Revista Cine

Mil cretinos (España, 2010)

Publicado el 05 mayo 2011 por Manuelmarquez
Mil cretinos (España, 2010)Hubo un tiempo (no tan lejano, por otro lado) en que el cine de Ventura Pons me resultaba particularmente grato; películas como ‘Morir (o no)’, ‘Amic/amat’, ‘Actrices’ me parecían buenas piezas, aquejadas, quizá, de cierto exceso de verbalidad (ese pecado de lesa majestad del que el mago Hitch siempre abominó con especial saña), pero dotadas de ritmo y agilidad, y capaces de conjugar, con notable pericia, enjundia y ligereza como atributos de historias vivas e interesantes.
Ese entusiasmo se vio atemperado, y rebajado en grado sumo, ante el fiasco que, en mi opinión, supusieron títulos como ‘Manjar de amor’ o ‘Amor idiota’, films carentes de la mayor parte de las bondades antes señaladas, y que, por el contrario, sí se veían aquejados de sus particulares carencias. Pero tal circunstancia no me impedía seguir apreciando positivamente, desde una valoración global, el cine de Pons.
A día de hoy (y dado que hace tiempo que no reviso los films arriba citados), no sé si el que ha cambiado es este testarudo juntaletras, o el cine del director catalán; pero de lo que sí puedo dar fe es de que un film como ‘Mil cretinos’, su última cinta, se me ha hecho, en ciertos pasajes, tan especialmente insufrible, que aún me cuesta trabajo imaginar en base a qué misteriosos designios sigue teniendo el fuerte predicamento del que aun goza en festival de tan elevado prestigio como es la Berlinale. Cosas veredes, que decía aquel…
Como toda cinta basada en el encadenamiento de episodios independientes (con mayor o menor grado de independencia, eso sí), ésta de Ventura Pons —que trabaja con el material argumental que le proporcionan diversos libros de relatos de Quim Monzó—presenta una notoria irregularidad, alternando algunas historias de cierto interés, y con un humor a caballo entre lo absurdo y lo excesivo bien transmitido a la imagen cinematográfica (como podrían ser el del escritor novel que se convierte en la pesadilla “admirativa” del consagrado; o el de la señora madura que decide hacer una limpieza sabatina a fondo en toda la extensión de la expresión “a fondo”…), con otras que, carentes de gracia alguna o bien por su recurso a tópicos ya muy gastados, no generan el más mínimo interés.
Tampoco ayuda a que el film resulte una pieza digna de mayor apreciación el que, más allá de lo logrado de su episodio final (el que, siguiendo los cánones del subgénero, “abrocha” los personajes de los precedentes, dotándoles de una cierta continuidad argumental, en una mecánica narrativa que Ventura Pons ya había demostrado en “Morir (o no)” saber manejar con bastante solvencia), haya una ruptura clara entre los episodios que podríamos calificar de convencionales, y aquéllos que, componiendo una especie de “subpelícula” específica dentro del film, se dedican a una revisión muy “sui géneris” de cuentos clásicos de la literatura infantil, que reformula con un humor bastante corrosivo (y, en general, bien logrado; quizá hubiera resultado mejor idea la de haber hecho una cinta únicamente con éstos últimos).
En definitiva, que Ventura Pons se refugia en territorio conocido, y demuestra que, en él, se maneja con la pericia que (qué menos…) cabe esperar de alguien con su experiencia y veteranía. Pero su propuesta, salvo en algún momento puntual, no llega, no cala, no levanta el vuelo, y transmite una sensación de agotamiento creativo que no hace más que confirmar una línea, una tendencia que ya se venía desplegando desde hace algún tiempo. Mal diagnóstico para el enfermo, aunque uno no deja de confiar en que, más tarde o más temprano, termine llegando la recuperación (al fin y al cabo, quien tuvo…).
* APUNTE DEL DÍA: para peli española de nivelazo, la última de Armendáriz. Dura como el pedernal, pero excelente. Y sus intérpretes, de sombrerazo, vaya par de joyas. Si quereis leer más sobre ella, mi crítica, en La Butaca.

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