder, lo mejor que puede hacer el rey es apostar por unas nuevas elecciones y que decida el pueblo, que seguro que es mas lúcido y solvente que la lamentable patulea política española.

Encomendar la formación de gobierno a Rajoy es inútil porque el político popular, fracasado, marcado por la corrupción y sin imagen, es rechazado por todos, sin ser consciente de que es un cadáver. Designar a Sánchez es un peligro porque el rey, al que la Constitución encomienda la salvación de España cuando esté en peligro extremo, sabe que el gobierno que el ambicioso socialista proyecta, integrado por los peores enemigos de España, es letal como el acero y mas peligroso que una cobra real. Señalar a Pablo Iglesias es como colocar al zorro dentro del gallinero y poner a las gallinas en peligro de muerte. Por último, pedirle a Albert Rivera que forme gobierno, aunque parezca lo mas sensato, es inconcebible porque apenas tiene diputados para diputar un partido de fútbol.

Ante ese panorama, con todos contra todos, sin que nadie vea entrega, grandeza, generosidad ni responsabilidad en la deteriorada tropa política española, enferma, además, de la microcefalia mas horrorosa, el rey tiene miedo de designar a un bellaco y que después le señalen a él como responsable.

El panorama es desolador y debería servir para convencer de una vez a los ciudadanos españoles de la urgencia de regenerar la política española, podrida, desahuciada, impotente, sin altura, incapaz de liderazgo, desconocedora de la democracia y tarada por cerebros pequeños, dentro de cráneos diminutos.

Ante el fracaso de la clase política enferma, el rey debería llegar a la conclusión evidente de que en la cumbre no hay lucidez, ni neuronas, ni valores suficientes para lo que España demanda. Quizás debería decirlo en público, para que los ciudadanos conozcan a la tropa política, o quizás encomendar la formación del gobierno a un ciudadano ejemplar, alguien de la sociedad civil con el cerebro grande, los valores fuertes y sin manchas ni taras, aunque no tenga diputados. Él rey salvaría su responsabilidad y tal vez pase a la historia como un héroe que supo enfrentarse a la miseria. El pueblo entendería el mensaje del monarca y los políticos tendrían el desprecio que merecen por llevar décadas pensando en ellos mismos y jamás en el interés general.



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